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El castillo de Benavente, según Robert Ker Porter (1808) |
Como es bien conocido, fueron el cuarto conde, Rodrigo Alfonso Pimentel (1461-1499) y especialmente su hijo y sucesor, Alonso Pimentel (1499-1530), los verdaderos impulsores de la reforma del castillo de Benavente, convirtiéndolo en el símbolo mismo del poder señorial de la familia sobre toda la región. Con ellos, la fortaleza pierde, en parte, su función militar, o al menos queda relegada a un segundo plano, y se va configurando como una auténtica residencia palaciega, muy al gusto de la época.
En el contexto de las demás villas del señorío, la tenencia del castillo de Benavente era la que comportaba una asignación anual mayor, concretamente 90.000 maravedís en 1499, frente a los 50.000 de Portillo, 40.000 de Puebla de Sanabria, 30.000 de Mayorga, 25.000 de Villalba y Castromocho y 20.000 de Viana. El dato es especialmente significativo si tenemos en cuenta que muy pocos años antes, concretamente en 1493, la tenencia de Benavente suponía 25.000 maravedís. En opinión de Isabel Beceiro no es fácil saber si este llamativo crecimiento puede estar motivado por un alza general de los salarios, en consonancia con las fluctuaciones económicas de la época, o se trata de una cuestión específica entre el conde y sus caballeros, relacionada, quizás, con el gasto de mantenimiento de la fortaleza.
A las obras emprendidas por el cuarto conde se alude en un documento procedente del Archivo Municipal. Se trata de la confirmación hecha en 1475 de una carta de su padre, el conde Alonso Pimentel, por la que otorgaba a los vecinos de la calle de la Rúa ciertas mercedes sobre la venta de paños. A la hora de establecer las sanciones derivadas del incumplimiento de sus instrucciones el conde fija una multa de 1000 mrs., repartida de la siguiente manera: la terçia parte para las obras del castillo de la dicha mi villa y la otra para la justiçia y la otra para la persona o personas que ovieren cargo de faser mecer los dichos pannos de la dicha Rúa.
Al margen de este escueto dato, la fuente principal para el estudio del castillo de Benavente durante este período son los testimonios de varios testigos, correspondientes a un pleito entablado entre la viuda del cuarto conde, María Pacheco, y su hijo el quinto conde, don Alonso Pimentel. La reclamación de doña María venía motivada por las obras realizadas en la fortaleza y en otros lugares durante el mandato de su marido, y que ahora reclama, en concepto de bienes gananciales, a su hijo. El conde por su parte, alegaba que estos trabajos no se habían hecho a costa del matrimonio, sino por vasallos dependientes del entonces titular de la casa, y en cualquier caso, la mayor parte de los edificios se habían arruinado a la muerte de éste. A continuación, cada uno de los testigos va relatando, con bastante detalle, las edificaciones y mejoramientos del cuarto conde, aportando noticias de interés sobre aspectos muy diversos: calidad de los materiales, nombres de cada uno de los edificios y construcciones, disposición y uso de las mismas, etc. Algunas referencias a esta documentación aparecen ya en la monumental obra de Cooper sobre los castillos señoriales de la Corona de Castilla, pero ha sido Isabel Beceiro Pita quien ha publicado los testimonios más significativos. Aportamos ahora nuevos testimonios que pueden complementar toda la documentación dada a conocer hasta ahora.
Esta fuente, junto con las cuentas de gastos de 1493 y 1499, así como diversas noticias que aportan los libros de descargos y otros documentos del fondo Osuna del Archivo Histórico Nacional (Sección Nobleza, Toledo) permiten atribuir al cuarto conde un buen número de edificaciones nuevas, junto con la reforma o reconstrucción de otras preexistentes. Entre ellas la barrera o cerca exterior que rodeaba todo el conjunto, junto con las torres de flanqueo correspondientes y el adarve, construido con el característico encofrado de cal y canto, también presente en las murallas y en las puertas de la ciudad. También se alude a varias torres: la denominada Torre de la Açucena, que probablemente haría las funciones de torre del homenaje del alcázar, otra llamada de Las Eminas, situada junto a la anterior, otra emplazada sobre el río, antecesora quizás de la Torre del Caracol, y la Torre Laguna. Tanto Cooper como Gómez Moreno coinciden en situar en el siglo XV, y más concretamente en la segunda mitad del siglo, el conjunto de construcciones que se pueden ver en las fotografías más antiguas de finales del siglo XIX.
