miércoles, 7 de junio de 2017

El rey Favila y la corte de la monarquía astur de Cangas de Onís

Ermita de la Santa Cruz en Cangas de Onís

La aproximación a la figura del segundo rey de la monarquía asturiana: Favila o Fafila, resulta una empresa arriesgada, debido a la dificultad de deslindar el personaje estrictamente histórico del halo de leyenda que siempre le ha acompañado. Su breve reinado, de sólo dos años, no dejó apenas huella en las crónicas medievales, y por ello, sobre la base de mitos y tradiciones, se fue forjando un relato que ha llegado hasta nosotros muy difuminado.

La Crónica de Alfonso III, en su versión “Rotense”, concluye de la siguiente manera el largo registro de las peripecias de su padre, el rey Pelayo: “Y vivió en el trono diecinueve años. Terminó su vida en Cangas, de muerte natural, en la era 775". A continuación inserta unas breves líneas sobre su sucesor: “Tras él su hijo Fávila ocupó el puesto de su padre. Edificó, en una obra admirable, una basílica en honor de la Santa Cruz. Vivió breve tiempo. Se sabe que a causa de una ligereza fue muerto por un oso en el segundo año de su reinado, en la era 777".

La versión “A Sebastián” de esta misma crónica apenas proporciona variantes, pero silencia la construcción de la basílica dedicada a la Santa Cruz: “Pelayo, tras completar el año decimonoveno de su reinado, falleció de muerte natural en la era 775. Le sucedió en el trono su hijo Fávila. Este, por lo escaso de su tiempo, no hizo nada digno de la historia. A causa de una ligereza fue muerto por un oso, en el segundo año de su reinado, en la era 777".

La Crónica Albendese nos transmite el siguiente testimonio: “Primero en Asturias reinó Pelayo, en Cangas, durante dieciocho años [...] y por la divina providencia surge el reino de los ástures. Murió el rey dicho Pelayo en el lugar de Cangas, en la era 775. Su hijo Fávila reinó dos años. Este, llevado por su ligereza, fue muerto por un oso”.

La crónica del obispo de Oviedo Pelayo precisa que el rey Favila fue enterrado en esta iglesia de Santa Cruz:

"... et sepultus cum uxore sua regina Froieua territorio Cangas in ecclesia Sancte Crucis quam ipse construxit fuit".

El Cronicón de Sampiro y la Historia Silense ni tan siquiera mencionan el reinado de Favila, pero la construcción de la iglesia o basílica de la Santa Cruz la recogen otras muchas crónicas medievales.

En la primera mitad del siglo XIII, el cronista Lucas de Tuy, se limita a recoger lo ya conocido, con alguna información adicional: "En la hera de sieteçientos y treynta y quatro, Fauila, fijo del rey Pelayo, sucçedio en el reyno y hedificó yglesia en honrra de Sancta Cruz con obra marauillosa. Y matolo vn oso por vna ocasion de ligereza, porque quiso pelear con él con sus propias manos. E reynó dos años".

El arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, ofrece algún detalle nuevo en su "De rebus Hispanie": “Mortuo Pelagio, cepit regnare Fafila filius eius Era DCCLXX, et regnavit annis duobus; qui levitate ductus, plus debito venationibus insistebat, et quadam die dum ursum insequi niteretur (decreverat enim cum urso singulariter decertare) ab eodem urso fuit miserabiliter interfectus. Iste dignum memoria nihil egit, nisi quod quandam ecclesiam sancte Crucis pulchro opere decoravit”.

La "Estoria de España" de Alfonso X, el Sabio, deja en bastante mal lugar la figura del monarca astur: “Luego que fue muerto el rey don Pelayo alçaron los altos omes del reyno a Fauila su fijo por rey, e reino dos años [...] Cuenta la estoria que el rey don Fauila luego en comienço de su reynado començo a fazer una ygresia de muy gran obra a honra de Santa Cruz de nuestro Señor Jesuchristo [...] Cuenta la estoria que este rey don Fauila fue ome muy liuiano de seso; y amaua la caça mas que otro ome, e yendo corriendo monte un dia fallose con un oso; y defendio a todos los suyos que a el solo gelo dexassen, e atreuiendose en su fuerça fue a lidiar con con el uno por otro, e fue assi por la su mala ventura que lo mato el osso”.

La noticia de la muerte del rey Favila a manos de un oso es repetida de forma insistente por todos los cronistas. Sobre esta cuestión mucho se ha escrito, incluyendo interpretaciones de lo más variopinto. La presencia de osos en el área de la Cordillera Cantábrica está documentada desde antiguo, y los ataques e incidentes debieron ser relativamente frecuentes. A este respecto cuenta Ambrosio de Morales a propósito de la iglesia de Santa Eulalia de Abamia: “El día que yo estuve era Domingo, y parecía que estaba allí el real del rey don Pelayo, pues había al derredor de la Iglesia más de doscientas lanzas hincadas al derredor de la iglesia de los que veían a Misa. Y dan su razón del traerlas que, como vienen a misa por aquellas breñas, pueden encontrar un oso de que hay hartos, y quieren tener con qué defenderse dél”.

