viernes, 26 de junio de 2015

Mi última y postrera voluntad - Testamento y codicilo de José Ledo del Pozo

Primera página del testamento de José Ledo del Pozo
José Ledo del Pozo, autor de la “Historia de la nobilísima villa de Benavente”, formalizó su testamento en Carracedelo, jurisdicción de la villa de Ponferrada en el obispado de Astorga, el día 22 de noviembre de 1782. En aquel momento manifiesta encontrase sano y en plenas facultades. Vive en una casa propiedad de la parroquia, en compañía de su prima, doña María Ledo, quien atiende las labores del servicio de su residencia.
Dispone como primera voluntad enterrarse en la iglesia parroquial de San Esteban, donde disfrutaba de su beneficio curado. Allí existía un espacio de enterramiento reservado a los clérigos. A continuación se van desgranando distintas disposiciones relativas a la celebración de sus funerales, así como diferentes mandas de contenido fundamentalmente económico.
No consta la propiedad de bienes inmuebles, pero sí de un importante ajuar doméstico, mobiliario, aperos, ropa y libros. Además, varias personas tenían deudas contraídas con el testador, fruto de los préstamos que hacía a los feligreses y vecinos de la comarca, y que tenía minuciosamente registrados. Los préstamos los hacía en metálico o mediante la entrega de grano de su panera.
Sorprende que no haya en el testamento ninguna alusión a Benavente, su villa natal, ni tampoco manda alguna a sus iglesias y monasterios, aunque sí hay menciones a su padre, madre, hermanos y otros miembros de su familia. Instituye por único y universal heredero a su padre, don Antolín Ledo, y si este hubiese fallecido a todos sus hermanos. Su madre, Catalina Rodríguez, ya había fallecido, y su padre tenía otros hijos fruto de segundas nupcias.
Hay una cláusula curiosa relativa al destino de los libros de su biblioteca privada. Se establece que en caso de que alguno de sus hermanos tuviera la intención de cursar estudios recibiría una ayuda económica durante seis años. Los libros estarían a su disposición durante este tiempo, pero sin poder venderlos, pudiendo pasar luego a otro de los hermanos que iniciara estudios.
Según el inventario de bienes que se realizó a su muerte, Ledo del Pozo tenía 234 volúmenes en su librería, “los que no se les da precio por no saber el coste de ellos”. Sin duda, estos libros fueron la base fundamental para componer su “Historia de la nobilísima villa de Benavente”, y otras obras de las que hay constancia.
Entre los objetos diversos de este inventario, escriturado en 1788, también se anota una escopeta, dos pistolas y un reloj “de campana”, tasado en cuatrocientos reales, un artilugio poco habitual entre los enseres domésticos de las zonas rurales y reservado a los grupos sociales más distinguidos. Además, disponía de una bodega bien surtida de tinajas, cubas y cubetos de vino, y una panera con abundante grano, legumbres, lana, linaza, etc. En sus establos había “dos marranos de ceba”, “una mula de silla cerrada con sus pertrechos” y “una burra con su cría”. La relación de bienes se completa con los aperos agrícolas, mobiliario, la ropa personal, la ropa de cama, joyas, útiles de cocina, cubertería, cuadros, espejos y cortinas. El valor total de todo este inventario se estima en 31.877 reales.
El codicilo fue redactado seis años después, el 29 de agosto de 1788, también en Carracedelo. Entonces el erudito benaventano dice estar “henfermo con henfermedad que Dios nuestro Señor fue servido darme, aunque en mi sano y caval juicio”. Vive ahora en compañía de su hermana, doña Josefa Ledo, a quien deja 2.000 reales en reconocimiento a su dedicación. Tiene además varios criados a su servicio. A pesar de su enfermedad, puede firmar de su puño y letra al final del documento.
Ledo del Pozo moriría en este mismo año, cuando contaba solamente con 35 años de edad. Como señala la profesora Elena Hidalgo Muñoz, fue enterrado en la iglesia de San Esteban el 9 de noviembre de 1788.
El codicilo, como es habitual en este tipo de documentos, no altera los aspectos fundamentales de su testamento, pero clarifica ciertas cláusulas, modifica algunas de las asignaciones económicas y dispone misas suplementarias a celebrar en su memoria.
Llama la atención su cambio de parecer sobre el destino de la colección bibliográfica. Si en el testamento parecía tener un especial apego a sus libros y no desea su dispersión, ahora dispone la venta a su muerte sin más contemplaciones. Tal vez ninguno de sus hermanos llegó a estudiar, o cambiaron las circunstancias personales y familiares.
Sí muestra, en cambio, un especial interés por una obra suya pendiente de ser impresa en Madrid. Concretamente en los talleres de Isidoro Hernández Pacheco. Sobre esta cuestión deja algunas instrucciones muy precisas a sus herederos a fin de asegurar la finalización de este proyecto. A este respecto hay que señalar que su otra obra impresa conocida: “Apología del Rey Don Pedro de Castilla” salió del establecimiento de este impresor madrileño sin fecha de edición. Según Palau debió ser publicada hacia 1780. Sin embargo, sabemos que en 1783-1784 el autor pedía al Consejo Real licencia para su impresión. La licencia fue concedida el 7 de febrero de 1784. Incluye censura y certificado de la Real Academia de la Historia.
Todo apunta a que esta obra debió ser publicada a partir de este año 1388. El día 13 de julio de 1387, el secretario de Real Academia de la Historia "dio cuenta de un Memorial de don José Ledo del Pozo, Cura párroco del lugar de Carracedelo, en que solicita se nombre un Académico que, con acuerdo suyo, arregle  el Prólogo y correcciones de su obra, intitulada "Apología del Rey Don Pedro", con cuya condición le concedió el Consejo la licencia. Y teniéndose presente que la censura de ella estuvo á cargo de los Sres. Viera y Jovellanos, se nombraron para el desempeño de esta Comisión al segundo y al Sr. Flores (menor)".
En la documentación del Consejo Real encontramos referencias a otras dos obras suyas para las que también solicitó el preceptivo permiso: "Discurso político y moral sobre la nobleza, obligación y conducta de los nobles", en 1785 y "Oraciones retóricas", en 1785-1787. Mientras que la primera quedó sin resolver, de la segunda consta la licencia favorable concedida el 11 de agosto de 1787.
Se ofrece a continuación un extracto del testamento y codicilo de Ledo del Pozo, con algunos de sus pasajes más significativos. Se incluye también un breve pasaje del inventario. Estos documentos se encuentran en la Sección Protocolos del Archivo Histórico Provincial de León. Pertenecen a los protocolos del escribano de Ponferrada Manuel Gerónimo Suárez (Caja 2515, leg. 1721). Inventario: fol. 45-54v, testamento: fol. 58-64 y  codicilo: 66-70v. El testamento es una copia autentificada del registro del escribano de Ponferrada, Pedro Fuentes. En cambio, el codicilo es original y tiene la firma autógrafa de José Ledo del Pozo. Quiero agradecer particularmente a mi amigo y compañero el profesor Miguel José García González sus gestiones realizadas para la localización de estos textos.

TESTAMENTO

1782, noviembre, 22. Carracedelo.

