Torreón del Caracol y Cuestos del Castillo. A la izquierda se aprecian los restos de la antigua Torre del Homenaje, reaprovechada como depósito de agua para suministro de la ciudad (Foto Testera) |
HERALDO DE ZAMORA
Miércoles, 1 de julio de 1900
Desde Benavente
Hoy ha tenido lugar un gran acontecimiento para esta villa. La subida de aguas a la población.
Previamente invitado, como corresponsal del Heraldo de Zamora, asistí al modesto banquete que con tal motivo daba el intrépido empresario don Telesforo Benito.
¡Modesto banquete!... Así decía la invitación. Pero si esto es modestia desconozco la prodigalidad. Mesas artísticamente preparadas, abundancia extremada de manjares, licores, vinos hasta el rico Champagne y cuanto podía desear el más exigente gastrónomo, demuestran bien claro que don Telesforo no es de los que ofrecen mucho para dar poco.
A la una de la tarde se reunieron los comensales en número de 60, en el local de la Encomienda, donde tuvo lugar el banquete, presidido por el mismo señor Benito. Asistieron además de “dos patricios”, padre e hijo del anfitrión, los señores concejales presididos por el alcalde don Bernardo Valbuena; los diputados a Cortes don Mateo y don Faustino Silvela, los diputados provinciales don Evaristo Núñez, don José y don Felipe González y don Sixto Morán; el señor Juez de 1ª Instancia y el municipal don Sergio Delgado; don Ángel Regueras en representación del señor Juez eclesiástico; el director del colegio de 2ª Enseñanza; don Valentín y don Luis Morán; los señores Somoza, Figueras (don Isaac), Cadenas (don Asterio), Tapioles (don Juan), corresponsales de “El Imparcial” y “El Liberal” y otros cuyos nombres no recuerdo, y me dispensarán no consigne siquiera por la premura con que hago esta reseña.
Llegado el momento de los brindis, que inició el señor Silvela (don Mateo), éste en pocas, pero muy sentidas frases, elogió el genio emprendedor del señor Benito, abogando por que se le ayudara en tamaña empresa, cuyo pensamiento fue muy aplaudido. Brindó por Benavente. Después lo verificó su hermano don Faustino que, con gracejo especial, arrancó aplausos muy bien merecidos. Y continúan los brindis... ¿Brindis dije? No, discursos, y algunos “un tanto empalmados”.
Hizo uso de la palabra el señor Morán (don Sixto) que se extendió en grandes elogios al hombre que falto de recursos pecuniarios, a tanto se atrevía, excitando a los capitalistas, al Ayuntamiento y al pueblo de Benavente, que tantos beneficios ha de recibir con la subida de las aguas, para que todos coadyuven a la obra colosal, premiando así los esfuerzos del noble cuan ingenioso emprendedor. Fue calurosamente aplaudido.
Y aquí la oratoria más sublime.
El anciano padre de don Telesforo, afectadísimo por las sentidas frases que de todos oía, y de que su hijo era objeto, levantándose quiso corresponder, decir algo, pero las lágrimas se agolparon en sus ojos, y la voz se ahogó en su garganta, sentándose como rendido, sin articular palabra, sufriendo los efectos de extraordinaria afectación Una salva atronadora de aplausos, pagó a aquel noble corazón que de tal modo demostraba su gratitud.
Para satisfacer los justos deseos del anciano, que quería ver a sus hijas allí reunidas, una comisión salió en su busca presentándose al poco tiempo en el local, siendo saludadas con nutridos aplausos la señora de don Telesforo Benito con su encantadora bija y las simpáticas hermanas del mismo señor.
Y aquí, don Valentín Morán, a quien dentro del recinto y “aún un poco fuera”, sin ofender a nadie, podríamos llamar el maestro de la palabra, pronunció la hermosa oratoria que, dispénseme, no me siento con alientos ni aún para extractar. Dedicó a las señoras frases de consideración y respeto; y en un largo período, que parecía oírse más al elocuente orador de la cátedra que al comensal que brindaba; demostró las penalidades y dificultades en las grandes empresas, más grandes cuanto más atañen al bien general, citando en justificación de su aserto a Sócrates y hasta al mismo Jesucristo.
Al oír esto decía yo para mi capote: ¿pero nuestro querido anfitrión saldrá también crucificado?
Hizo un cuadro acabado del laborioso industrial, arriesgado después a grandes empresas, y solicitó de todos el concurso para conseguir el mejor éxito. Fue felicitado y muy aplaudido.
El alcalde señor Valbuena, manifestó que el Ayuntamiento prestaba su incondicional apoyo a don Telesforo Benito, a fin de conseguir la completa realización de la arriesgada empresa para. dotar de aguas a la villa.
Don Evaristo Núñez, después de galante saludo al bello sexo, dijo creía ver en este animado banquete así como “centelleo” del celebrado poco ha en la culta capital zamorana, en honor del señor Cuadrado. Allí el sabio arrancando secretos a la Naturaleza. Aquí el industrial aprovechando el resultado de los desvelos de aquél para conseguir honra y provecho. Leyó también poesías alusivas al acto y fue aplaudido.