De la disposición interior del edificio existen algunas referencias vagas, sin poder precisar su ordenación exacta. Se mencionan, por ejemplo, la Sala de los Artesones, de lujosa decoración, de la que partían algunos corredores. Junto a ésta, si es que no se trata de una misma estancia, se encontraba el Cuarto Rico, cuya denominación es suficientemente expresiva. También construyó este conde la escalera principal, la capilla destinada "a la misa dorada rica", dos cocinas, una para el conde y otra para la condesa, y buena parte de los subterráneos, además del sistema de conducción de aguas desde el Órbigo. El uso de dos cocinas independientes pone de manifiesto uno de los rasgos característicos de las residencias señoriales de la época: la frecuente separación de los aposentos del señor y de sus gentes, de los de la señora y las suyas. También sabemos de esta costumbre por el relato de uno de los visitantes del castillo: su casa era repartida de tal manera, que la Condesa con sus damas, no tenga que departir, ni ver, si quieren, con el Conde y sus criados. En cuanto a la decoración, los testimonios son ciertamente deslumbrantes. Aunque se mencionan frecuentemente labores de cantería, carpintería y pintura, pocas veces se indica en qué lugares concretos se aplicaron. En cualquier caso, se documenta el uso de maderas nobles, yeserías, artesonados, panes de oro, azulejos, vidrieras, tapices, marfiles, mármoles y terciopelos.
A pesar del empeño puesto por el cuarto conde por engrandecer su casa, su obra fue efímera. Así al menos lo expresa García de León, uno de los testigos personados en el citado pleito, haciendo recaer sobre su sucesor, Alonso Pimentel, todo el mérito en la edificación del nuevo palacio. Según su testimonio, cuando falleció don Rodrigo la fortaleza estaba totalmente posteada ante la amenaza de ruina inminente, especialmente en todo el sector construido sobre el río que estava toda armada sobre falso, hasta llegar a la puerta de Santiago, entrada principal al castillo. La existencia de amplios e intrincados subterráneos y pasadizos bajo los cimientos de la construcción, descritos entre otros por Münzer, debió favorecer esta situación. No obstante, el testimonio no deja de ser parcial pues se trata de un testigo propuesto por el conde, interesado en remarcar sus iniciativas frente a las de su antecesor.
APÉNDICE DOCUMENTAL
Principios del siglo XVI.
Testimonios y probanzas de las obras realizadas en la fortaleza de Benavente durante los mandatos del IV conde, Rodrigo Alfonso Pimentel, y del V conde, Alonso Pimentel.
Archivo Histórico de la Nobleza, Osuna, leg. 478, 1-7.
Testigo Diego Macías, clérigo, vezino del lugar de la Verdenosa, dixo, que a la sazón que el dicho Conde don Rodrigo Alonso Pimentel hizo la fortaleza de Benavente, vio cómo a los labradores de la tierra de la dicha villa, a su costa dellos mesmos les hazían traer toda la piedra, cal, y arena que era menester para la dicha fortaleza, y les hazía dar peones para servir a los maestros que andavan en la obra; y que todo era a costa de los labradores, porque este testigo como vivía a dos leguas de la villa de Benavente, en el lugar de la Verdenosa, donde aora vive, que es lugar que está metido entre la tierra del dicho Conde, lo vio, y ansí passa lo que dicho tiene, y porque vio muchas vezes sobre ello quexarse a los labradores de las sinrazones que el dicho Conde les hazía, en les quitar de sus haziendas, y hazer llevar la cal, y arena, y piedra a la dicha fortaleza de Benavente, y dar peones para servir a los maestros sin les pagar cosa ninguna, sino antes los maltratava, sino yvan tan presto, como los llamavan; y que lo mismo ha oydo dezir este testigo, que el dicho Conde hazía hazer a los de las otras villas, do quiera que hizo y edificó fortaleza, y que solamente él no pagava más de los maestros.