En el nombre de la Sanctísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Sancto, tres personas distintas y un sólo Dios verdadero. Sépase que yo el Lizenciado Don Josef Sanctos Ledo, cura párroco del lugar de Carrazedelo, jurisdicción de la villa de Ponferrada, obispado de Astorga, hallándome al presente por favor de la Divina Misericordia sano y en mi natural juicio, creiendo como verdaderamanete creo, en todos los misterios que tiene, cree y confiesa nuestra Sancta Madre Yglesia Cathólica Romana, en cuia fee y creencia profeso vivir y morir, como cathólico y fiel christiano, y caso que subceda (lo que Dios no permita) que por alguna enfermedad de demencia, u otro accidente digese lo contario[...] en uso de mis derechos y teniendo presente la facultad que se concede a los hixos de familia para poder testar de los vienes quasi castrenses, y otros de esta clase, según la ley primera título octavo, la tercera título quarto del libro quinto de la Recopilación, siendo de esta calidad los que gozo, como adquiridos por el estado clerical, sin otro especial arbitrio que provenga de mis padres, dispongo y otorgo mi testamento, última y postrera voluntad en la manera siguiente:
Primeramente mando y encomiendo mi alma a Dios, nuestro Señor, que la crió y redimió con su preciosíssima sangre, y el cuerpo a la tierra de que fue tomando, el qual quando Dios sea servido sacarme de esta presente vida a la eterna, mando se entierre en la yglesia parroquial de San Esteban de este lugar, en la sepultura de los señores curas, y se dé a dicha yglesia un ornato sacerdotal, en caso que se tome otro de los más usados para mi mortaja correspondiente al estado.
Yten, que asistan a mi entierro y autos doce señores sacerdotes, bien sean seculares o bien regulares, a quienes se dará el estipendio acostumbrado, con el cargo de las misas, y si acaso subcediese acudir voluntariamente algunos sacerdotes seculares o regulares sobre el número de los doce llamados, es mi voluntad se dé a cada uno siete reales con el cargo de una misa y asistencia a mi entierro.
Yten, que se dé lo acostumbrado al señor cura a quien pertenezca mi entierro, con cargo de el responso anual sobre mi sepultura, y que el día de mi entierro se dé de comer a todos los señores sacerdotes que asistan a él, y a cada pobre de este lugar se dé una limosna, una bolla de dos libras y un quartillo de vino, y caldo de legumbres, excepto q los […] y porbres forasteros, que a estos se dará solamente una libra de pan a cada uno, y el caldo, con cargo de que todos rezen a coro un Padrenuestro y Avemaría por mi ánima a la puerta de casa.
Yten, mando se diga por mi alma trecientas misas y por cada una se dé la limosna de tres reales, con la condición que no se dilaten en zelebrarlas más de treinta días siguientes al de mi entierro, porque entonces es mi voluntad se restituía el estipendio a mis testamentarios para que dispongan lo que tengan por más conveniente sobre su conciencia.
Yten, mando a mi prima Doña María Ledo ocho mill reales de vellón, y una cama entera con dos colchones, y quatro sábanas buenas, en pago de sus salarios y buen servicio sin que se tome en quenta nada de lo recivido hasta entonces, ni se le registren sus baúles, cuia manda se entiende en el supuesto que se halle en mi servicio al tiempo de mi fallecimiento, y no viba ya separada.
Ytem, que si al tiempo de mi fallecimiento viviese Doña Manuela Rodríguez, que al presente es monxa en Sam Bernavé de Zamora, mando se la den cien ducados por una vez, por los muchos favores que la debo.
Declaro que todas las deudas que resulten de recibidos o notadas en el Libro de Caxa se tengan por ciertas, y las en que se hallen comprehendidos mis feligreses, mando no se les pida alguna que no pase de cien reales, y que en las que excediesen de esta cantidad se cobre el restos que exceda, y se les perdonen los cien reales.
Yten, mando se cobre y recoja todo el pan que tuviese prestado a mis feligreses, y que de mi panera se repartan después veinte cargas entre quarenta vecinos de los más necesitados a juicio prudente de mis testamentarios.
Yten que si acaso subdiese que al tiempo de mi fallecimiento se hallase dedicado algún hermano mío a los estudios, mando se le den seis mill reales repartidos en seis años, con condizión que estudie, y asimismo se le aplique toda la librería para su uso, sin que sea visto pueda venderla, sino que antes bien la ha de ir reservando para el siguiente que estudie de la familia, prefiriendo al más inmediato en parentesco.
Yten, mando que a cada uno de los criados que se hallasen en mi servicio al tiempo de mi fallecimiento se den dos cargas de pan sobre sus justos salarios, que se les abonarán por entero, con tal que mi servicio haian estado más de un año, pero si acaso subcediese no haver llegado a cumplirlo, en este caso, mando se les dé solamente por gracia media carga además de sus salarios.
Yten, mando que a cada uno de mis hermanos Francisco y Francisca, que quedaron de mi madre Doña Cathalina Rodríguez, difunta, se les den quatromill reales para ayuda de sus gastos, pero su subcediese haver muerto alguno de estos dos antes que yo fallezca es mi voluntad que entonces se den al que quedass seis mill reales.
Yten, mando que los testamentarios que fueren en virtud de este mi testamento se dé a cada uno una alhaja de mi casa, valor de trecientos reales a juicio prudente suio, por razón de trabajo y agradecimiento.
Que al clérigo o vicario que se hallare de mi orden en servicio de mi parrochia se le den trecientos reales sobre el estipendio justo en que estuviéremos convenidos.
Yten, declaro que por quanto hice concordia con Don Luis Gancedo, presvítero vecino que fue de la villa de Ponferrada, sobre la casa que havito en este lugar de Carrazedelo, mando se esté a lo que previene dicha escritura, que se hallará adjunta con los demás apeos de esta yglesia y apuntada en el fin de los libros de arriendo de ella, y que mediante haver satisfecho las cargas que allí se previenen y los quarenta reales annuales en los reparos precisos de ella, como se verá por la quentas que tengo tomadas, que no estén obligados mis herederos a pagar cosa alguna por razón de desperfectos, ni otra causa, mediante estar aceptada la casa con esta condición y no haverse gravado a los curas más que con los quarenta reales annuales por razón de renta para reparo.
Yten, que por quanto en los Libros de Fábrica y cofradías he procurado poner con toda claridad mis quentas, mando se obserbe en el de Fábrica lo prevenido desde el folio ciento veinte y seis, donde ser advierten las cantidades que tengo recividas de poder de los mayordomos, y desde el folio ciento treinta y uno satisfacción de ellas, donde se hallarán abonadas con toda claridad y orden, cuio método se observará en el de la Cofradía del Sanctíssimo Sacramento a los folios cinquenta y quatro, y ciento y uno, y en el de Nuestra Señora, a los folios quarenta y siete, y ciento y uno.
Yten, es mi voluntad que si alguno de mis herederos intentase poner pleito o demanda a los demás interesados sobre lo que dispongo y mando en este mi testamento, sea excluido inmediatamente de la parte de mi herencia que competir le pueda, y se aplique sin más informe a la parte ynteresada contra quien litigase.
Y para cumplir este mi testamento, mandas y legados en él contenidos, elijo y nombro por mis testamentarios y albaceas al vicario que fuere en esta mi parrochia al tiempo de mi fallecimiento y al señor cura más inmediato, a quienes pertenezca mi entierro por derecho de tal, a quienes y cada uno “in solidum” doy todo mi poder cumplido, el que de derecho  se requiere y es necesario, para que en lo más bien parado de mis bienes lo paguen y cumplan, y mando que hasta haverlo executado qualquiera de los dos, o entrambos se apoderen de todos, y los retengan, vendiéndolos en pública almoneda, o fuera de ella, como más bien les pareciere conveniente, sin que persona alguna se lo estorbe.
Yten, el remanente de todos mis bienes, derechos y acciones y futuras subcesiones elijo y nombro e instituio por mi único y universal heredero a Don Antolín Ledo, mi padre, y si este huviese fallescido antes que yo, declaro por mis herederos a todos mis hermanos, habidos en las primeras y segundas numpcias de el mencionado mi padre para que lo repartan entre sí igualmente, y los lleven y gozen con la bendición de Dios y la mía.
Y por este mi testamento reboco, anulo y doy por ninguno y de ningún valor, ni efecto otro qualquier testamento o testamentos, codicilo o codicilos, poderes para testa y otras últimas disposiciones que antes de este haya echo y otorgado por escrito, de palabra o en otra qualquiera manera, y aunque tengan cláusulas derogatorias, y que pidan especial mención para su derogación, porque sólo quiero que valga tan solamente este que al presente hago por mi testamento y codicilo y última y postrimera voluntad en la mejor forma y vía que haia lugar en derecho, el qual por firme assí lo otorgo ante el presente escrivano, en este lugar de Carrazedelo a veinte y dos de noviembre de mill setecientos ochenta y dos, siendo testigos Don Manuel de Pacios presvítero, Josef Manuel Menéndez de Jesús, y Francisco Fernández el Viexo, vecinos de él, el otorgante a quien yo el dicho escrivano doi fee conozco, y de que está sano, en pie, y en su cabal juicio, y entendimiento natural, lo firmó y firmé. Lizenciado Don Josef Ledo. Ante mí Pedro Fuentes.
Concuerda con su original que en mi poder, oficio y registro queda en sello quarto, a que me refiero y en fee de ello yo el dicho Pedro Fuentes escribano por Su Majestad y perpetuo del número de esta villa de Ponferrada y su jurisdicción lo signo y firmo en ella y estas siete foxas primera de el sello tercero y las de yntermedio papel común a veinte y quatro de noviembre de mil setecientos ochenta y dos. Pedro Fuentes (Hay una rúbrica).

CODICILO

1788, agosto, 29. Carracedelo.

En el nombre de Dios. Amén.
Sepase como yo Don Josef Ledo, cura párrocho de el lugar de Carrazedelo, obispado de Astorga, hallándome a el presente henfermo con henfermedad que Dios nuestro Señor fue servido darme, aunque en mi sano y caval juicio, creiendo como firmemente creo en todos los misterios que tiene y cre nuestra Santa Madre Yglesia Romana otorgo este mi codicilio mediante tener hecho mi testamento por ante Pedro Fuentes, escrivano del número de esta villa de Ponferrada en el año de mil setezientos ochenta y dos, y el que quiero que valga en todo y por todo eszetuando en aquella cosas que se enmendan y se añadieran en este mi codizilio que son las siguientes.
Primeramente que además de los sazerdotes llamados para mi entierro en mi testamento se llame expecialmente a la comunidad de Caveza de Alta, a quien se dará lo acostumbrado.
Yten que de la limosna que se manda dar a los pobres en el día de mi entierro se revaje el cuartillo de vino y en compensa se bistan a doze pobres que han de asistir nombradas [...] a mi entierro, según el juicio de mis testamentarios.
Yten mando que a las misas que ban señaladas en mi testamento se añadirán otras [...] zientas por mis obligaciones de las quales doszientas se darán a los frailes de Caveza de Alta, con la premisa condizión que han de ser todas las primeras que digan.
Yten, mando que además de la manda que hago a mi prima Doña Mariana Ledo en mi testamento, la qual quiero que valga en todo y sobre todo, se la dé además otra cama entera con dos colchones y otras cuatro sávanas buenas, de suerte que sean dos camas con las condiziones sobredichas [...]
Yten, mando que se paguen los dineros que fueren necesarios para conpletar la ympresión de una obra que es hella pendiente en poder de Don Yisidoro Hernández Pacheco, impresor de Madrid, y para lo qual tiene rezividos siete mil quinientos reales como resultara de las quentas que sobre este particular [...]
Yten, revoco la manda que hago en el testamento para el hermano que se hallase dedicado a los estudios y es mi voluntad que nada sirva y mando que la librería pueda venderse libre.
[...]
Yten, mando que a mi criada Ysabel García se done todo cuanto tubiere rezivido, y que además se la den dos cargas de pan que puso en mi panera y otras dos de la darán a parte, y además se la dará una cama a estilo de aldea, con sávanas de estopa y dos mantas, una arca de las mías y dos quintales de legumbre por los buenos servicios que me ha echo, y además se la dará una caldera mediana, una sartén y un cazo.
Yten, mando a mi criado Eugenio se le abone entero el salario de el año y además si quisiere [...] y además se quede con media carga de pan para aiuda de mantenerse.
Yten, mando que a mi criada que fue María García se la perdone todo lo que tubiere rezivido, y mando que además se la dé una carga de pan.
Yten, mando que las alajas que mando dar a mi vicario a de ser con la condizión que zele por estas mis cosas siendo yo fallezido.
Yten, mando que nada se pida de cuanto tubiere dado a mi tío Don Lorenzo Ledo y qualquiera de mis parientes.
Yten, mando que se den dos mill reales a mi hermana Doña Josefa Ledo que está en mi compañía los que forzosamente se abrán de reservar para su acomodo, y para cumplir este mi codicilio añado a los albazeas nombrados en mi testamento al señor Don Manuel Corral cura que es de San Martín, a quienes doy todo mi poder para que sin cargo de ynbentario ni fianza retengan todos mis bienes con intervenzión y asistencia de mi prima Doña Mariana Ledo asta que se cumplan todas las mandas que se hallan comprendidas en este mi testamento (digo) codicilio y en el mi testamento y en el ynterín mando que nada se entregue a ninguno de mis herederos.
Yten declaro que la manda que azía en mi testamento a favor de mis hermanos Don Francisco y Doña Francisca, se entienda solo porción a favor a favor de mi hermano Don Francisco, a quien se dará la cantidad de quatro mil reales, y por este mi codicilio quiero que se arregle dicho mi testamento, los quales quiero que valgan en quanto en este mi codizilio no se halle derogado.
Y para que este sea firme por no haber escribano en este lugar lo otorgo ante los testigos que se darán abajo a veinte y nuebe días de el mes de agosto de mill setezientos ochenta y ocho, siendo testigos Don Manuel Antonio de Pacios, presbítero, Josef Menéndez de Jesús, Eusebio García, Damián Tidal y Santiago Fernández, todos vecinos de este dicho lugar y los firmo junto con los testigos que saven. (Hay varias firmas, entre ellas la de Don Josef Ledo).

INVENTARIO

Primeramente en la sala principal se hallaron
Una mesa redonda con su carpeta de esparragón encarnado en cien reales. 100
Más trece tavoretes forrados de badana en cuatrozientos veinte y nuebe reales. 429
Más una silla poltrona en cinquenta y quatro reales. 054
Más tres silletas de color chocolate en doze reales. 012
Más otra silleta de lo mismo en quatro reales. 004
Más quatro láminas de vidriera en ochenta reales. 080
Más dos quadros negros en ocho reales. 008
Más dos láminas doradas de cobre en treinta y dos reales. 032
Más siete láminas chicas con media caña y otra con la ymagen de un Christo también con media caña, en veinte y quatro reales. 024
Más un espejo en ocho reales. 008
Más nuebe cortinas de lana y cinco baras en cien reales. 100
Se halló en la alcoba delantera dos láminas o medias cañas de papel en ocho reales. 008
Más una tarima de cama con su cordel en ocho reales. 008
Más un jergón de estopa en veinte y siete reales. 027 

martes, 16 de junio de 2015

Un puente ancho y seguro - El Puente del Jardín de Benavente

Arco del antiguo Puente del Jardín de Benavente

Dentro del alfoz medieval del concejo de Benavente el puente más importante era, sin duda, el de Castrogonzalo, sobre el río Esla, y esto se debía tanto a su tráfico como a su repercusión económica y su interés estratégico. Sin embargo, en los términos más próximos a la villa había otro puente de piedra especialmente emblemático. Estaba situado sobre un brazo del Órbigo, y de él queda aún un arco en pie junto a la antigua carretera de Orense y la vía del ferrocarril. Fue conocido como el Puente de Piedra, del Portazgo y Puente del Jardín. Esta última denominación se debe a que unía la villa y la fortaleza con el famoso jardín monumental que los condes erigieron en sus proximidades. En época contemporánea se alude también a esta construcción como el Puente del cauce de los Molinos o el Puente de la Ría de don Felipe.

