Primer folio del códice con el Prólogo |
El historiador romano Tito Livio pasó, con todos los honores, a la posteridad por haber compuesto una faraónica Historia de Roma en 142 libros. La obra, conocida en su versión latina como Ab urbe condita libri, se ocupaba del lapso comprendido entre la fundación de la ciudad hasta la muerte de Nerón Claudio Druso en el año 9 antes de Cristo. El ambicioso plan general constaba originalmente, como hemos dicho, de 142 libros, divididos en décadas o grupos de 10 libros, por lo que también se cita esta obra como las “Décadas” de Tito Livio.
A pesar de la popularidad alcanzada por el Príncipe de los historiadores, una parte importante de este legado cayó en el olvido de forma irreparable. La dificultad técnica para producir copias completas de tan dilatada edición explicaría por si sola está pérdida, pues, hasta la invención de la imprenta, todas ellas eran necesariamente manuscritas. Por este motivo, de todos estos libros, sólo 35 han llegado hasta nuestros días (del 1 al 10 y del 21 al 45). Contienen la historia de los primeros siglos de Roma, desde la fundación en el año 753 a. C. hasta 292 a. C. Narran la Segunda Guerra Púnica y la conquista por los romanos de la Galia cisalpina, de Grecia, de Macedonia y de parte de Asia Menor. Del contenido del resto de los libros tenemos algunas informaciones indirectas a través de ciertos índices conservados.
Fue grande la difusión que tuvo la obra de Tito Livio en los reinos hispánicos durante la Baja Edad Media, especialmente en los ambientes cortesanos y nobiliarios. La lectura de textos de historia clásica y el conocimiento de las hazañas de los grandes héroes de la Antigüedad figuran como parte esencial de la educación de los buenos caballeros. Así lo recomiendan repetidamente diversos traductores y escritores de la época como Alfonso de Cartagena:
"E por eso acostumbrauan los caualleros quando comían que les leyan las estorias de los grandes hechos de armas que los otros hizieran e los sesos e los esfuerzos que uvieron para saber vencer e acabar lo que querian e era porque leyéndolas les crecían los coraçones: e esforçávanse haziendo bien queriendo llegar a lo que los otros hizieran e pasar por ello".
Del texto de Ab Urbe Condita, con anterioridad a la traducción de fray Pedro de la Vega de 1520, conocemos dos versiones en romance. Por un lado, la que llevó a cabo, basándose en parte en el texto latino, y en parte en la versión francesa de Pierre Berçuire, el canciller Pedro López de Ayala, y en segundo lugar la abreviada, que se conserva en varios códices y editada en Salamanca, Burgos y Toledo. Está última está atribuida a Rodrigo Alfonso Pimentel, II Conde de Benavente (1420-1440).
La Biblioteca Nacional conserva un precioso códice del siglo XV que, al parecer, procede originalmente de la biblioteca que los Condes de Benavente habían reunido en el castillo de su villa solariega. Contiene una versión resumida y romanceada de las "Décadas", concretamente de las tres primeras. La obra fue mandada componer en 1439 por Rodrigo Alfonso Pimentel, a quien se califica en el prólogo como "noble e çientífico cauallero", y se declara el sentido ejemplar y didáctico de la Historia. Se da por hecho que nuestro noble participó personalmente en extractar su contenido y fijar la versión romance. En base a ello se ha supuesto que sería el conde el autor material del texto y, quizás, el ilustrador de algunas de sus miniaturas.
Encabeza el primer folio un ángel portando un escudo. Varios autores han identificado este emblema con el de los Pimentel por la presencia de fajas. Sin embargo, las armas de los Pimentel han consistido históricamente en un escudo cuartelado, primero y cuarto en campo de oro con tres fajas de gules, y segundo y tercero en campo de sinople, y cinco veneras de plata puesta en sotuer. La únicas y más antiguas armas de los Pimentel se encuentran ya en dos monumentos funerarios portugueses del siglo XIV, y en ambos figura la venera como emblema.
El ejemplar contiene 240 folios de papel sin numerar. Está escrito a doble columna en elegante letra gótica del siglo XV, aunque de reducido tamaño y muy apretada, de lo que resultan de 43 a 47 líneas por columna. Los títulos e iniciales se cubrieron en tinta roja, mientras que en el cuerpo del texto se empleó tinta gris. Se ilustra el texto con 13 miniaturas a página completa, de no muy depurada factura técnica y en la línea de lo ya visto en el libro de los Castigos y Documentos de Sancho IV.