Testigo Pedro Alonso, vezino de Benavente, dixo, que él vio a la sazón que el Conde don Rodrigo Alonso Pimentel hazía la fortaleza de Benavente, que hazía venir allí a los vassallos de la tierra de Benavente a traer la piedra, y cal, y arena que era menester para la dicha fortaleza, sin les dar ni pagar cosa ninguna por ello, porque este testigo a la sazón que el dicho Conde hazía la dicha fortaleza vivía en la villa de Benavente, y aún vido, que el dicho Conde trahía tan aperreados a traer lo que era menester para la dicha fortaleza, que muchos de Benavente tenían que dezir dello, sino que no osavan hablar de miedo del dicho Conde, porque era muy bravo hombre, y hazía todo quanto quería; y también vio, que el dicho Conde, de que vio que sus vassallos andavan muy aperreados y fatigados a traer los materiales para la dicha fortaleza, que puso doze pares de bueyes con doze collaços, que andavan con ellos a costa del dicho Conde a ayudar a traer los dichos materiales, y que esto que fue ya cuando estaba hecha la media fortaleza; y que siempre este testigo ha oydo dezir después acá, que el dicho Conde hizo la dicha fortaleza de Benavente, que él no gastó en ella sino lo que dava a los oficiales que labravan, y a los doze collaços que puso, que todo lo otro se hizo, como declarado tiene arriba, a costa de los labradores de la tierra, y que lo demás en la pregunta contenido, que no lo sabe.
Testigo Carlos de Medina, vezino de Benavente, dixo, que el vido, que a la sazón que el Conde don Rodrigo Alonso Pimentel ya difunto hazía la fortaleza de la villa de Benavente, y labrava en ella, porque se le avía quemado, que el dicho Conde, que hazía traer a los vassallos de la tierra de la dicha villa de Benavente la piedra y cal y arena que era menester, a su costa de los mismos; y que después vido este testigo, que porque a los labradores se les hazía caro dexar de entender en sus haziendas, y andar a traer los dichos materiales, que ellos se concertaron con el dicho Conde don Rodrigo y con sus oficiales, en que cada labrador pagasse una hanega de pan mediado, y veynte y cinco maravedís, para que el dicho Conde tomasse collaços y bueyes, para que traxessen los dichos materiales, y ansí de allí adelante el dicho Conde compró más de quarenta pares de bueyes, y tomó collaços que trahían los dichos materiales para la dicha fortaleza, y los labradores pagavan cada año cada uno los dichos veynte y cinco maravedís, y una hanega de pan mediado para los dichos collaços. Y desta manera ha visto este testigo, que se hizo la dicha fortaleza de la dicha villa de Benavente; y lo demás en la pregunta contenido, este testigo no lo sabe.
Testigo Juan García el viejo labrador, vezino del lugar de Santa Cristina, dixo, que a la sazón que el dicho Conde don Rodrigo Alonso Pimentel hazía la fortaleza de la villa de Benavente, este testigo vido, como hazía allí venir a los labradores de la tierra con sus carros y bueyes a la hazer y traer la piedra, y cal y arena que era menester para la dicha fortaleza; y que quando era menester peones para trabajar en ella, que también se los hazía dar, y que de cosa ninguna dello les pagava el dicho Conde don Rodrigo blanca, ni cornado, ni siquiera les dava a comer, porque este testigo como su vassallo del anduvo allí harto tiempo acarreando piedra para la dicha fortaleza, y avezes se lo hazían traer de a par de León, y otras vezes de a par de un lugar que se llamava Quintos, y la cal les hazía traer de un lugar, que se llama Béçares, y después y a la postre que andavan en los acabos de la fortaleza, porque toda la tierra se quexava, que se perdía y no entendía en sus labores, por andar trayendo a la dicha fortaleza las serventías que les mandavan traer, el dicho Conde se concertó con toda la tierra, en que quería poner collaços y bueyes, para que traxessen a la dicha fortaleza lo que fuesse menester, y que ellos le pagassen para pagar aquellos collaços, de cada casa dos eminas de pan mediado, y veynte maravedís en dinero en cada un año, y assí se concertaron con él toda la tierra, y de allí adelante ellos no yvan a llevar ninguna serventía, salvo que le pagaban al dicho Conde don Rodrigo lo que declarado tiene. Y desta pregunta esto es lo que sabe y vido de lo en ella contenido; y que en lo que toca en las otras villas, que el dicho Conde tenía, que este testigo no sabe cosa alguna dello.