Este puente debe ser uno de los más antiguos de propiedad concejil, pues aparece documentado al menos desde el año 1215. Su construcción o reforma debe enmarcarse, por tanto, en la repoblación de la villa por Fernando II y Alfonso IX.

Muy posiblemente, una estampa alegórica y estereotipada del mismo es la que ofrece el sello concejil del siglo XIII, conservado en el Archivo Diocesano de Astorga y que nos muestra un puente ojival de cinco ojos. El cauce del río Órbigo ha debido sufrir en este entorno grandes variaciones a lo largo de la historia. En el siglo XIV el río se dividía en dos partes, dejando en medio la isla de Valmonio, controlada en parte por el monasterio de San Martín de Castañeda.

Un brazo, la llamada "madre vieja" del Órbigo, cruzaba por el puente de piedra a los pies de la villa y junto a la Puerta de la Puente. El otro lo hacía bajo un puente de madera, llamado puente de la Huerga, junto a Velilla, donde existía también una iglesia o ermita dedicada a Santiago. Velilla es hoy un despoblado situado entre Santa Cristina y Benavente, junto a él la toponimia menor recoge una vereda de Santiago, recuerdo sin duda de la mencionada iglesia dedicada al apóstol.

Este territorio próximo al río tenía además un alto interés estratégico, puesto que marcaba la frontera entre las jurisdicciones de las diócesis de Oviedo y Astorga. En el siglo XIV ambos obispos pleiteaban por el control de Valmonio. En la documentación de la Catedral de Astorga existen extractos de dos diplomas que recogen esta problemática:

"Memorial del echo del pleyto que siguió el obispo de Astorga con el de Oviedo sobre el término de Valmonio, que es la isla que haze el río Órvigo dividiéndose en dos partes, que la una passa por devajo del puente de piedra inmediato a la villa de Benavente y la otra por devajo de una puente de madera que llamarían la puente de la Vuerga, en cuia isla estava o está la iglesia de Santiago de Villiella, que es del obispado de Astorga, en cuyo memorial no se relaziona decisión".

"Despacho monitorio expedido por don Estevan Ferrera deán y Juan Yáñez canónigo en dicha santa iglesia de Astorga provisoress y vicarios generales deste obispado por el señor obispo don Juan de Oviedo y más personas eclesiásticas que de hecho y contra derecho del obispo de Astorga se havían entrado en su territorio y en él administrado jurisdicción episcopal. En primero de Junio Era 1374 (año 1336). En esse despacho se dice que los términos de esse obispado de una parte llegan hasta la puente de piedra que está a la puerta de la villa de Benavente y hasta el río que passa por devajo de ella, y desde dicha puente como se va para Valmonio y que todo este sitio Valmonio esta incluso en esse obispado".

En el siglo XV se alude en los libros de actas municipales al "Puente de Piedra", que era reparado de forma periódica al igual que se hacía con el resto de puentes de propiedad concejil: "Este dicho día acordaron que Martín Liuiano, mayordomo de los propios, vaya a ver las puentes e Ruy Gomes, procurador, con él e con el escriuano de conçejo e las repare de todo lo que obieren menester, así xancas como de rama e çespede e ajara, e así mesmo la puente de piedra que le echen sus cuadernos de piedra e en medio enbetumado de cuyos e arenas, en manera que sean reparadas en el verano antes quel inuierno venga, e si fuere menester dar la puente de piedra e destajo para el reparo suso dicho, que Roy Gomes lo pueda faser con el dicho escriuano, e así mesmo que faga çiertas tapias a la dicha puente de piedra que son menester". La anotación corresponde al Libro de Actas del concejo de 1470.

Otra de las denominaciones de este viaducto era la de Puente del Portazgo. En una carta de venta a favor del concejo de Benavente del prado de Valmonio, en 1514, hay una aclaración hecha por el archivero del concejo: "Este es el prado que llaman Ventossa, que empieza desde la puente que llaman del Portazgo, y ba por entre el río y la guerta que a la sazón goza Alonso de Fonseca, alcalde mayor de los estados de su excelencia".

En 1481 se escritura una carta de truque entre el IV conde, Rodrigo Alfonso Pimente, y Alfonso de los Ríos, su contador y vecino de la villa de Benavente, de una heredad de paz llevar que el dicho contador tenía "cerca del puente de dicha villa, donde dicen Valmonio [...] para hacer en ella un bosque de liebres, que es donde está hoy la Montaña".

En 1554, cuando el infante don Carlos y su padre, el futuro Felipe II, visitaron Benavente, este puente era ya paso obligado para acceder al Jardín del Conde de Benavente. Una vez cruzado el mismo, los visitantes se encontraron con una calle poblada de grandes álamos, tal y como lo describe Andrés Muñoz: "Y salidos de una pontezuela de cantería para ir al jardín, entraron por una calle toda de la una parte y de la otra poblada de los más poderosos y altos álamos que se han visto, tantos y tan altos que van al cielo, y tan espesos, que en lo alto d´ellos todos juntos hacen un arco de sus mesmas ramas, sin ser artificialmente hecho, que con cuanto sol en todo el día y entonces había, por maravilla daba en ninguna de la gente".

En el "Diccionario Histórico Geográfico" de Tomás López, hay una breve alusión a nuestro puente al describir el emplazamiento de la villa de Benavente: "cuyas aguas bañan sus cimientos y muelen dichos molinos; y es una gran porción del río Tera (es el Órbigo evidentemente), sobre las que, e inmediato a dicha villa y a su Mediodía, hay un puente de piedra ancho y seguro".

Según el "Diccionario" de Madoz, este puente tenía siete arcos de piedra a mediados del siglo XIX, sirviendo de enlace con los molinos de Sorribas, a la derecha y los de Ventosa, a la izquierda. De ambos hay constancia desde finales del siglo XII y principios del XIII. El párrafo del diccionario de Madoz proporciona una visión general sobre el estado de estas infraestructuras a mediados del siglo XIX. "En el Órbigo se ven también las barcas de Bretocino y Vecilla de la Polvorosa que igualmente que las del Esla dan paso para Sanabria. En Manganeses hay un puente de madera, otro en Santa Cristina, de la misma materia, los dos muy capaces y seguros; y al pie de las cárcavas de Benavente, otro de 7 ojos de piedra, que facilita el paso a los molinos de Sorribas que están a la derecha y a los de Ventosa que están a la izquierda".

En otro apartado de este "Diccionario" se vuelve a mencionar de la siguiente manera: "Más abajo de este molino, a tres cuartas partes de la distancia que media entre el Portillo del Río y la Puerta del Puente, hay un puente de mampostería con siete ojos de piedra de grano muy bien construidos y conservados, el cual sirve para facilitar el paso por el caño del molino que se divide en dos ramales reuniéndose a poca distancia".

El nombre del Puente de Jardín comienza a generalizarse en el siglo XVI, cuando el Jardín del Conde adquiere fama y notoriedad. En el Libro Becerro del VI Conde, de 1545, se describen, con todo detalle, los términos inmediatos al Puente:

"Tiene el Conde nuestro señor a la Puerta del Río al cabo de la Puente de Piedra un xardín y bosque y huerta todo çercado. Comiença la calle por donde entran a él junto a la dicha Puente de Piedra camino de Santa Cristina, y entrando por la primera puerta del jardín tiene su casa el xardinero y desde la casa del dicho xardinero ay una calle que llega hasta entrar en el dicho xardín toda de chopos que abrá en ella mil y quinientos chopos, y al cabo de la dicha calle está la casa del dicho xardín la qual así mesmo está çercada con dos xardines que están dentro de ella y un estanque grande de agua corriente en el qual hay barbos peces, tienen los dichos xardines muchos árboles de frutas y un parral junto a dicho estanque y junto a la dicha casa del dicho jardín hay una huerta con su casa para el hortelano en la qual ay muchos árboles y hortaliça, y a la otra parte del dicho xardín ay un bosque de mucha arboleda así de frutas como de madera de álamos y ençinas".

"Para el estanque y xardín se saca un caño de agua de la molinera de Sorribas por el qual paga el Conde lo que se le echa por repartimiento por una rueda de las que contribuye en la molinera de Ventosa". "Arriéndase cada año por del Conde la fruta del bosque y huerta del Xardín por que la fruta de dentro del dicho Xardín con el parral queda para su excelencia". "Y tiene el conde una tierra tras las tapias del dicho Xardín que se siembra cada año que se siembra cada año (sic) que hace de senmbradura tras cargas de pan que linda con ...". "Tiene su excelencia a la entrada del dicho Xardín junto de la puente de piedra un prado que se dice de la Guadaña que tiene su puerta a la entrada del el qual está junto a las tapias del dicho jardín y linda con el río que pasa por la dicha puente y con el dicho xardín, este prado de la Guadaña era de la villa y el conde lo compró".

Pilar Chías Navarro y Tomás Abad Balboa en su estudio sobre los puentes de la provincia de Zamora describen de la siguiente manera los restos hoy visibles del viaducto:

"Se trata de los restos de un puente antiguo, que consisten en una bóveda de cañón de 10m de luz, y en el arranque de una segunda bóveda, así como de otros fragmentos sueltos. De la primera apenas subsiste la embocadura de sillería, muy cuidadosamente tallada, y cuyas dovelas tienen una longitud de 0,65 m. Por la altura que posee el trasdós de la bóveda sobre el cauce, que alcanza los 3,85 m., cabe deducir que el perfil era alomado, y que debió contar con unos accesos en rampa, y posiblemente con bóvedas de distintas luces. Es la actualidad es visible el trasdós de la bóveda, que ha sido recientemente rejuntado con mortero de cemento para evitar el avance del deterioro. Conserva también restos de los cantos que rellenaban sus riñones. La anchura del tablero debió ser de 4,60 m., a juzgar por la bóveda conservada".

A esta descripción conviene añadir que en una reciente visita pudimos constatar la existencia de marcas de cantero en varios de los sillares del puente, tanto en la embocadura como en la bóveda. Estos signos vendrían a confirma la cronología que proponemos para la construcción de esta infraestructura, probablemente de finales del siglo XII o principios del siglo XIII.

La decadencia y ruina de nuestro puente debió ser paralela al auge de la nueva carretera hacia Galicia construida en el último cuarto del siglo XIX. Esta obra originó la construcción de un nuevo puente metálico en Benavente, el Puente de Hierro, que acabaría por reemplazar a la vieja fábrica medieval. El primer proyecto de este nuevo puente se remonta a 1874, aunque tres años más tarde se realizaría un modificado.