Escipión y los romanos huidos (fol. 114v.) |
La victoria de Aníbal en la batalla de Cannas (fol. 113v.) |
Las imágenes son: fol. 6v. Rómulo y Remo ponen nombre a la nueva ciudad; fol. 8v. Irrupción de las sabinas; fol. 11v. La lucha de los tres romanos y de los tres albanos; fol. 12v. El mancebo vencedor da muerte a su hermano; fol. 16v. El carro de Tulia; fol. 19v. Muerte de Lucrecia; fol. 22. De cómo el mancebo romano se quemó la mano; fol. 36v. Muerte de Virginia a manos de su padre; fol. 100v. Amílcar emperador de Cartago y su hijo Aníbal de nueve años; fol. 113v. La victoria de Aníbal en la batlalla de Cannas; fol. 114v. Escipión y los romanos huídos; fol. 171 r. Victoria de Escipión sobre Aníbal; fol. 237r. Muerte de Aníbal.El texto completo del prólogo, correspondiente al primer folio del manuscrito, es el siguiente:
“Aquí comiençan las tres décadas de Titus Libius primeras, que recuentan e relatan las muy altas batallas, fechos e otras cosas que fezieron los romanos desde la fundaçión de Roma, de que fueron fundadores Romulus e Remus. E por quanto el actor e conponedor dellos cuenta todos los fechos por estenso commo acaesçieron, porque los que después venieren lo mejor puedan entender, assí que ay en ellos muchas prolixidades a longura de escriptura. El qual actor fue en el tienpo de las grandes batallas que ouo entre Jullio Çéssar e Ponpeo, e fue natural de la çibdat de Capua. E commo el don Rodrigo Alfonso Pimentel, conde de Benauente, uiese el grand volumen de razones en estos libros contenidas, se trabajó e aplicó a las acopillar e poner, non amenguando la sentençia e realidad dellas, en la forma siguiente. La qual acopilaçión él fizo e ordenó en el año del nasçimiento del nuestro Señor Iesu Christo de mill e quatroçientos e treynta e nueue años, reynante en Castilla e en León el muy noble, sancto e virtuoso rey don Iohan, nuestro señor, fijo del muy illustre rey don Enrrique, de gloriosa memoria, que Dios aya, e la reyna doña María, su muger, fija del noble rey don Ferrando de Aragón, infante de Castilla, e el prínçipe don Enrrique, su fijo primogénito heredero, e la prinçesa doña Blanca, su muger, fija del rey don Iohan de Nauarra”.
No fue está la única obra escrita en las dependencias de la fortaleza de Benavente durante el siglo XV. En 1434 fue terminada de recopilar por Manuel Rodríguez de Sevilla, notario de Benavente y copista habitual de los condes, una "Coronica d’España", copia de la Crónica de 1344, por encargo de don Rodrigo Alonso.
Sabemos por diversos testimonios que varios Pimenteles de esta centuria fueron hombres amantes de las letras, mecenas de los escritores y promotores de la copia y publicación de obras. De Alfonso Pimentel, III Conde de Benavente (1440-1461), conocemos el contenido de su magnífica biblioteca gracias a un inventario redactado hacia 1447 en el que figuran 126 volúmenes. Junto a los temas religiosos, la filosofía, los escritos de carácter legal y la historiografía medieval, no faltaban en sus anaqueles los autores clásicos como Séneca, Virgilio, Lucano y Tito Livio. La crítica sitúa esta colección entre las más representativas de la nobleza castellana de mediados del siglo XV.
Entre los colaboradores del III conde figuran personajes como su criado Pedro de Chinchilla. Este servidor llegó a alcanzar notoriedad como escritor y traductor. Sus servicios a la familia se remontan a tres generaciones de la casa condal, según recordaría en 1467 a propósito de su "Exhortación e información de buena e sana doctrina":
"Por otra parte, era muy estimulado e afincado de los solícitos mandamientos e honestos ruegos que sobrello me ovo fecho don Rodrigo Alfonso, primer conde de Benavente, mi señor, e como esto fuese a mí de mayor ynportançia e agudas espuelas la obligaçión de la mucha y luenga criança que ove en casa de sus anteçesores, padre e abuelo, cuyas ánimas Dios aya".
Muerte de Aníbal (fol. 237r.) |
Irrupción de las sabinas (fol. 8v.) |
Igualmente, conserva la Biblioteca Menéndez Pelayo un manuscrito con la Conquista de Troya de Guido de Columna traducida por Pedro Chinchilla. El códice lleva la signatura M. 561 y fue compuesto en Benavente en 1443. El texto de su prólogo es el siguiente:
"Aqui comiença el libro de la Historya troyana segund Guido de Colupna copillo, la qual traslado del latin a nuestro romance Pedro de Chinchilla, criado de don Alfonso Pimentel, conde de Benavente, e por su mandado. E sigue primero, el proemio fecho por el Pedro de Chinchilla [...] Se començó en Benavente quando la fructuosa encarnaçión del nuestro redentor fue venida a los mili e quatrocientos e quarenta e tres años, faciendo el cuerpo solar su curso debaxo del zodiaco en el comienço del signo de pises".
4 comentarios:
Gracias por dar a conocer este manuscrito, no lo conocía.
Gracias por visitar mi Blog.
Interesantísimo, una pasada como texto romance sobre historia romana.
Muchas gracias por visitar mi Blog y leer mis artículos. Rafael González.
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