Cabecera de la iglesia del monasterio de Moreruela (Zamora) |
Conocemos los pormenores de la vida de San Froilán -santo anacoreta, fundador de monasterios, obispo de León y patrono de Lugo- a través de un opúsculo recogido en la Biblia visigótica de la catedral de León. Se aprovechó para ello los espacios en blanco existentes entre los folios 101r-v, al fin del Libro de Job y en el comienzo del Libro de Tobías. La breve pieza hagiográfica fue copiada hacia el año 920 por el diácono Juan, bajo el título: "De hortodoxo uiro Froiane Legionense episcopo". El relato se interrumpe bruscamente al final de dicho folio, de modo que la reconstrucción completa de la composición debe hacerse a través del cotejo con otros códices posteriores.
En el texto se relata la fundación por San Froilán, y bajo el patrocinio del rey Alfonso III, de varios monasterios en tierras leonesas a finales del siglo IX. Entre ellos se cita expresamente el de Tábara, dedicado a San Salvador, dónde se habrían congregado 600 monjes de ambos sexos, y otro a orillas del Esla, en lugar "alto y ameno", donde convivían 200 personas: "Tunc deinde prospiciens loco, ubi alterum locum aedificaret cenobium, invenit amenum et altum locum erga flumen Stole discurrente. Construxit ibidem coenobium ubi congregavit ducentos fere monachos sub regulari constitutos".
Este último monasterio se ha identificado habitualmente con el de Moreruela, si bien la naturaleza y localización de esta primitiva fundación ha sido objeto de todo tipo de especulaciones. Sin embargo, en el texto original de Juan Diácono no aparece tal identificación, pero ya en un breviario, de finales del siglo XII o principios del siglo XIII, se añadió intencionadamente "nomine Morerola" al copiar el mencionado párrafo. Este último códice, custodiado en la misma catedral, tiene el interés añadido de conservar completa la Vita Froilanis.
Froilán murió en León, siendo obispo, hacia el año 905. Fue enterrado con todos los honores en un sepulcro que al parecer había sido dispuesto por el propio Alfonso III. La admiración por el personaje debió comenzar en vida, pero con su muerte, "en olor de santidad", comenzó una devoción hacia sus reliquias que se extendería por las centurias siguientes.
Cuenta la versión pelagiana de la Crónica de Sampiro que en tiempos de Bermudo II (985-999), ante la amenaza de las campañas de Almanzor, los cuerpos de los reyes leoneses y las reliquias de San Pelayo fueron trasladadas a Oviedo, mientras que las de San Froilán acabaron recalando en el monasterio de San Juan Bautista de Valdecésar, en las montañas de León. A partir de entonces la pista de su paradero se pierde: "Quidam autem ex civibus Legionis levaverunt Corpus Sancti Froilani Episcopi infra Pyrenaeos montes in Valle Cesar, et posuerunt eum super altare Sancti Joannis Baptiste". En parecidos términos se expresa Lucas de Tuy en su "Crónica de España": "Y algunos clérigos del obispado de León trasladaron el cuerpo de Sant Floilano obispo a lugares seguros, so la montaña que se dize Valçesar, y pusiéronlos so el altar de San Juan Apóstol".
Debió ser a mediados del siglo XII, coincidiendo con la refundación de Moreruela y su filiación al Císter, cuando los monjes blancos consiguieron hacerse con las reliquias de San Froilán. Al considerarle el fundador de su monasterio, la posesión de sus despojos se convertiría en una cuestión de suma importancia para garantizar la afluencia de peregrinos y visitantes. Los historiadores más afines a la urbe regia hablan de un hecho furtivo y secreto, de un robo en definitiva, de un atentado "contra la voluntad y derecho de la ciudad de León". Estamos una vez más ante el fenómeno del "pío latrocinio", el robo y el trasiego de reliquias, prácticas tan comunes en los siglos medievales.
Una tradición recogida por los monjes de Moreruela atribuía la llegada de las reliquias a doña Berenguela, hija de don Sancho el Poblador, segundo rey de Portugal, y hermana de doña Teresa, mujer de Alfonso IX.
En cualquier caso, las reclamaciones de la sede leonesa fueron una constante, asunto que provocará la intervención del Papa y dará lugar a sucesivos pleitos. Finalmente los monjes tuvieron que ceder y devolver las reliquias a sus propietarios originales, pero después de la aplicación de una solución salomónica: la mitad de los restos para la catedral y la otra mitad para el monasterio.