La Puerta de la Puente y el Puente del Jardín, según un dibujo de Richard Ford (1832)

El Puente del Jardín en una postal de 1969

martes, 26 de mayo de 2015

Una mesa de piedra en el Jardín del Conde - La leyenda de los cuatro obispos

Plano del Jardín de Benavente, según Pedro Sánchez Lago (1903)

Cuenta Ledo del Pozo en su "Historia de la nobilísima villa de Benavente" que en el Jardín del Conde, a las afueras de la villa, había "una mesa de piedra, colocada casi al extremo, en la que podían comer según tradición de las gentes, los obispos de León, Astorga, Zamora y Oviedo, sentado cada uno en su obispado".

Una pista sobre los orígenes de esta tradición nos la proporciona Carlos González de Posada, en su obra “Memorias históricas del Principado de Asturias y obispado de Oviedo”, publicada en 1794. Al referirse a la Vicaría de San Millán, recuerda que “los obispos de Oviedo, León, Astorga y Zamora pueden en esta vicaría comer juntos en una mesa, estando cada uno en su obispado, y se practicó así en la consagración del Ilustrísimo Llano Ponte para obispo de Larén”.

Respecto a esta consagración sabemos que, efectivamente, el día 14 de enero de 1770 se consagraron en la iglesia del convento de San Francisco de Benavente, Alonso Francos Arango, obispo de Orense, y Juan de Llano Ponte, obispo de Lares o Larén, sufragáneo y auxiliar del obispo de Oviedo. A la muerte de Agustín González Pisador, Llano Ponte fue titular del obispado de Oviedo desde el 26 de septiembre de 1791.

La Gaceta de Madrid del 20 de febrero de 1770 consigna que "fue su consagrante el Illmo. Sr. Obispo de Zamora. Asistentes los Illmos. Señores Obispos de Astorga y Valladolid. Padrino del Sr. Obispo de Orense el Doct. D. Pedro de Bustillo Francos, Arcediano de Babia, a nombre y representación del Illmo. Sr. Obispo de Oviedo, y del Sr. Obispo de Laren, D. Miguel Pisador, Arcediano de Villaviciosa, como Diputado del Venerable Dean y Cabildo de su Santa Iglesia Catedral, de la que son dignidades".

La asistencia de estos obispos y dignidades a esta ceremonia solemne en Benavente debió ser la ocasión elegida para escenificar en la mesa de piedra del Jardín la supuesta confluencia de las cuatro diócesis en aquel punto. A todo ello tampoco pudo ser ajena la condesa-duquesa de Benavente, María Josefa Pimentel, pues no hay que olvidar que los Pimentel ejercían el patronazgo sobre el monasterio franciscano, sede del panteón familiar, y el Jardín formaba parte de sus dominios en la villa.

Sin embargo, en la nómina de autoridades presentes, según las fuentes, nos falta una pieza clave: el obispo de León. Tal vez no llegó a participar, o alguna de las otras personas citadas actuó en su representación. En cualquier caso, parece que existía una tradición anterior respecto a la mesa y este tipo de celebraciones y, por tanto, debieron existir precedentes anteriores.

Pedro Sánchez Lago en su "Historia completa de Benavente" precisa que la mesa "tenía sus bordes labrados", y reproduce un croquis de parte del Jardín, con una mesa monumental representada en el ángulo inferior izquierdo.

En un inventario de 1612 de las esculturas “y otras cosas de bronzes, mármoles y tierra” existentes en el Jardín de Benavente figuran dos mesas monumentales de piedra: “una mesa quadrada de bara y dozavo de diversos embutidos de jaspes con una ajedrez en medio”, y “dentro del dicho Jardín una mesa de mármol blanco con una tabla de jaspe colorado y blanco embutida en ella con una lista de jaspe negro y dorado de quatro dedos de ancho embutido en la mesma tabla”. Estas piezas fueron traídas de Nápoles por Juan Alfonso Pimentel, VII conde de Benavente (1576-1621), y virrey de Nápoles entre 1603 y 1610.

En relación con todo esto, hay que señalar que en la ermita de la finca de La Montaña, en las inmediaciones del viejo estanque del Jardín, al parecer, existían hasta hace unos años cuatro sitiales en su interior. Según la documentación antigua, la pequeña ermita o capilla estuvo dedicada a San Juan, pero también es conocida como “la capilla de los cuatro obispos” o “la casa de los obispos”.

La organización eclesiástica del territorio que configuraba el alfoz del concejo de Benavente fue, ciertamente, muy peculiar dentro del panorama hispano. La existencia de varias jurisdicciones dentro del concejo dio lugar a múltiples y continuadas disputas, algunas de ellas con ramificaciones que llegan prácticamente hasta el siglo XX. De hecho, en 1954 se rectificaron los confines eclesiásticos, intentando evitar que los límites de las diócesis no comprendieran distintas provincias civiles. De esta forma, doce parroquias de la diócesis de Astorga situadas en el partido judicial de Benavente y en la provincia civil de Zamora, pasaron a depender del obispado de Zamora. Igualmente el arciprestazgo de Benavente, dependiente hasta entonces de la diócesis de Oviedo, fue agregado a la diócesis de Zamora.

Desde la Edad Media cuatro eran los obispados que tenían jurisdicción en el territorio del alfoz concejil: Oviedo, Astorga, León y Zamora. Esta circunstancia es la que otorga cuerpo a la tradición de la mesa de los cuatro obispos. Analizaremos a continuación la evolución seguida por estas diócesis en relación con el concejo benaventano:

El origen de la penetración ovetense en esta zona es un tanto oscuro y se remonta la Alta Edad Media. Los diplomas disponibles para acreditar esta presencia asturiana en tierras leonesas ofrecen muchas dudas sobre su autenticidad. Ledo del Pozo sugiere que en un principio las iglesias de Benavente pertenecían a Astorga, remontándose a la Hitacion de Wamba para fundamentarlo, pero que en el año 875 el pontífice Juan VIII en su bula declaratoria del obispado de Oviedo agregó estos territorios a su jurisdicción. En 926 Ramiro II confirmó varios privilegios y donaciones a la Catedral, añadiendo diversas villas y heredades en esta zona, fundamentalmente en el territorio de Coyanza (Valencia de Don Juan). Durante el siglo XII la acumulación patrimonial aumentó considerablemente, especialmente a través de donaciones reales. Así en 1180 Fernando II dona a la Iglesia de Oviedo y a su obispo Rodrigo el diezmo de la rentas reales de Benavente y la mitad del peaje de Gordón.

En 1182, consta la primera noticia de la existencia del arcedianato de Benavente, que nace muy poco después de que el monarca Fernando II de León donara a la Iglesia de Oviedo una considerable cantidad de bienes en la zona sur de León y norte de Zamora. Estos territorios quedaron así vinculados firmemente a esta jurisdicción. El documento narra como el arcediano, Suario, había construido una iglesia en Villafer, lugar situado dentro de su jurisdicción. El templo debió convertirse más tarde en una iglesia propia, puesto que un freire de la Orden de San Juan donó la tercera parte de los diezmos al obispo de Oviedo. Este personaje debe ser el mismo que en fecha imprecisa, pero muy cercana al documento anterior, llega a un acuerdo con el abad del monasterio de San Pedro de Montes acerca de ciertas propiedades en Morales del rey, lugar que se encontraba teóricamente en la diócesis de Astorga.

Como señala Soledad Suárez Beltrán, para que el arcedianato de Benavente pudiera llegar a formar parte de la diócesis de Oviedo tuvo que establecerse previamente una sólida base territorial que sustentara  los derechos de los obispos asturianos. Cuando en la primera mitad del siglo XII el obispo Pelayo falsifica los diplomas reales de los siglos X y XI, atribuidos a los reyes Alfonso III, Fruela II y Fernando I, aprovecha para incluir en ellos gran cantidad de bienes, sobre todo iglesias de esta zona concreta que, si en ese momento no pertenecían todavía a la Iglesia de Oviedo, pasarían a engrosar su patrimonio a consecuencia de ello.

En los años siguientes el obispado de Oviedo intentó mantener a toda costa este enclave en tierras leonesas, delimitando lo que sería el Arcedianato de Benavente, La Vega y Coyanza, entre las diócesis de Astorga, León y Zamora. Se trataba de un territorio exento, pues no había continuidad geográfica con el resto de los dominios de la diócesis. Estos territorio estaban bajo la jurisdicción de un vicario. La sede del vicario estuvo primitivamente en la localidad de San Millán de los Caballeros, si bien posteriormente pasó a Benavente. Geográficamente el territorio de la Vicaría de San Millán que afectaba al concejo de Benavente comprendía algunos pueblos situados en las orillas del río Esla (la Vega de Villamandos) y la propia villa de Benavente.

Según un inventario (incompleto) de parroquias que mandó hacer el obispo de Oviedo don Gutierre en el siglo XIV, seis eran las parroquias que pertenecían a esta diócesis en Benavente: San Julián, San Pedro, San Martín, San Bartolomé, Santiago y San Miguel, todas ellas en el casco urbano .

En cuanto a la diócesis de Astorga, durante los siglos XI y XII fue adquiriendo un bien número de propiedades en la zona mediante donaciones, compras, permutas, etc. Las comarcas de Tera, Carballeda y Vidriales, que habían sido entregadas al concejo de Benavente como alfoz en 11881 por Fernando II, quedaron englobadas dentro de la diócesis. Las zonas más "conflictivas" eran aquellas que entraban en contacto con los intereses de la mitra ovetense. Por un documento de 1157 sabemos que la infanta doña Elvira, hija de Alfonso VI, donó a la catedral todo lo que poseía en diversas iglesias del obispado, entre ellas se mencionan las iglesias de Bretó, Castropepe y Castrogonzalo, todas ellas en lugares cercanos a Benavente situados en la orilla del río Esla y, por tanto, muy próximos a los límites de Oviedo y León. De hecho, el mencionado lugar de Castrogonzalo se cita como límite de la diócesis de León en un documento del siglo X.

El obispado de Astorga disfrutaba del señorío de los lugares de San Adrián del Valle, Camarzana de Tera, Villaobispo y San Pedro de Zamudia. Por su parte, el cabildo de Astorga tenía la Verdenosa, en la merindad de La Polvorosa.

Más compleja aún era situación que existía en la propia villa de Benavente. Según un documento de la iglesia astorgana, en el año 1228 pertenecían al obispado de Astorga las iglesias de Santa María de Renueva y San Salvador. Esta información se contradice con otro documento de 1210 según el cual la iglesia de San Salvador estaba en el obispado de Oviedo, a no ser que se admita la peculiar circunstancia de que una iglesia se encuentre en el territorio de un determinado obispado pero pertenezca realmente a otro. Dadas estas circunstancias, no es de extrañar que se produjeran frecuentes pleitos por los límites diocesanos entre Astorga y Oviedo. Así en 1336 se plantea una demanda en relación con la injerencia del obispo de Oviedo en la diócesis de Astorga.

Por otra parte, diversas dignidades del cabildo catedralicio, bien a título particular o como representantes de su iglesia, poseían algunos bienes y rentas en la ciudad y en su entorno. Así en 1186 Pelayo, arcediano de Astorga y tenente del hospital de Foncebadón, otorga fuero a los vecinos y "amigos" de Benavente y Villa Muza que quieran plantar viñas en Villa Muza, en la heredad que Foncebadón tenía en este lugar, muy próximo a Benavente. El deán de Astorga también disfrutaba de diversos bienes, destacando muy especialmente el control que mantenía sobre los llamados Molinos de Sorribas.