Las crónicas más antiguas dejan claro que en Cangas de Onís se estableció un primer centro político cristiano, pero entendido como sede o residencia del monarca y su corte. En unas estructuras de poder tan rudimentarias los conceptos de capitalidad o de estado serían totalmente inconcebibles.

La villa de Cangas de Onís está asociada a los cuatro primeros reyes de la monarquía astur: Pelayo, Favila, Alfonso I y Fruela. De los cuatro sabemos que vivieron y murieron en este lugar, e incluso que el último: Fruela fue asesinado en la corte víctima de la conspiración de un sector de la nobleza. También a los cuatro se les atribuyen con mayor fortuna enterramientos en diversas iglesias o monasterios enclavados en el actual concejo de Cangas de Onís, pero muy poco se puede afirmar con certeza al respecto. En realidad, es muy poco lo sabemos sobre las características de esta corte primigenia de la monarquía astur. Se constata la residencia de los primeros monarcas, su fallecimiento y  alguna actividad edilicia, como la construcción de una basílica dedicada a la Santa Cruz.

Hasta el año 1936 se conservó en la ermita de la Santa Cruz de Cangas Onís un excepcional testimonio epigráfico correspondiente a este reinado. Se trata de la consagración de una basílica dedicada a la Santa Cuz por el rey Favila y sus esposa Froiluba en el año 737. Su texto ha sido reproducido infinidad de veces. Ofrecemos a continuación la transcripción de A. Arbeiter y S. Noack-Haley, completada con alguna matización reciente de Daniel Rico Camps

[RESUR]GIT EX PRECEPTIS DIVINIS
HEC MACINA SA[CRA ] // OPERE
EXIGUO COMTUM FIDELIBUS
VOTIS // PRESPIC UE CLAR EAT OC
TEMPLUM OBTUTIBUS SACRIS //
DEMONS TRANS FIGURA LITER
SI GNAC ULUM ALME CRUCIS // SIT
XPO PLAC ENS EC AULA SUB CRUCIS
TRO PHEO SACRA TA // [Q]UAM
FAMULUS FAFFILA SIC CONDIDIT
FID E PRO MTA // CUM FROILIUBA
CONI UGE AC SUORUM PROLIUM
PIGNERA NA TA // QUIBUS XPE
TUIS MUNERI BUS PRO HOC SI T
GRA TIA PLENA // AC POS TUIUS
VITE DECURS UM PRE[V]ENIA T
MIS ERICORDIA LAR GA // HIC
VATE AS T[ERI ]O SACRA TA SU[N]T
ALTARIA CRIS TO // DI EI REVOLUTI
TEMPOR [IS ] AN [NI ] CCC // SECULI
ETATE PORR ECTA PER HORDIN E[M]
S[E]X[TA] // CURR ENTE ERA
SEPTIN GENTESI MA SEPTA[GES]I[MA]
QUI[N] // T[A]QUE

La traducción de Manuel Díaz y Díaz es la siguiente:

“Surge de instrucciones divinas esta construcción sagrada: adornada en su obra con los votos fieles, que este templo santo aparezca brillante a la mirada de Dios. Haciendo gala de mostrar en figura la señal de la cruz salvadora, agrade a Cristo este edificio colocado bajo la protección de la cruz, que su siervo Fávila fundó con fe viva, junto con Froiluba su esposa y las prendas queridas de los hijos de ambos: reciban, oh Cristo, por ello tu gracia repleta de dones tuyos, y tras el paso de esta vida favorécelos con tu generosa misericordia. Aquí por el obispo Astemo [o Asterio] fueron consagrados estos altares a Cristo, a los trescientos días de haberse comenzado el año, en la sexta edad del devenir ordenado del mundo, corriendo la era 775” (= 27 de octubre de 737).

Ambrosio de Morales alcanzó a ver la fábrica antigua de la iglesia, antes de las reformas del siglo XVII. "No es muy pequeña, y está en lo llano y más abierto de los valles, junto al Mercado de Cangas [...] De la iglesia digo, que es fábrica antiquísima, aunque agora está renovada por defuera de cal, y dentro blanqueada, más no la edificó Pelayo, sino Favila, o Fafila, que es todo uno, como se ve en una piedra que está sobre el arco de la capilla [...] Dentro de la Iglesia está una cueva, a que se entra por una boca como un pozo, y allá hay capilla y altar. Y allá estará el enterramiento de Favila, que como el obispo Pelayo dice, está aquí sepultado, que acá fuera no hay señal de enterramiento”.
Calco de la inscripción de la ermita de la Santa Cruz según Ciriaco Miguel Vigil


Puente medieval sobre el río Sella en Cangas de Onís
Santuario de la Virgen de Covadonga
Monumento al rey Pelayo en Covadonga

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me encanta la Historia. Así que ánimo y ha seguir investigando u publicando. Un abrazo

Rafael González Rodríguez dijo...

Muchas gracias por visitar mi Blog y leer mis artículos.