Y le sucede en el uso de la palabra el joven catedrático, Presbítero, don Ángel Regueras, que representaba la autoridad eclesiástica, disculpando la falta de asistencia del ilustre señor Vicario don Victoriano Para, debida a enfermedad de su señora madre, a quien. habían viaticado. Con la envidiable facilidad de expresión que le distingue, demostró que la iglesia católica; el espíritu religioso, está hermanado con el progreso y la felicidad de los pueblos, y pidió por encargo del Señor para que a don Telesforo Benito se le declarará hijo adoptivo de Benavente. Fue calurosamente aplaudido.
Don Julián Fernández, improvisó un verso, que gustó como todo lo que es obra suya.
También hizo uso de la palabra Cadenas (don Asterio) siempre en guerra con el tanto por ciento y con las ventas con pacto de retro, que en su sentir son principales inconvenientes para el desarrollo de las grandes industrias. Fue aplaudido.
Como esta reseña pudiera ser demasiado extensa, dispénsenme los señores que a última hora hablaron si me concreto a decir que todos abogaron por la prosperidad del mismo asunto, y que estos fueron, Arias (don Fernando), Tapioles (don Juan), Ramos (don Agustín), González (don José); Fernández (don Octavio), Pérez (don Ezequiel), Morán (don Luis) y otros más. Hablaron los señores Silvela (don Mateo) y Morán (don Sixto), que fueron felicitados, dando este último, gracias a la concurrencia por encargo de don Telesforo que estaba muy afectado.
Y eran las cinco y media de la tarde cuando los comensales se dirigieron al punto donde están instaladas las máquinas. Estas se encuentran en un local del mismo don Telesforo, destinado también para la maquinaria de aserrar maderas, próximo a la población, por la parte del
Este, entre la cerca y la carretera que conduce a la Puebla, a orillas del canal del Esla. El yacimiento de las aguas se encuentra de frente, a 50 metros, aproximadamente, del lado allá del canal, y según me informó el Ingeniero director de los trabajos, es de manantiales tan abundantes que asegura podrían surtir no solo a Benavente, sino a otra población de más consumo.
A las seis y media, el señor Regueras bendijo la maquinaria, previas las preces de ritual, empezando a funcionar con el simbólico nombre de Esperanza, debido a la coincidencia de llamarse así la preciosa hija de don Telesforo.
Eleva 20 metros cúbicos de agua por hora, y aún más, según el mismo señor Ingeniero, que dice puede llenar en cuatro el depósito, construido en el alto de la fortaleza, dando vista al paseo de la Mota, y cuya cabida excede de 120 metros cúbicos. Este depósito es cuadrado, de piedra, habiéndose aprovechado para su construcción paredes del tradicional edificio, Mide como 20 metros de altura con un balconcillo que se extiende a los cuatro lados. Descansa sobre compacto envigado y entramado de hierro, macizado con hormigón y cemento, y por bajo hay un local del que se sirven para almacenar herramientas y otros útiles.
Desde este sitio nos dirigimos al chalet; y un verdadero derroche de sidras y cervezas vino a aplacar los ardores de los invitados y de los no invitados, extendiéndose a todos la generosidad y galantería del rey de la fiesta.
Instalada provisionalmente como prueba, una fuente en la plazuela de la Mota alta, donde desembocan seis calles, el entusiasmo del numeroso público subió de punto. Le satisfacía extremadamente ver las caprichosas formas en que el agua se elevaba, a veces a más de 5 metros, según los diferentes juegos que de vez en cuando cambiaba el fontanero.
Músicas, cohetes y campaneo era el complemento de la fiesta.
Y basta de ruido don Telesforo, que no puedo con la cabeza.
Ahora para concluir permítome hacer las siguientes preguntas, reflejo fiel de las generales dudas y de las cuales algo participo.
Tantos ofrecimientos, ¿llegarán a vías de hecho?
¿Se tenderá la tubería en todos los puntos necesarios haciéndose el alcantarillado por el Ayuntamiento para la limpieza y salida de aguas sucias?
Si tal no sucediera sería excesiva comiquería, sería un crimen no ayudar al que ha llegado por su propia iniciativa, por su propio esfuerzo, a donde ningún otro ha podido llegar, consumiendo su fortuna y tal vez arrastrando al mismo fin la de su familia, para vencer dificultades de una empresa que si llega a ser utilidad para el denodado empresario, es porque antes ha de haber colmado al vecindario de beneficios, figurando entre estos muy principalmente el de la salubridad pública.
Yo, con toda mi alma, deseo ver dotada de aguas a esta pintoresca villa, que con tan preciado elemento vendría a ser una tacita de plata, y su Mota un delicioso vergel donde el veraneante más encopetado y exigente, encontrará cómoda y deleitable residencia.
Dicho esto, bien conocidos son mis deseos. Pero mal que me pese, me conformo con repetir aquello de... «Da Dios mocos a quien no tiene narices».
H.P.
Julio 29 de 1900.
2 comentarios:
Hoy hemos encontrado este artículo sobre Telesforo Benito León, es bisabuelo de mi marido. Muy interesante. Tienes mas referencias sobre él ? Muchas gracias
Familia Revuelta
Muchas gracias por visitar mi Blog y leer mis artículos. Sobre la figura de Telesforo Benito no he investigado, ni publicado nada más. Puede consultar la bibliografía existente sobre la historia de Benavente, especialmente de esta época, donde seguro que encontrarás alguna referencia. Un saludo.
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