En cuanto a la diócesis de León, su influencia en el concejo de Benavente fue escasa. En los siglos X y XI la catedral de León tenían algunas heredades en diversos lugares de la ribera del Tera como Villanázar, Colinas y Castroferrol. Solamente algunos lugares del concejo situados en la margen izquierda del Esla, en la Merindad de allende el río, pertenecían al obispado. Según el “Becerro de Presentaciones” de la Catedral del León estos lugares estaban incorporados al arciprestazgo de Fuentes, que incluía Fuentes de Ropel, Valdescorriel, Santa Eufemia, San Miguel, Roales, San Esteban del Molar, Villanueva la Seca, Villalobos, Villasanct, Otero, Palazuelo, Quintana, Villaobispo, Piquillos, Morales de Riba de Esla, Rubiales, Escorriel de Frades, La Torre, San Esteban, Palazuelo, Santa Cristina y San Julián.

Por último queda analizar el papel de la iglesia zamorana en la zona. En este caso tampoco la documentación aporta datos significativos sobre sus intereses en el concejo. De los mapas y documentos consultados se deduce que las áreas de su jurisdicción limitaban con la zona más al sur del concejo de Benavente, pero sin entrar en ella. Bretocino, Bretó y Santovenia quedaban dentro de Astorga, mientras que Granja de Moreruela era ya aldea del obispado de Zamora. Parece ser que Zamora tuvo un importante papel mediador en buena parte de las disputas entre las diócesis de León, Astorga y Oviedo. En al Archivo Diocesano de Zamora existe, por ejemplo, un documento del siglo XIII en el que se toma declaración a diversos canónigos del obispado de Astorga sobre los bienes que tienen en Benavente.

Así pues, el erudito local Ledo del Pozo evocó, a finales del siglo XVIII, este panorama complejo de la organización eclesiástica de Benavente a través de la reproducción de esta tradición de la mesa de piedra en la que comían cuatro obispos. Estos serían los ya citados anteriormente: los de Astorga, León, Oviedo y Zamora. Ciertamente, el lugar que señala Ledo del Pozo se encontraba en los límites entre el obispado de Astorga y el de Oviedo. Más difícil explicar es la posible jurisdicción que tendrían aquí León y Zamora, pues según la documentación de la que disponemos sus territorios de influencia estaban bastante más alejados, a no ser que tuvieran bienes o intereses puntuales en el área ocupada por el Jardín de los Condes, también conocido como La Montaña, y anteriormente como Valmonio. En cualquier caso, este relato pone de manifiesto una curiosa problemática que quedó para siempre unida a la historia de la Villa.

Vista del Castillo y Parador de Benavente desde el Puente del Jardín

Retrato de María Josefa Alfonso Pimentel, por Goya (1785)

Mapa de los territorios correspondientes a la Vicaría de San Millán en 1894

viernes, 10 de abril de 2015

Ceremonia y religiosidad en el Benavente del siglo XVI - Memoria de las misas, procesiones, aniversarios, óbitos y vigilias del Cabildo

Bóvedas de Santa María del Azogue de Benavente

Bajo el título: “Memoria de las misas, procesiones, aniversarios y óbitos, vigilias y otras memorias que se hazen cada año en Cabildo”, se conserva, en el fondo Osuna de la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional, un interesante documento compuesto de un cuadernillo de papel de ocho folios (SNAHN, OSUNA, C.428, D.11).

Originariamente, esta “memoria” se encontraba en el archivo de la Fortaleza de Benavente, y de ello dejó constancia en el último de los folios Juan Antonio Silvestre, contador mayor del conde: “la hallé entre los papeles del archivo de la Fortaleza quando hice el inbentario de dichos papeles, y como necessario le inbentarié en dicho inbentario a folio nuebe vuelta, y le puse en el legajo que tiene por título Villa de Benavente”.

El documento en cuestión es una completa relación de los actos litúrgicos que celebraba el Cabildo Mayor de San Vicente en las diferentes iglesias, monasterios y ermitas de Benavente. Aunque en el desarrollo del texto no figura fecha alguna, en la portadilla del mismo se indica que estas celebraciones se realizaban “en tiempo del señor conde don Antonio Alphonso Pimentel, 11 de este nombre y 6º de la casa [...] por el año de 1575”.

En un principio, esta memoria pertenecería a los documentos de uso interno del Cabildo, pues es a la comunidad de clérigos a quien afectaba de una forma más directa y su sentido sería servir de guía y calendario para organizar las ceremonias correspondientes. Sin embargo, los condes estarían especialmente interesados por hacerse con una copia de esta “memoria”, pues varias de las misas y otros actos estaban dedicados a perpetuar la memoria de los condes, y otros muy probablemente habían sido instituidos bajo su patronazgo. Según se consigna, todos los sábados del año el Cabildo celebraba una misa por la memoria de Alonso Pimentel, V conde de Benavente (1499-1530).

La relación de misas, procesiones, aniversarios, óbitos y vigilias se desglosa por meses, siguiendo el calendario litúrgico. Se especifican las iglesias, monasterios y ermitas de Benavente en las que se celebraban los actos. En el caso de las procesiones se indica desde qué templo salía la comitiva y cuál era su lugar de destino. Varias de estas procesiones eran en realidad romerías, que incluían el desplazamiento de los miembros del Cabildo a algunos de los santuarios de mayor devoción de la comarca, como San Román del Valle, Cimanes de la Vega o San Adrián. La memoria de celebraciones incluye en todos los casos la asignación económica correspondiente, que era repartida entre los miembros de la comunidad de clérigos.

Una visión de conjunto de todas estas celebraciones nos muestra una gran actividad religiosa en el Benavente del Quinientos. El Cabildo tenía un calendario muy apretado de actos litúrgicos, que a veces se solapaban y debían crear problemas de organización y protocolo. Es el mes de agosto el que presenta un mayor número de actos, mientras que en octubre no hay más celebraciones que las ordinarias. También sorprende el alto número de procesiones que tenían lugar entre las distintas iglesias y monasterios. Es la iglesia de Santa María del Azogue, sede de las reuniones del Cabildo, la que se configura como teatro principal de toda la representación religiosa de la villa.

Hay que aclarar también que esta “memoria” sólo recoge aquellas actividades que afectaban específicamente al Cabildo. Había, sin duda, en la villa otras muchas celebraciones litúrgicas repartidas por las distintas iglesias, monasterios, ermitas y cofradías, de las que tenemos solamente informaciones parciales.

Iglesia de Santa María del Azogue de Benavente

Ofrecemos, a continuación, la transcripción completa del documento.

Memoria de las misas, procesiones, aniversarios y óbitos, vigilias y otras memorias que se hazen cada año en Cabildo.

HENERO

Segundo día de henero, se dize un aniversario simple en San Juan por un arçediano. Repártense duzientos maravedís.
Víspera de los Reyes, se dizen unas vísperas en Santa María. Repártense quatrocientos maravedís.
El día de los Reyes, se haze proçesión desde San Nicolás a Santa María. Repártense DCCC.
A honze de henero, se hace la fiesta de la Transfixión de Nuestra Señora en Santa María por Juan de Oviedo. La víspera ay vísperas, el día ay misas y otro día aniversario. Repártense dos ducados.
El día de Santo Antón se haze proçesión desde Santa María a Santo Antón. Repártense dos ducados.
Día de San Sevastián, se haze proçesión desde Santa María a San Francisco. Repártense DCCL.
Víspera de San Vicente, ay en San Nicolás vísperas y el día misa y otro día aniversario. Repártense CCCC maravedís.
Día de San Yldefonso, se haze proçesión desde Rúa Nueba a Santa María. Repártense seisçientos maravedís.
El otavo día, misa de la [en blanco] de Nuestra Señora en Santa María. Repártense mill y quinientos maravedís.
Víspera de la Conversión de San Pablo, ay en Santa María vísperas y el día misa y otro día aniversario. Repártense trezientos maravedís.

FEBRERO

Víspera de la Purificación, vigilias y el día misa. Repártense tres ducados.
Día de la Purificación de Nuestra Señora, se dizen unas vísperas en Santa María, y otro día misa por Cristóbal Martínez. Repártense DCCC maravedís.
El día de San Blas, se dize un aniversario en San Nicolás. Repártense CCCL maravedís.
El mismo día, a la tarde, se dizen conpletas y otro día misa y otro día aniversario por Marcos García en Santo Domingo. Repártense MD maravedís.
Víspera de la Cátedra de San Pedro, se dizen unas vísperas y el día misa y otro día aniversario en Santa María por Juan Vélez. Repártense MCCXC maravedís luego.
El día de Sant Mathía, se haze proçesión desde Santa María a San Nicolás. Seiscientos maravedís.
El primer sávado de Quaresma y el primero de Carnal, ay en San Nicolás aniversario simple. En cada uno se reparten quatroçientos maravedís.

MARÇO

Viernes antes de Dominica un Pasión, vigilia y misa en San Francisco por el conde. Repártense seis ducados.
Día de la Anunciaçión de Nuestra Señora, ay proçesión desde Nuestra Señora a San Francisco. Repártense mill y quinientos maravedís.
El día de Ramos, ay proçesión desde Santa María a Renueva. Repártense DCCC maravedís.

ABRIL

El día de Pascua de Resurreçión, ay proçesión a las tres de la mañana desde San Nicolás a Santa María. Repártense MMMCCCLXXV maravedís.
Otro día siguiente, ay aniversario solene en Santa María. Repártense mill y quinientos maravedís.
El martes de las Ochavas de Pascua, ay proçesión desde Santa María a Santa Cruz de Vellilla. Repártense D maravedís.
El lunes de Pasquilla, ay proçesión desde Santa María a Nuestra Señora de la Vega. Repártense DCCCL maravedís.
Miércoles, ay aniversario en San Nicolás. Repártense MCCC. Es el siguiente día.
El día de San Marcos, ay proçesión desde Santa María a San Miguel. Repártense dozientos maravedís.

MAYO

Primero día de mayo, ay misa en San Francisco, el día siguiente ay aniversario por Çisneros. Repártense lo que vale el préstamo de Villilla.
El día de la Yvençión de la Cruz, ay proçesión desde Santa María a la Cruz Vieja. Repártense DCCCXVI maravedís.
El día de San Juan ante Portan Latinam, ay aniversario en Santa María por Cristóbal Pérez. Repártense CCCLXXV. Dícese por Antonio Fernández.
El día de San Miguel de mayo, se dize misa por Ozores de Ulloa en San Francisco. Repártense DCC, y en San Nicolás por Falcón repártense quinientos maravedís.
El lunes de las Letanías Menores, ay proçesión desde Santa María a Nuestra Señora de Villanueva. Repártense trezientos maravedís.
El día de San Nicolás de mayo, ay proçesión desde Nuestra Señora a San Nicolás. Repártense CCC maravedís.
Otro día siguiente, ay aniversario en San Nicolás por Pedro de Mansilla. MC repártense luego.