De la traslación de las reliquias de San Froilán da cuenta Lucas de Tuy en su "Libro de los milagros de San Isidoro". Trae a colación un célebre prodigio acaecido en aquella ocasión. Se trata del capítulo 50, según la traducción de Juan Robles, impresa en Salamanca en 1525, "en aquel mismo tiempo, esto es siendo obispo legionense Don Manrique, acaeció una cosa maravillosa, que trayendo del monasterio de Moreruela para León el cuerpo de San Froilán con grandísima pompa y aparato, como a santo glorioso convenía, en todo el camino por donde traían aquellos huesos sacratísimos, e por allí al derredor llovía miel en tanta abundancia, que de los árboles, et de los cabellos de los hombres, et de los animales corrían arroyo de miel". Tomamos el texto del tomo XXXIV de la España Sagrada de Risco, que abunda en este asunto.
El testimonio de Lucas de Tuy no concuerda, sin embargo, con el ofrecido en la "Historia de la traslación de San Isidoro". En este relato hagiográfico de finales del siglo XII o principios del siglo XIII se citan reliquias de San Froilán en León en tiempos del obispo Juan, antecesor de Manrique. Sus restos habrían sido sacados en procesión por la ciudad, junto con el de otros santos, para intentar aplacar una severa sequía.
Risco supone que la Traslación debió producirse entre 1181 y 1191, coincidiendo con el inicio del pontificado de Manrique y la estancia en la sede leonesa del cardenal Jacinto, legado apostólico. Pero en 1901 Juan Carlos Díaz-Jiménez hizo un reconocimiento de la urna de San Froilán existente en la catedral. Entre otros objetos allí depositados, describió un sudario de tejido hispano-musulmán atado con dos cabos de hilo del que pendía un sello de cera. El ejemplar sigilográfico, realizado en cera natural y de forma oval, tenía la inscripción: "SIGILVM IOHANNIS EPISCOPI LEGIONESIS", sin duda perteneciente al obispo leonés don Juan Albertino (1139-1181).
Comienzo de La Vita Froilanis en la Biblia visigótica de la Catedral de León. Imagen Mas. Imagen tomada del blog: http://corazonleon.blogspot.com/ |
Relieve de San Froilán y el milagro de las palomas en un sitial de la parroquia de Villafáfila. Procede del monasterio de Moreruela |
Relieve de San Atilano y el milagro del pez en un sitial de la parroquia de Villafáfila. Procede del monasterio de Moreruela |
Tímpano de la Portada de San Froilán en la Catedral de León |
Las disputas entre la Catedral de León y el monasterio de Moreruela por la posesión de las reliquias de San Froilán quedaron inmortalizadas en la decoración escultórica de la sede leonesa. La portada sur del templo cuenta con tres pórticos, al estilo de las catedrales góticas francesas, realizados entre 1265 y 1275. El pórtico derecho es conocido como "de san Froilán". Muestra en su tímpano diversas escenas de la vida del santo y su muerte, pero en el registro inferior se recoge el traslado de sus reliquias desde el monasterio cisterciense a la catedral leonesa. Se representa aquí una procesión con monjes que sale de una iglesia, cruza la puerta de una ciudad y entra en otra iglesia.
También se incorporó este asunto en el retablo de la Catedral de León, obra de Nicolás Francés de mediados del siglo XV. Lamentablemente una parte importante de los tableros originales se ha perdido, pero conservamos una tabla que describe la supuesta entrevista entre el rey Alfonso III y San Froilán en el monasterio de Moreruela. En ella el rey asturiano habría convencido al entonces abad Froilán (siempre según tradiciones ya tardías) para que viniera a León a ocupar la sede como obispo. Existió otra tabla que podría representar la fundación de Moreruela. Ángela Franco Mata en su obra "Arte leonés fuera de León", la describe así basándose en un texto anónimo del siglo XVIII procedente del archivo catedralicio: "En esta tabla se contienen dos partes, en la principal se ve al Sto. Nro Patrón predicando en un púlpito, y hasta el número de ocho figuras de oyentes y mugeres con el compañero monje al lado; la otra parte que está hacia el coro es la fábrica de un monasterio, en que el santo parece estar hablando con el artífice y un oficial labrando piedra con escoplo y mazo en las manos".