Testigo Christóval García Contador, vezino y regidor de la villa de Benavente, dixo, que él a la sazón que vino a vivir a la casa del Conde don Rodrigo Alonso Pimentel, oyó dezir a un suegro que después tuvo, que se llamava Alonso Martínez, que fue contador del dicho Conde, que cuando se començó a hazer la obra de la fortaleza de la villa de Benavente, que el dicho Conde, que hazía allí venir por premia a los vassallos de la tierra, con sus bueyes, y carros, y bestias, y traer todas las serventías que eran necessarias para la dicha obra, y que les hazía también dar peones para ella; y que después, porque de aquello los labradores recebían gran fatiga, por los sacar de sus haziendas, y los traer allí aperreados, que se dio por medio entre ellos y el dicho Conde, en que el Conde tomasse veynte yuntas de bueyes con veynte collaços, y otros tantos carros, para traer las dichas serventías; y que los labradores de la tierra, para pagar los dichos collaços y costa de los bueyes, que diesse cada labrador en cada un año al dicho Conde dos eminas de pan, una de trigo, y otra de centeno, y veynte maravedís en dinero, y este testigo después que vino a la dicha casa del dicho Conde, vido, como la tierra pagava lo susodicho en cada un año, y se los vido assí pagar, hasta el año de noventa y ocho, que entonces el dicho Conde, como se le murió el Marques de Villafranca su hijo, se lo quitó, porque era imposición, y que lo que el dicho Conde don Rodrigo hizo en la fortaleza de Villalva, este testigo le vido hazer en ella, que fue solo un quarto pequeño, que está en las Barcaras, que a su parecer deste testigo, le costó al dicho Conde a hazer cien mil maravedís, o ciento y veynte, que se la hizieron unos Moros de Valladolid e ordenaron, y que en la dicha fortaleza este testigo no vio, que el dicho Conde don Rodrigo que labrasse otra cosa más del dicho quarto; y que en la fortaleza de la villa de Portillo sabe este testigo, que hizo el dicho Conde una barrera de cal y canto, con sus cubos, y que no sabe si la tierra, si le dava las serventías para ello, y que en lo de la fortaleza de Sanabria, que este testigo sabe y vido, que los de la tierra de la dicha villa de Sanabria, y los de la Abadía de San Martín de Castañera, que aunque entonces no eran vassallos del dicho Conde don Rodrigo, sino de encomienda, que ellos apremiados para ello, les hazían traer la cal de Portugal, y la piedra, y las otras serventías necessarias para la obra de la dicha fortaleza, también como a los propios sus vassallos, sin por ello le pagar cosa alguna; y lo vido assí este testigo, estando él en la Puebla de Sanabria al tiempo que se hazía la dicha fortaleza, y ansí es muy público y notorio en la dicha tierra de Sanabria.
Testigo Andrés Barrete, vezino del lugar de Castro, dixo, que sabe, que el conde de Benavente don Rodrigo Alonso Pimentel ya difunto, que a la sazón, que hizo la fortaleza de la villa de Benavente, que hazía allí venir a todos los labradores de la tierra de la dicha villa con sus carros y bestias a traer la piedra, y cal, y arena, que era menester para la obra de la dicha fortaleza, sin por ello les dar ni pagar a los dichos labradores cosa alguna porque este testigo como vassallo, que a la sazón era del dicho conde don Rodrigo, lo vio ansí passar, y porque fue en traer harta piedra con un carro para la dicha fortaleza y que está por pagar dello también, como los otros labradores, y esto es ansí cosa muy pública y notoria en la dicha villa de Benavente, y en su tierra, y que este testigo desta pregunta no sabe otra cosa.