JUNIO

El lunes de Pascua de Sancti Spiritus, se haze proçesión de Santa María a Nuestra Señora del Valle. Repártense DC.
El martes siguiente, ay proçesión desde Santa María a Santa Clara. Repártense DCXII.
El día de San Bernavé, se dize misa en Santa María. Repártense CCCLXXV.
Día de Santo Antonio de Pádua, ay misa en San Francisco por Antonio Pérez. CCLXXV.
Ocho días antes de la Trinidad o ocho después, vigilia y misa por el conde en San Francisco. Repártense MMCCL.
El día de la Trinidad, ay en Renueba vigilias de difuntos y el día siguiente aniversario. Repártense M maravedís.
El día de Corpus Christi, ay proçesión desde Santa María a San Francisco. DC.
Otro día siguiente, ay aniversario simple en Santa María. Repártense MCCC.
El día de Santo Adrián, ay proçesión desde Santa María a Santo Adrián. Repártense DC maravedís.
Día de San Juan Baptista, ay maitines y misa en San Juan del Mercado por Martín López. Repártense MDCCXXV.
Este día ay proçesión desde Santa María a San Juan. Repártense DCC maravedís.
Otro día siguiente, ay aniversario en San Nicolás. Cien maravedís.
Víspera de San Pedro y San Pablo, ay vísperas y el día misa y otro día aniversario en Santa María. Repártense DC.

JULLIO

El día de la Visitiación de Santa Ysabel, ay proçesión desde Nuestra Señora a San Francisco. Repártense M maravedís.
El día de la Transfaçión de Santa María, ay aniversario solene en Santa María por el bachiller Alonso Martínez. CCCCVIII. A quatro de jullio.
Víspera de Santa Marina, ay vísperas en San Juan y el día misa por Juan Fernández. Repártense DCCC maravedís.
El mesmo día de Santa Marina, a la tarde ay vigilias de difuntos en San Juan y otro aniversario por el [...] mill maravedís.
El día de la Madalena, se haze proçesión desde Santa María a San Láçaro. Repártense trezientos maravedís.
El día de Santiago, ay aniversario solene en Santa María. XL maravedís.
El día de Santa Ana, ay proçesión desde San Nicolás a Santo Domingo. D.
Otro día aniversario en Santo Domingo. CL.

AGOSTO

A primero de agosto, ay proçesión desde Santa María a San Francisco. DCC.
El día de Nuestra Señora de las Niebes ay misa por Ozores de Ulloa en San Francisco. Repártense DCCC maravedís cinco de agosto.
La víspera de la Transfiguraçión se dizen en San Juan vísperas por Gonzalo de Mansilla y completas, y el día proçesión desde Santa María a San Juan, y a la tarde vigilias de difuntos y otro día siguiente aniversario. Repártense MMML.
El día de Santa Clara, que es a doze de agosto, ay aniversario solene en Santa Clara por el quinto de Castro Pepe.
Víspera de la Asumpçión de Nuestra Señora, ay proçesión a la tarde desde San Nicolás a Nuestra Señora. Repártense CL maravedís.
A la noche, se dizen maitines en Nuestra Señora y luego misa. Repártense MCC.
Este día luego se dize otra misa por el liçenciado de Mercado. Repártense MDC.
Este día se haze proçesión desde San Juan a Nuestra Señora. Repártense DC maravedís.
Este día vigilia por el liçenciado de Mercado y otro día aniversario en Santa María. Repártense quinientos maravedís.
Este mismo día, un día después, de Nuestra Señora, aniversario por la de Diego Ochoa. CCC maravedís.
Dos días después de Nuestra Señora, aniversario en Santo Domingo, por Francisco Rodríguez. Trezientos maravedís.
Día de San Luis, a diez y nuebe de agosoto, ay misa en San Nicolás por el cura. Repártense CCCLXXV maravedís.
El octavo día de la Asunçión, misa en Renueva por Juan Arroyo. CCCC.
Víspera de San Bartolomé, ay vísperas por la del contador Juan de Benavente. Repártense CCCLXXV.
El día de San Bartolomé, ay misa en San Nicolás por Gregorio de Benavente. Repártese un ducado.

SETIEMBRE

Víspera de la Natividad de Nuestra Señora, ay vísperas y completas en Santa María por Charro, y el día misa y a la tarde vigilias en Santo Domingo y el día siguiente aniversario. Repártense MM maravedís.
El día de Exaltaçión de la Cruz, ay proçesión desde Nuestra Señora a San Juan por Diego el Vollo. Repártense ochoçientos y diez y seis maravedís.
El día de San Mateo, ay misa en San Nicolás por el cura de Santiago. Repártense CCCLXXV.
El día de San Miguel, ay proçesión desde Nuestra Señora a San Miguel. Repártense seisçientos maravedís.
Este día, a la tarde, vigilias por el obispo de Tuy, y otro día aniversario solemne en Santa María. Repártense DC maravedís.

OTUBRE

En otubre, no ay sino las misas ordinarias del sávado y lunes.

NOVIEMBRE

Víspera de Todos Santos, se dize por Francisco García completas y otro día misa y otro día aniversario en Nuestra Señora. Repártense mill y duzientos.
El día de la Conmemoraçión de los Difuntos, a la tarde, se dizen en San Nicolás vigilias y otro día aniversario solemne por Juan de Carvajal. Repártense seisçientos maravedís.
El Otavo de la Comemoraçión de los Difuntos, se dize aniversario en San Francisco por Ozores de Ulloa. Repártense DCCC maravedís.
Yten este día otra vigilia y misa por el conde en San Francisco. Repártense dos mill y duzientos y çinquenta maravedís.
El día de San Martín, ay aniversario sinple en Santo Andrés. Repártense CC maravedís.
Este día ay proçesión desde San Nicolás a San Martín. Repártense seisçientos y ochenta.
Día de la Presentaçión de Nuestra Señora, que es a veinte y uno de nobienbre, misa en Santa María. Repártense mill y quinientos maravedís.
El día de Santa Caterina, se dize misa en Santo Domingo. Quinientos maravedís.
Este mismo día, vigilias en San Nicolás y otro día aniversario por Hernán Ramírez. Repártense mill maravedís.

DIZIEMBRE

Víspera de la Conçepción de Nuestra Señora, en Santa María se dizen vísperas por Pedro García, clérigo, y otro día misa. Seiscientos y çinquenta. Es la misa mayor a las diez.

MISAS ORDINARIAS

Todos los lunes del año se dize misa en Santa María por el liçenciado de Mercado. Repártense en cada misa çiento y noventa y seis maravedís.
Todos los sávados del año se dize misa en Santa María por el conde don Alonso. Repártense en cada una çiento y sesenta y un maravedís.
Dice fiestas de Nuestra Señora que son Purificaçión y Transfixión el día de ella se reza. Anunciaçión, Visitaçión, las Nieves, Asunçión, Natividad, Presentaçión, Concepçión, Expectaçión del parto, se dize misa en Santa María por el conde don Alonso. Repártense en cada fiesta CLXXXIII maravedís.
Silvestre, contador mayor de los estados de Benavente, certifico que la memoria de misas, proçessiones, anibersarios que se hacen cada año en Cabildo, según el título que tiene la primer oja, y lo que está escrito en las cinco siguientes, la hallé entre los papeles del archivo de la fortaleza quando hice el inbentario de dichos papeles, y como necessario le inbentarié en dicho inbentario a folio nuebe vuelta, y le puse en el legajo que tiene por título "Villa de Benavente", y para que en todo tiempo conste doy la presente en veinte y siete de abril de mil y seiscientos y setenta y un años. Juan Antonio Silvestre.

Bóvedas de Santa María del Azogue

lunes, 30 de marzo de 2015

Reseña histórica de las parroquias, iglesias y ermitas de Benavente - Introducción

Plano del Benavente histórico

Según cuenta Ledo del Pozo, hasta 18 parroquias llegó a tener Benavente en tiempos de la repoblación por el rey Fernando II. A la luz de la documentación hoy existente está afirmación resulta a todas luces inexacta. No todas las iglesias que existieron en Benavente fueron fundadas en esta época y, además, es improbable que en algún momento todas ellas gozasen de la consideración parroquial simultáneamente.

A lo largo de los siglos buena parte de estas iglesias y parroquias fueron desapareciendo como consecuencia de la pérdida de feligreses, la ruina de sus fábricas y las modificaciones en la organización eclesiástica de la villa. Sus rentas y bienes fueron agregados a otros templos con mejor fortuna y una vez derribadas, en el mejor de los casos, se mantuvo su memoria en el nombre de una calle o una plaza. Algunas de las iglesias que cita Ledo del Pozo es dudosa su misma existencia, y otras resulta muy problemático localizarlas exactamente al haber desaparecido hace siglos y haberse perdido por completo la memoria de las mismas.

El objeto de este artículo es ofrecer una breve reseña histórica de cada uno de estos templos, acompañada de los testimonios documentales más significativos sobre su trayectoria que se han podido recopilar. Esta primera aproximación no pretende se un estudio exhaustivo, pues los datos existentes sobre cada una de las iglesias darían para escribir una monografía. Es por ello que no se ha profundizado en cuestiones como los aspectos artísticos, la evolución de sus fábricas, el análisis de los libros parroquiales o el estudio de los diversos objetos, retablos e imágenes que se conservan procedentes de algunos de estos templos. Por las mismas razones tampoco se han incluido en este estudio las iglesias y capillas repartidas por los monasterios y hospitales existentes en la villa. Igualmente, sabemos que en el palacio-fortaleza de los Pimentel existió una capilla u oratorio de uso privado de los condes, y en el Jardín, a las afueras de la villa, hubo una ermita dedicada a San Juan, de la que al parecer aún se conserva el edificio en la finca de La Montaña.

Desde el mismo momento de la repoblación, el área urbana de Benavente perteneció al obispado de Oviedo, y por tanto las iglesias de la villa se sometían a su jurisdicción. Ya en un documento de 1184 relativo a una donación de casas en la parroquia de San Miguel se consigna: "Roderico episcopo Ouetensi habente ius episcopale in Benauento". No ocurría lo mismo con los territorios del alfoz del concejo, repartidos de una forma no siempre claramente definida entre las diócesis de Astorga, León, Zamora y Oviedo. Esta confluencia de diferentes jurisdicciones eclesiásticas creó no pocas tensiones y litigios por la delimitación de territorios y el control de los derechos y diezmos correspondientes. En la propia villa parece que algunas iglesias estuvieron en algún momento bajo la dependencia de la diócesis de Astorga. Es el caso de Santa María de Ventosa y Santa María de Renueva.

El primer recuento que conocemos sobre las parroquias benaventanas  procede del siglo XIV. Se trata del inventario realizado bajo el gobierno del obispo de Oviedo, Gutierre de Toledo (1377-1389). Se incluyen en el mismo las parroquias del arciprestazgo de Benavente, con sus derechos de presentación y la partición de los diezmos. La fuente es sumamente interesante, pero lamentablemente el documento que conservamos está incompleto y solamente recoge seis iglesias.

En los libros de actas del Concejo se conserva una relación de las "collaciones" de la villa de Benavente ordenadas según las cantidades satisfechas en el segundo y tercer repartimientos del pedido real del año 1433. Se nombran aquí diez parroquias, aunque agrupadas en siete unidades fiscales: Santa María de Renueva, San Nicolás, San Juan, Santo Sepulcro, Santa María del Azogue, San Pedro, San Martín, San Andrés, San Julián y Santibáñez.