A pesar de este traslado el cenobio zamorano consiguió conservar, como hemos dicho, algunos restos del santo para mostrar a sus fieles y peregrinos. Ambrosio de Morales en el siglo XVI hizo una relación bastante detallada de las reliquias custodiadas en el monasterio de Moreruela, con ocasión de su célebre "Viage santo":
"En el Retablo con dos rejas doradas colaterales al Santisimo Sacramento estan cerradas dos arcas de talla doradas, de tres quartas en largo, y media vara en alto con la tumba, en que estan muchas Reliquias. En la una está la mitad del Cuerpo de S. Froylan, que se lo dió la Iglesia de Leon de mucho tiempo atrás. Son los huesos cinco Canillas diversas, una espalda, y algunos espondiles y costillas: no hay mas Escritura ni testimonio que la tradicion de haber venido asi de unos en otros. Tienen también un gran paño, como media sabana, en que vinieron los huesos envueltos quando los trugeron de Leon: está toda labrada de Leones, y no parece muy antigua. Tienen un gran hueso de S. Blas con no mas testimonio de la tradicion, y que toda la tierra de tiempo muy antiguo tiene gran devocion con esta Reliquia. Todas las demas Reliquias son menudas".
Abundando en el tema, Yepes añade a esta relación fragmentos del Lignum Crucis, reliquias de San Benito y San Bernardo, y otros huesos no concretados pero de gran devoción popular, teniendo los monjes cistercienses el conjunto por la mayor riqueza y tesoro existente en la tierra.
Pero es Lobera, antiguo monje profeso, quien se detiene con mayor detalle en describir la situación del relicario en la iglesia de Moreruela: "Al presente se guarda en el rico altar de su vocación, en una caxa de maravillosa architectura, y estofa, cubierta con un lienço grande a modo de sábana, en que (dizen) traxo el sancto cuerpo embuelto la dicha princesa, desde Valdecésar a Moreruela. Es cosa maravillosa ver, que con aver corrido tantos cientos de años, se está nuevo. Tiene por remate a todas partes, una franja de seda azul, y colorada de quarta en ancho, con varios labores. Están assimesmo con la sancta reliquia, seys corporales, de muy buen lino, que fueron del sancto, tan nuevos, que parece, se acaban aora de hazer. El año de mil, y quinientos y ochenta, hizo engastar ricamente uno de sus huessos (que es de la cadera a la rodilla) el padre fray Nicolás de Rueda, abbad que a la sazón era del dicho monasterio, y mío, y professo del".
A finales del siglo XVI uno de los fragmentos de las reliquias de San Froilán existentes en Moreruela fue a parar al monasterio cisterciense de Villanueva de Oscos. Su llegada a tierras asturianas originó una nueva devoción local y las correspondientes peticiones de reconocimiento a las autoridades eclesiásticas. El documento que relata este hecho fue publicado en 1887 por Ciriaco Miguel Vigil en "Asturias Monumental, Epigráfica y Diplomática":
"Certificación librada por Francisco Fernández, escribano y notario de la villa de Granja de Moreruela, jurisdicción del monasterio de Nuestra Señora de Moreruela. Estando en él el día 14 de marzo de 1598 el P. Abad Fray Bernardo de la Cruz, y el P. Fray Luis Ballesteros, extrajeron del sepulcro del señor San Froilán un hueso de dicho santo, que parecía ser de un tobillo; y dicho P. Abad manifestó que enviaba aquella reliquia al monasterio de Villanueva de Oscos, a petición y devoción de su P. Abad Fray Froilán de Toro. Está autorizada del abad de Moreruela y signada de notario. -Sigue una petición hecha a Su Reverendísima por Fray Lucas de Arboleda, abad de Villanueva de Oscos, manifestando que el monasterio poseía una reliquia de San Froilán, Nuestro Padre, habiéndose instituido con tal motivo una Cofradía y jubileo el día del Santo, siendo mucha la devoción de la gente comarcana. Y suplica a su Reverendísima le autorice para continuar la devoción y fiesta, mandando se hiciera conmemoración a vísperas y laudes, y que la fiesta tuviera lugar el primer Domingo de Octubre. Está decretada por el Definitivo a 13 de Mayo de 1668, disponiendo no se hagan las conmemoraciones de San Froilán, y que la fiesta se celebre el domingo infraoctavas de la festividad del Santo".
Talla de San Froilán en la iglesia parroquial de Granja de Moreruela - Imagen tomada de "Tras las huellas de San Froilán" de Julio de Prado Reyero. |
Sala capitular del monasterio de Moreruela |
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