domingo, 28 de abril de 2024

“E para que esto sea firme e no venga en duda mandé dar esta carta firmada de mi nombre” - Firmas de los condes de Benavente

Carta del V conde, Alonso Pimentel, al rey Carlos I (1521). AGS, PTR, leg. 3, 1, 7.

Formalmente, los documentos redactados bajo la autoridad de los condes nada tienen que envidiar a los expedidos por las cancillerías de los monarcas castellanos. Parece existir una consciente asimilación de los usos diplomáticos de la monarquía, como parte de un proyecto político de creación y afirmación de un estado señorial. En este sentido, el progresivo establecimiento de una cancillería condal, a imagen y semejanza de la real, es una consecuencia lógica y necesaria de las amplias atribuciones fiscales, judiciales y políticas del señorío de los Pimentel. No obstante, esta cancillería fue el resultado final, y no totalmente acabado, de un proceso bastante dilatado en el tiempo.

Los primeros condes recurrieron habitualmente a escribanos y notarios públicos, o incluso al escribano de cámara del rey para redactar y dar validez a sus actos jurídicos. No es hasta el hasta cuarto conde, Rodrigo Alfonso Pimentel, cuando encontramos en la documentación referencias a personas del entorno de la casa encargadas de tales cometidos. Esta circunstancia ya fue advertida por Isabel Beceiro, señalando que es a partir del cuarto titular de la casa cuando se organiza una secretaría encargada de estas funciones.

Los condes de Benavente reclutaron a sus secretarios entre personajes con una gran formación académica y profesional. Varios de ellos tuvieron su particular carrera como escritores, llegando a publicar obras de reconocida popularidad en su época.

Es el caso Antonio de Torquemada, secretario de VI conde, Antonio Alfonso Pimentel, y autor de diversas obras de gran difusión en su época como el "Manual de escribientes" (escrito hacia 1552), los "Coloquios satíricos" (Mondoñedo, 1553), "Jardín de flores curiosas" (Salamanca, 1570), o la novela de caballerías "Don Olivante de Laura" (Barcelona, 1564). Se le atribuye también, con ciertas dudas, el primer tratado sobre el juego de las damas impreso en España: "El ingenio o juego de marro, de punto o damas".

Domingo Ascargorta, secretario personal de Antonio Alfonso Pimentel, XII conde de Benavente, es el autor de la obra "Origen de los Excelentísimos Señores Condes Duques de Benavente y de su apellido Pimentel", un panegírico sobre la familia que se conserva manuscrito en la Biblioteca Nacional.

Si entramos en un mínimo análisis diplomático de la documentación, las similitudes entre cancillería real y señorial se acentúan. Así, por ejemplo, en alguna de las "intitulatio", al igual que en los diplomas reales, se enumeran por orden de importancia o antigüedad los diferentes reinos, en este caso se recogen con toda solemnidad las villas y territorios sujetos al dominio de la casa:

"Yo, don Rodrigo Alfonso Pemintel, conde del ducado de Benavente, sennor del condado de Mayorga e de las villas de Villalón e Portillo e Castromocho, con las montannas de Senabria" (1499); “Conocida cosa sea a todos lo que la presente escritura vieren como yo don Rodrigo Alonso Pimentel, conde del ducado de Benauente y señor del condado de Mayorga” (1499).

En cuanto a la tipología documental, los modelos utilizados por los escribanos, notarios y secretarios a las órdenes de los condes son equiparables a los de las cartas de merced, albalaes, nombramientos, o provisiones reales, incluyendo prácticamente los mismos giros y usos literarios: "Yo don Rodrigo Alfonso Pementel, conde de Benavente, por faser graçia e merçed a vos, Pedro Sánchez de Alcaras mi escudero, es mi voluntad ..." ; "Conçejo e justiçias e regidores e procurador, ofiçiales e onbres buenos de la mi villa de Benavente. Amigos, sabed que por algunas cosas que convienen a mi serviçio es mi voluntad de mandar ..."; "De lo qual vos mandamos esta carta firmada de nuestros nombres e sellada con el sello de mi, el dicho conde".

La propia suscripción del señor utilizando la expresión "el conde" no es más que un trasunto del autógrafo real: "yo el rey". Raramente firman con el nombre o apellidos de la familia, aunque sí encontramos variantes en función de las características del documento, la persona o institución a la que se dirigen, o su carácter público o familiar. Muy emotivas son las cartas de algunos de los condes de los siglos XVII y XVIII dirigidas a sus familiares. En 1674, Antonio Alfonso Pimentel se dirige a su hijo y se despide como "tu padre y amigo". En 1723, Antonio Francisco Alfonso Pimentel escribe desde Benavente al duque de Béjar y finaliza con "te besas las manos tu primo, amigo y más afecto servidor". La última titular de la Casa, María Josefa Alfonso Pimentel, tiene una gran variedad de firmas, utilizando alternativamente su condición de condesa de Benavente, duquesa de Benavente y Gandía  y marquesa de Peñafiel.