En 1655 el concejo ordena un repartimiento entre los vecinos de Benavente y su jurisdicción para la labor de reparación de las murallas. Los vecinos de la villa acuden agrupados en cada una de las diez parroquias, a saber: San Nicolás, Nuestra Señora del Azogue, San Juan del Mercado, Nuestra Señora de Renueva, San Andrés, Santiago, San Miguel, San Juan de los Caballeros, San Martín y el Sepulcro.

En la "Descripción general de España", obra dirigida por Francisco Mariano Nipho, encontramos una panorámica muy completa de la organización parroquial de la villa en 1771. Esta fuente proporciona detalles muy interesantes, pues incluye el número de vecinos, número de habitantes y la pertenencia de cada uno de los templos. Registra nueve parroquias, pero enumera solamente ocho y omite referencia alguna a la iglesia principal: Santa María del Azogue:

"La villa de Benavente pertenece al obispado de Oviedo, y tiene 9 parroquias, que con el número de vecinos y almas de comunión son las siguientes:

San Nicolás, cuyo patronato pertenece al Sr. Temporal y tiene 99 vecinos. 297 almas de comunión.

San Juan, vulgo de Relox, pertenece al Señor Temporal de esta villa, tiene 91 vecinos. 273 almas de comunión.

Santa María, vulgo Ruanova, pertenece al Rey Nuestro Señor y tiene 88 vecinos. 264 almas de comunión.

San Andrés, perteneciente al Sr. Temporal de la Villa, tiene 88 vecinos. 264 almas de común.

Santo Sepulcro, pertenece al monasterio de Arlanza de Benitos, y tiene 67 vecinos. 201 almas de comunión.

San Martín, pertenece al Caballero Comendador que es, o fuere de la Encomienda de Estriana en la Orden de Santiago, tiene 34 vecinos. 102 almas de comunión.

San Miguel, pertenece al Señor Temporal de la Villa, y tiene 38 vecinos. 114 almas de Comunión.

San Juan del Mercado, pertenece al Serenísimo Señor Infante Don Gabriel, quien presenta el curato a un freyle de San Juan de Jerusalén. Tienen 105 vecinos. 315 almas de comunión.

Suma 726 vecinos. 2.148 almas de comunión".

En el Diccionario Histórico-Geográfico de la provincia de Zamora según las informaciones obtenidas por el geógrafo real Tomás López, entre 1765 y 1798,  se dice: "Benavente tiene como parroquias Santa María la Maior, San Nicolás, San Juan del Mercado de la religión de San Juan de Malta, el Santo Sepulcro, San Andrés, San Martino, San Juan del Relox, San Miguel, Santhiago, agregada a Santa María la Maior, y en todas son diez”.

Esta situación va a cambiar radicalmente durante el siglo XIX. Como relata Eduardo Fuentes Ganzo, en 1800 “el conjunto urbano se divide administrativamente en nueve parroquias, incluyendo fuera del recinto urbano, las huertas y casas de labor de la villa: Santa María la Mayor, San Martín, San Nicolás, San Juan del Mercado, San Juan del Relox o de los Caballeros, Santa María de Renueva, San Andrés y El Sepulcro".

En el Diccionario de Madoz, de mediados del siglo XIX, se dice que "en otro tiempo no muy remoto hubo once iglesias parroquiales, de las que se conservan seis, tituladas Santa María del Azogue, que es la mayor, el Sepulcro, San Nicolás, Santa María de Renueva, San Andrés y San Juan Bautista (vulgo del Mercado). El orden en que van designadas es el mismo que guardan entre sí de preferencia en las funciones religiosas a que concurren todas, o cuando en cada una de ellas hay que celebrar alguna fiesta".

El  proceso de racionalización del arciprestazgo de Benavente, entre 1885 y 1892, hará que a finales de siglo quedarán reducidas las parroquias a tres: Santa María del Azogue, San Juan del Mercado y Santa María de Renueva.

En el año 1973 se publica la "Guía de la Iglesia de Zamora", donde la situación de las parroquias de Benavente es la siguiente:

Arcipreste de Benavente: D. Ceferino Carnero Gómez

Parroquia de San Juan Bautista
Población: 6.500 habitantes
Párroco: Don Elías Tocino Pascual
Coadjutor: Victorino González de la Torre
Coadjutor: Don Marcelino de Dios Dios

Parroquia de Santa María la Mayor
Población: 2.250 habitantes
Regente: Don Leovigildo Martín Villar
Coadjutor: Don Pablo Muriel Hernández

Parroquia de Santa María de Renueva
Población: 6.000 habitantes
Ecónomo: Don José Muñoz Miñambres
Coadjutor: Don Vidal Aguado Seisdedos

Panorámica de Benavente tomada desde el Silo. Postal de los años 60.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Reseña histórica de las parroquias, iglesias y ermitas de Benavente - San Antón

La calle de San Antón Viejo de Benavente

Iglesia / advocación: San Antón.
Otras denominaciones: "Ermita pequeña de San Antón".
Categoría: Iglesia, ermita.
Localización: Extramuros de Benavente, próxima a la puerta de San Antón y, posteriormente, junto a la puerta de Astorga.
Patronato / presentación: Sin datos.
Fundación: Sin datos.
Primera mención documental: 1345.
Desaparición: En ruinas a principios del siglo XX.
Cofradías y capellanías: Cofradía de San Antón.

Sobre esta desaparecida iglesia o ermita existe una gran confusión, pues tenemos noticia de varios cambios de emplazamiento, así como de la existencia de una encomienda, una cofradía, un hospital y una puerta de la muralla con el mismo nombre.

Las primeras referencias sobre San Antón datan de mediados del siglo XIV y en ellas se habla de un lugar extramuros donde existiría una iglesia o ermita bajo esta advocación. En 1345 se cita a San Antón en la localización de unas tierras y viñas pertenecientes al monasterio de Nogales: “la una jaz a Santo Antón e la otra jaz camino del Penosiello, cerca de la tierra de Alfonso Domínguez notario que fue”. En otro documento también del siglo XIV se alude a dos pares de casas que el monasterio de San Pedro de Montes "ha en Benauente enna cal que ua a la puerta de Sant Antón".

Respecto a la situación de esta primitiva ermita existe un plano de Benavente del siglo XIX que nos proporciona unas referencias bastantes precisas. Es una copia de 1847 de un original francés de 1808 según consta en el catálogo del SGE. En él encontramos señalado el templo extramuros, en el lado derecho del camino de Astorga, aproximadamente en el tramo final de lo que hoy es la calle de San Antón Viejo. Este sería el emplazamiento anterior al segundo conocido, también extramuros pero junto a la puerta del Sepulcro.

En los aranceles del portazgo y castillaje, del siglo XV, se toma como referencia "la ermita pequeña de San Antón" como uno de los puntos para la vigilancia del pago del impuesto: "El capitulo del descaminado, se entienda si el mercader pasare de noche o de día con cargas de San Lázaro adelante sin pagar portazgo, y a la puerta de la Puente sin pagar al pontón de Santa Cristina adelante y a la puerta de Astorga si pasare de la hermita pequeña de Santo Antón, e a las otras puertas en cantidad de otro tanto camino como a San Lázaro".

En torno a la festividad de San Antonio Abad, el día 17 de enero, se celebraban desde antiguo celebraciones litúrgicas en Benavente y procesiones hacia su ermita. En una memoria de las celebraciones del Cabildo de San Vicente, de 1575, se anota en el mes de enero: "el día de San Antón se haze procesión desde Santa María a Santo Antón. Repártense dos ducados".

En las ordenanzas de la cofradía de San Antonio Abad de Benavente, de 1620, leemeos: "Item hordenamos que nuestra cofradía esté fundada en la Iglesia de Señor San Antonio Abad extramuros de esta villa de Venabente...”.

Según Ledo del Pozo "la encomienda de San Antonio abad servía en lo antiguo para el auxilio de los pobres. Estaba a cargo de un comendador freire de la misma orden y de algunos legos, que sostenían el culto, recogían las limosnas y servían y acogían a los infelices. Últimamente fue incorporada a la casa de Toro de que era filiación y abandonado el culto del Santo a la piadosa devoción del vecindario, su ermita existió en lo antiguo más allá de la puerta, que lleva su nombre, pero destruida aquella, la piedad de sus devotos le ha erigido la que actualmente tiene a la salida de la puerta de Astorga".

El Hospital de San Antonio abad estaba intramuros, en el entorno de la actual plaza de San Antón. En una escritura de 1665 se deslindas unas casas "con su corral en la feligresía del Sepulcro en la calle del hospital de San Antón Abad, que es la primera como se viene del Sepulcro para dicho hospital a mano derecha, que linda con la cerca por la parte de adelante y enfrenta con la puerta de la capilla de la Consolación y calle de concejo que sale a las heras".

A mediados del siglo XIX, el diccionario Madoz la sitúa extramuros al norte de la villa, a la distancia de 104 pies de la puerta del Sepulcro: “Se construyó después de la Guerra de la Independencia, por haber arruinado los franceses la anterior. Cuenta de longitud exterior 78 pies sobre 38 de largo. Nada ofrece de particular este edificio”.

Según Juan Carlos de la Mata, este edificio, construido con tapial y materiales pobres, debió derrumbarse y ser demolido en los primeros años del siglo XX, por lo que hubo de ser trasladada la imagen del santo patrón, así como su función anual, al cercano edificio de la antigua iglesia del Sepulcro, situado detrás de la Casa del Tinte. Esta iglesia permanecía prácticamente cerrada al culto tras la reestructuración parroquial habida en la segunda mitad del siglo XIX.

Reseña histórica de las parroquias, iglesias y ermitas de Benavente - Santa Cruz y La Soledad

Ermita de la Soledad de Benavente

Iglesia / advocación: Santa Cruz.
Otras denominaciones: "Veracruz", "La Soledad".
Categoría: Iglesia, ermita y hospital.
Localización: Extramuros de Benavente, próxima a la puerta de Santa Cruz.
Patronato / presentación: Sin datos.
Fundación: Sin datos.
Primera mención documental: 1328.
Desaparición: Actualmente en uso.
Cofradías y capellanías: Cofradía de la Santa Cruz.

La ermita de la Santa Cruz o de la Veracruz estuvo situada en el mismo lugar ocupado actualmente por la ermita de la Soledad, extramuros de la villa y próxima a una de las puertas principales de la muralla: la puerta de Santa Cruz. En realidad, la actual ermita de la Soledad es sucesora de la anterior, que habría cambiado su denominación por albergar una imagen de la Virgen de la Soledad de especial devoción popular. No obstante, existió una ermita anterior cuya localización exacta resulta problemática, pues los testimonios no son coincidentes.

La mayoría de los autores sitúan la antigua iglesia o ermita de Santa Cruz en el emplazamiento del Hospital de la Piedad, cuya construcción por el V conde de Benavente, Alonso Pimentel, habría ocasionado su traslado a otro lugar extramuros. Esta es también la interpretación ofrecida por Ledo del Pozo: "Santa Cruz, en el sitio que ocupa el hospital de la Piedad; se aplicó a esta santa obra por los años 1517". Sin embargo, al consultar la documentación benaventana de los siglos XV y XVI este extremo no está tan claro. Por el contrario, parece que debemos diferenciar el hospital de Santa Cruz y la ermita de Santa Cruz, como edificaciones con emplazamientos distintos, pero relacionados entre sí.