Testigo Juan de Benavente, vezino del lugar de Vareicil del Barco, dixo, que sabe que el Conde don Rodrigo Alonso Pimentel en su vida, al tiempo que hizo la fortaleza de la villa de Benavente, que hazía traer para la hazer todos los materiales de piedra, y cal, y arena, a los labradores de la tierra de Benavente a su costa dellos mismos, sin les dar ni pagar por ello cosa ninguna; porque este testigo a aquella sazón que el dicho Conde don Rodrigo hazía la dicha fortaleza, era su vassallo, y anduvo allí a traer con un par de bueyes y un carro que tenía, piedra para la dicha fortaleza, y vio andar a otros muchos, y que les hazían yr por la piedra a las vezes a par de Toro, y otras vezes al término que se llama de Quintos, y por la cal en bestias a Viel, a Fafila, y a otras partes, sin por ello les dar ni pagar cosa alguna, ni tan solamente siquiera a bever, y que también les hazía dar peones para acabar y servir a los canteros, porque este testigo, como su vassallo que era del dicho Conde, lo vio, y porque fue él en traer de los dichos materiales, y hazer las otras servencías que le mandavan también como a los otros vasallos, y aún con todo ello le avían todos miedo al dicho Conde don Rodrigo, por que tenía siempre puesto un sobrino para los que no venían a traer los dichos materiales para la dicha fortaleza, para prendarlos luego por ello; y desta manera les hazían a todos venir a las traer, que solamente lo que gastava el dicho Conde en la dicha obra, era lo que dava a los maestros, y a los que sacavan la piedra y hazían la cal, que aquello todo lo pagava el dicho Conde, sacando el traer y ponerlo en la obra, que aquello, como declara este testigo, trahían los vassallos a su costa dellos mesmos, y más los peones que davan para servir en la dicha obra a los maestros.
Con más testigos se prueva esta pregunta, y dizen todos lo mesmo que ellos [...]
Testigo Juan de León el viejo, vezino de Benavente, dixo, que él ha visto que el Conde de Benavente, que agora es, don Alonso Pimentel, que después que heredó la casa de Benavente; y el Conde don Rodrigo su padre falleció, que él que ha hecho en la fortaleza de Benavente dos torres muy buenas con sus corredores y balcones, que ha hecho en el quarto que se llama de la Condessa, muchos aposentos más fuertes y mejores que de antes estavan hechos, porque este testigo como vezino que es de la villa de Benavente, lo ha ansí visto, que según lo que el Conde don Alonso ha hecho en la dicha fortaleza, que lo que de antes estava hecho en ella, parece nada.
Testigo Pedro Sánchez de Toro, vezino de Benavente, dixo, que la sabe, como en ella se contiene, porque este testigo ha visto que el Conde don Alonso Pimentel, que después del fallecimiento del Conde don Rodrigo su padre, que el dicho Conde que ha labrado dos torres de cal y canto muy rezias y fuertes, con que reforçó toda la fortaleza, y tanto, que si no fuera por ello, se cayera la mayor parte de la casa, especial la sala de las artesas que hizo, y los corredores, y otros muchos aposentos que están dentro de la dicha fortaleza, en que es tanto lo que ha edificado y hecho en ella después que su padre falleció, que no parece que era nada lo que de antes estava hecho en la dicha fortaleza.
Testigo Diego Macías clérigo vezino del lugar de la Verdenosa, dixo, que él ha visto, que el Conde de Benavente don Alonso Pimentel, que aora es, que después del fallecimiento del Conde don Rodrigo su padre, que él como declarado tiene en las preguntas antes della, que ha hecho en la fortaleza de Benavente las heminas que estavan caydas, y una torre, que demás dello ha hecho otra torre muy grande hazia el río con su estrivo, con que asseguró toda la fortaleza, y que ha hecho los corredores que se hundían todos, y otros muchos aposentos que en lo que el dicho Conde ha hecho de nuevo en la dicha fortaleza, es lo más y mejor que en ella agora ay; porque este testigo como hombre que en vida del dicho Conde don Rodrigo entró en ella muchas vezes, y assí mismo después acá que el dicho Conde don Alonso ha edificado en ella, lo que dicho y declarado tiene, lo ha este testigo ansí visto.
Testigo Gerónimo de la Fuente pintor, vezino de Benavente, dixo, que después acá que el Conde don Rodrigo Alonso falleció, que ha visto este testigo que el Conde don Alonso su hijo, que ha hecho y edificado de nuevo en la fortaleza de Benavente dos torres muy buenas, con un aposentamiento a par dellas, y la una torre toda dorada con su chiminea y suelo de azulexos ricos, y que acabó una sala que el Conde don Rodrigo su padre dexó empeçada; y más hizo los corredores que se cahían todos, y los tornó a hazer de nuevo, y que ninguna piedra de las que tenía tornó a poner en ellos, y los hizo con sus tejados, y sus argolas, y dos pilares enteros cada uno de una piedra, y los antepechos todos de claraboyas, y hizo unos estrivos de parte del río, hazia las heminas, muy grandes y buenos, para reforçar la fortaleza, porque se yva hazia el río a caer, que si aquellos estrivos no hiziera, se hundiera toda, y que según lo que este testigo ha visto que el Conde don Alonso ha hecho y edificado en la dicha fortaleza, después acá que el dicho Conde don Rodrigo su padre falleció, que tiene por sí, que ha gastado tanto en ella, como gastó el dicho su padre, porque son muy buenos los edificios, y ricos, que el dicho Conde don Alonso ha hecho, y que desta pregunta no sabe otra cosa.