En la carta fundacional del hospital de la Piedad, del año 1517, se alude a los deseos manifestados por el conde de crear un hospital y las gestiones previas realizadas para ello: "tengo deliberado hacer un hospital en esta mi villa de Benavente cerca del monesterio del señor San Francisco, en la calle que dicen de Santa Cruz, ha donde solía ser el Hospital de la Cruz, e para ello tengo procurado de nuestro muy Santo Padre muchas indulgencias y ayudas espirituales". En otro pasaje de esta escritura, con motivo de la dotación de 50.000 maravedís de juro de heredad, se vuelve a aludir a esta intención del conde: "que yo hube comprado (los maravedís) en los Barrios de Salas de la condesa de Benavente, doña María Pacheco, mi señora madre, e yo los renuncié en el dicho hospital que aún había de hacer entonces e tenía pensado que se llamare el hospital de Santa Cruz, e por virtud de ni renunciación se sacó prebilegio de ellos".

Por tanto, el hospital de Santa Cruz estuvo enclavado en los solares sobre los que se levantó el Hospital de la Piedad. Sin embargo, la nueva construcción, mucho más ambiciosa y concebida para perdurar en el tiempo, necesitó de bastante más suelo urbano que su antecesora. Buena prueba de ello es la serie de compras de casas, situadas en esta misma calle y en la contigua de San Francisco, efectuadas por los condes desde algunos años antes. En 1514 los condes compraron a Fabián Sánchez, vecino y regidor de la villa de Benavente, unas casas en la colación de San Juan del Mercado, junto al hospital de Santa Cruz, por 10.000 maravedís. Pocos meses antes de la fundación del nuevo hospital, concretamente, el 28 diciembre de 1516, el conde adquirió de los abades y cofrades de la cofradía su hospital, con sus corrales y huertos, sito en la colación de San Juan del Mercado, en la calle de la Cruz, por 60.000 maravedís libres de alcabala.

Respecto a la ermita de Santa Cruz, las referencias que tenemos para el siglo XV la sitúan extramuros, próxima a la puerta del mismo nombre. No tenemos datos sobre su fundación u origen. A este respecto Juan Carlos de Mata considera que estaría relacionada con la presencia de la orden franciscana en Benavente desde el siglo XIII. En 1328 se menciona la puerta de Santa Cruz en un deslinde de una viña en el pago de Villacid: "la qual vinna determena de la una parte vinna de Alfonso Giralldez, et de la otra parte vinna de Alvar Alfonso et de la otra parte vinna de vos, el dicho Alfonso Johánez, et enfruenta enna carrera que va de la puerta de Santa Cruz para Villaçiza". Es muy probable que el nombre de esta puerta certifique ya la existencia de la ermita en estos años
.
En 1433 se reúne el concejo en las inmediaciones del templo, que ahora recibe la denominación de iglesia: "juntos en su concejo cerca de la iglesia de Santa Cruz, llamados por campana tañyda, según que lo abemos de huso y de costumbre". En las ordenanzas del viñedo plantado cerca del río Salado, de 1434, se menciona la ermita a propósito de la localización de dos caminos: “un camino que comiença desde la yglesia de Santa Crus que está çerca desta villa e se acaba en el camino que va de la puerta de Sancto Andrés para la puente de Castro Gonçalo e el otro camino que comiença desde allende el río Salado e va para el vado de la Çebolla”.

En 1475 se menciona al abad de la ermita de Santa Cruz, que debía estar bajo la dirección de la cofradía y hospital del mismo nombre: "Que dio Rodrigo de Mayorga al abad de Santa Crus porque consintió meter la cal que este mes de agosto se puso en la hermita, que avrá bien sesenta cargas, dos reales para aseyte para alumbrar la dicha hermita, que son sesenta maravedís". También aquí el texto evoca una construcción exenta y extramuros.

Juan Carlos de la Mata documenta la fundación, a comienzos del siglo XVI, de una capellanía con el nombre de la Cruz, atendiendo a las mandas testamentarias de Francisco Suárez, vecino de Benavente. Esta capellanía, se constituye en la “ermita nueva” de la Cruz, próxima a la puerta de Santa Cruz, según expresan las escrituras fundacionales de la misma: "...hago e constituyo una capellanya por el anyma del dicho Francisco Suarez que aya en gloria e que la dicha capellanya sea en la ermita de la Cruz nueba, cerca de la puerta de Santa Cruz, fuera de la villa". Este mismo autor precisa que en el siglo XVII, la cofradía y su ermita figuran en la documentación mencionadas indistintamente con la denominación de cofradía y ermita de la Cruz o Veracruz. Es en la segunda mitad de este mismo siglo cuando se comienza a aludir a la Virgen de la Soledad, como existente en este templo. La especial devoción popular a esta imagen provocará que el edificio acabe denominándose habitualmente como ermita de la Soledad.

A mediados del siglo XIX, Madoz describe así la ermita: “está situada al oeste de la villa a la distancia de unos 230 pies geométricos; las bóvedas de su fábrica son de la misma forma que las de las iglesias, siendo su altura de 30 pies. Tenía bellísimas imágenes antes de la Guerra de la Independencia, que fueron quemadas por los franceses. De ella salen y vuelven las procesiones de Semana Santa”.

martes, 3 de marzo de 2015

Reseña histórica de las parroquias, iglesias y ermitas de Benavente - San Lázaro

Ruinas de la ermita de San Lázaro en los años 90

Iglesia / advocación: San Lázaro.
Otras denominaciones: Sin datos.
Categoría: Ermita, hospital y "convento".
Localización: En el camino del Calvario, junto al Centro de Transportes.
Patronato / presentación: Patronato de Antonio Charro y, más tarde, de Antonio Alfonso Pimentel Vigil de Quiñones, conde de Luna.
Fundación: Sin datos.
Primera mención documental: 1380.
Desaparición: Siglo XIX.
Cofradías y capellanías: Sin datos.

La ermita de San Lázaro se encontraba extramuros, en el camino del Calvario, junto al actual Centro de Transportes. Todavía hoy se mantiene su puerta principal, con su espadaña, en la glorieta del Centro de Transportes, en el mismo lugar donde siempre estuvo. Por una confusión inexplicable, y mantenida en el tiempo, este entorno fue bautizado en los últimos años como “ermita de San Lorenzo”.

En los años 90 se conservaban aún restos de sus muros perimetrales levantados con tapiales y ladrillo en algunos tramos. La espadaña, en cambio, fue construida en piedra, con sillares regulares reforzando los vanos y encofrado de cal y canto en el resto. Sobre el arco apuntado de entrada se aprecia claramente el hueco dejado por el escudo de los administradores del patronato.

Sus orígenes parecen ser bajomedievales, relacionados con la asistencia a determinados enfermos y el interés por atenderlos fuera de los muros de la villa. Parece ser aquí existía un "lazareto" u hospital especializado en la atención a personas afectadas por enfermedades contagiosas, como la lepra. Su primera mención la encontramos en 1380, cuando en el testamento de Rodrigo Álvarez Osorio se deja un maravedí para su mantenimiento.

En la documentación consultada, San Lázaro aparece indistintamente como "ermita", "hospital", e incluso como "convento". En torno a la ermita se configuraba un pequeño núcleo de población, a modo de uno de los arrabales de la villa. A él se alude en 1434 en las Ordenanzas del viñedo plantado cerca del río Salado: "como de los vesinos e moradores en los lugares de Briue e San Lasaro e Villanueva de Asoague".

En las Ordenanzas concejiles del vino se prohíbe meter vino "en esta dicha villa de Benavente o en sus arrabales de fuera parte o en San Lázaro". En los aranceles del portazgo y castillaje, del siglo XV, se toma la ermita como uno de los puntos de referencia para la vigilancia del pago del impuesto: "El capitulo del descaminado, se entienda si el mercader pasare de noche o de día con cargas de San Lázaro adelante sin pagar portazgo".

La institución de la ermita y el hospital era administrada por una comunidad que atendía a los enfermos y gestionaba sus bienes. Durante los siglos XVI y XVII se constata la existencia de un patronato en manos de diferentes familias nobiliarias.

En la Sala de Hijosdalgo del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (Caja 667,29) se conserva un pleito de hidalguía de Don Isidro Charro de Lorenzana, vecino de Villalobos, correspondiente al año 1664. Según la interesante información proporcionada por José Ignacio del Amo sobre este expediente, el bisabuelo de Don Isidro, Don Francisco Charro, era natural del lugar de Genestacio de la Vega, donde poseyó hacia 1571 una heredad cabeza de mayorazgo de los Charro, con su aniversario.

Hijo de Don Francisco fue Álvaro Charro, abuelo del pleiteante, que falleció en Villanueva de Valdejamuz, muy próximo a Genestacio. Su hijo Antonio Charro, fue el padre de Don Isidro: “Después Antonio vino a vivir a Benavente, que está a tres leguas cortas, donde tuvo un mayorazgo que yo heredé con el patronato del hospital de San Lázaro extramuros, donde está las armas de los Charro, que es el mismo que está en la portada de la carta ejecutoria (la de 1571), con derecho a devengar 500 sueldos, según el fuero de España [...] y en la iglesia mayor de Benavente (Santa María del Azogue) tenemos sepulcro en la Capilla Mayor, al subir la primera grada del altar al lado del evangelio donde están las mismas armas y rótulo”.

A principios del siglo XVII la ermita forma parte de un patronato administrado por la familia de los condes de Benavente. En 1612 Antonio Alfonso Pimentel Vigil de Quiñones (1574-1633), conde de Luna, otorgaba poder a favor de Rodrigo Díaz y Pedro Ardid Osorio, contadores de Juan Alfonso Pimentel de Herrera, conde-duque de Benavente, su padre, para que administren en su nombre los bienes de "la iglesia y patronazgo de la ermita de San Lázaro, extramuros de la villa de Benavente".

Posteriormente tenemos noticias que vinculan nuestra ermita con el convento de los Jerónimos, extramuros de la villa. En 1659 se da curso a una ejecutoria para restituir a Nuestra Señor de la Piedad de la ermita de San Lázaro al convento.

En el interior de la ermita existía una imagen de Nuestra Señora de la Piedad que era objeto de una especial devoción. En el testamento de Manuel de Vega Cabeza de Vaca, caballero de la Orden de Santiago, declara en 1607 que su hermana, Ana de Vega, cuando murió "mandó a la imagen de Nuestra Señora de la Piedad questá en la ermita de Señor San Lázaro desta dicha villa de Benavente, una saya de las suyas, de mi hermana, lo cual hasta ahora no se ha cumplido". Por ello manda que se compre terciopelo para una delantera de basquiña para dicha imagen.

Hacia 1833 la arruinada sirve de cementerio municipal provisional, a la espera de la construcción de uno nuevo definitivo. Para ello se reconstruyen algunos de sus tapiales, como documenta Eduardo Fuentes Ganzo.

Según Madoz a mediados del siglo XIX los restos de San Lázaro servía de cementerio para el Hospital de la Piedad. Aquí se celebraba en esta época una comida o merienda campestre de gran tradición en toda la comarca: "Generalmente se observa en el país tener las familias una tarde de campo el domingo de Pasión para comer unas tortillas de escabeche de besugo y no de otra cosa, sin punto determinado donde celebrar esta francachela, a no ser en Benavente que se guarda con rigidez se celebre en torno a la ermita de San Lázaro".