Testigo Francisco Yáñez, vezino de Benavente, dixo, que él ha visto, que el Conde don Alonso Pimentel que aora es, que después del fallecimiento del Conde don Rodrigo su padre, que él que ha fecho en la fortaleza de Benavente dos torres grandes y ricas, todas de cal y canto, y que en la una de ellas, que es la torre que se llama del Río, no está aún acabada de hazer, pero en lo que aora está fecho y gastado en ella con las maderas que se traxeron para ella de Soria, tiene por sí este testigo, que ha costado más de quatro mil ducados, y ansimismo ha visto, que el dicho Conde, que ha fecho las eminas dos vezes, porque tantas vezes se han hundido, y aún vido día, en el tiempo que las hazían, que andavan por las henchir de tierra más de ciento y cincuenta hombres con sus bestias; y assimismo ha visto, que hizo unos corredores, que están fechos entre las dichas tierras con muchos aposentamientos a par dello, de que hizo los corredores del patio, porque se hundían, y enlosó y adereçó todo, y que ha fecho otros muchos edificios en la dicha fortaleza, ha visto este testigo, que es lo más y mejor que en ella ay, y ansí es notorio a todos los que han visto la dicha fortaleza después acá, que el dicho Conde don Rodrigo falleció y heredó la casa del dicho Conde don Alonso.
Testigo Pedro Bermúdez clérigo y Cura del lugar de Requexo, dixo, que ha visto, que el Conde don Alonso Pimentel que aora es, que después del fallecimiento del Conde don Rodrigo su padre, que él que ha fecho de nuevo en la fortaleza de Benavente dos torres de cal y canto ricas, y que en las eminas que hizo otra torre para sustentar las dichas eminas, que se llama la torre de Laguna, y que hizo unos muros muy grandes con sus estrivos para sustentar las dichas eminas, y la fortaleza, por que se yva tras dellas; y que hizo los corredores del patio, que se quería hundir, y los fizo muy altos y muy ricos, con todas las armas de los linages de Castilla de pintura, y ha hecho en el quarto de la Condessa, que se llama, muchos aposentos ricos con sus valcones y unos corredores, y en la una dellas dos torres que aora hizo, ha hecho en ella muchas cosas ricas de oro en el maderamiento, y de suelo todo de açulexos ricos, y otro tanto en las ventanas, con sus mármoles de jaspe, en que lo que el dicho Conde ha fecho en la dicha fortaleza después acá que su padre el Conde don Rodrigo falleció, es lo más y mejor que en ella está fecho, y lo más rico y principal de la dicha casa.
Testigo Christóval García contador, vezino y regidor de la villa de Benavente, dixo, que después acá que el Conde don Rodrigo Alonso Pimentel falleció, que ha visto, que el Conde don Alonso Pimentel su hijo, que ha fecho la fortaleza de la villa de Benavente dos torres de las principales que en la casa ay, que se cayeron luego que el dicho Conde don Rodrigo falleció, y que entre las dichas torres, que hizo un quarto muy bueno de aposento, que está fecho encima de la barrera, y que hizo las eminas que se cayeron, quando se cayó la torre de Laguna, y que en ellas se hizo muy gran gasto, porque llevavan una pared muy gruessa de cal y canto, dende a par del río, en que llevava treynta y cinco pies de gruesso, porque si ansí no se hiziera, toda la casa se yva tras las eminas a hundir hazia el río, y ha fecho los corredores del patio principal, con sus pilares, y arcos y sobrearcos, y empedrado, y hecho dos algibes, y otros muchos aposentamientos, que son de aposento los mejores que la dicha casa tiene, porque este testigo como hombre que ha entendido en lo fazer, lo ha ansí visto.
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La familia de Rodrigo Alfonso Pimentel, IV conde de Benavente |