Provisión del VI conde, Antonio Alfonso Pimentel (1560). Está firmada de su secretario, Antonio de Torquemada, y cuenta con sello de placa con las armas de la familia. AHN, Osuna, c. 472, d. 26.


FIRMAS DE LOS CONDES DE BENAVENTE



Juan Alfonso Pimentel (c. 1355-1420)
I conde de Benavente (1398-1420)

Juan Alfonso Pimentel (1416). El texto no es autógrafo del conde, sino del escribano Juan de Astorga. AHN, Osuna, c. 415, d. 29.

Rodrigo Alfonso Pimentel (s. XIV-1440)
II conde de Benavente (1420-1440)

Rodrigo Alfonso Pimentel (1439). AHN, Osuna, c. 416, d. 68.


Alonso Pimentel (c.1413-1461)
III conde de Benavente (1440-1461)

Alonso Pimentel (1452), AHN, Osuna, c. 416, d. 46.


Rodrigo Alfonso Pimentel (1441-1499)
IV conde de Benavente (1461-1499)
I duque de Benavente, desde 1473

Rodrigo Alfonso Pimentel (1452). AHN, Osuna, c. 417, d. 158.

Alonso Pimentel (s. XV – 1530)
V conde de Benavente (1499-1530)
II duque de Benavente (1499-1530)

Alonso Pimentel (1521). AGS, PTR, leg. 3, 1, 7.

Antonio Alfonso Pimentel (1514-1575)
VI conde de Benavente (1530-1575)
III duque de Benavente (1530-1575)

Antonio Alfonso Pimentel (1548). AHN, Osuna, c. 478, d. 16.

Luis Pimentel (1551-1575)
VII conde de Benavente (1575-1576)
IV duque de Benavente (1575-1576)

Luis Pimentel (1575). AHN, Osuna, c.. 427,  d. 102.

Juan Alfonso Pimentel (1553-1621)
VIII conde de Benavente (1576-1621)
V duque de Benavente (1576-1621)

Juan Alfonso Pimentel (1588). AHN, Osuna, c. 213, d. 185.

Antonio Alfonso Pimentel (c. 1570-1633)
IX conde de Benavente (1621-1633)
VI duque de Benavente (1621-1633)

Antonio Alfonso Pimentel (1625). AHN, Osuna, c. 1617, d. 9-43.

Juan Francisco Alfonso Pimentel (1584-1652)
X conde de Benavente (1633-1652)
VII duque de Benavente (1633-1652)

Juan Francisco Alfonso Pimentel (1650). AHN, Osuna, c. 213, d. 184.

Antonio Alfonso Pimentel (1617-1677)
XI conde de Benavente (1652-1677)
VIII duque de Benavente (1652-1677)

Antonio Alfonso Pimentel (1674). AHN, Osuna, c. 213, d. 165.

Francisco Casimiro Pimentel (1653-1709)
XII conde de Benavente (1677-1709)
IX duque de Benavente (1677-1709)

Francisco Casimiro Pimentel (1695). AHN, Osuna, c. 213, d.150.

Antonio Francisco Alfonso Pimentel (1678-1743)
XIII conde de Benavente (1709-1743)
X duque de Benavente (1709-1743)

Antonio Francisco Pimentel (1723). AHN, Osuna, c. 213, d. 99.

Francisco Alfonso Pimentel (1706-1763)
XIV conde de Benavente (1743-1763)
XI duque de Benavente (1743-1763)

Francisco Alfonso Pimentel (1756). AHN, Osuna, c. 213, d.123.

María Josefa Alfonso Pimentel (1752-1834)
XV condesa de Benavente (1763-1834)
XII duquesa de Benavente (1763-1834)

María Josefa Alfonso Pimentel (1775). AHN, Osuna, c. 212, d. 48.

domingo, 21 de abril de 2024

“Por la devoción que tengo en la fiesta de la Asunción" - Una procesión en Benavente en el siglo XVI

Procesión del Corpus en la calle del Matadero en 1951. Fotografía de Nicolás Muller

Fueron multitud las misas, procesiones, vigilias, aniversarios, óbitos, etc., que dejaron fundados y dotados los condes de Benavente a lo largo de la historia de la familia. Toda esta actividad litúrgica, patrocinada por los Pimentel, quedó minuciosamente registrada y anotada en los libros y documentos conservados. Su lectura no solo nos ilustra sobre los aspectos religiosos de la villa, sino que también hay importantes connotaciones económicas y sociales. Cada una de estas celebraciones contaba con su correspondiente asignación económica, y obligaba a la participación de la comunidad de clérigos, a las cofradías, a las autoridades concejiles y, en general, a una importante representación de la sociedad benaventana.

Del siglo XVI, en época del VI conde, Antonio Alfonso Pimentel, se cuentan varias fundaciones de este tipo, algunas de ellas descritas con todo lujo de detalles por los escribanos. Una visión de conjunto de todas estas celebraciones nos revela una intensa actividad religiosa en el Benavente del Quinientos. El cabildo de la villa, el principal protagonista de estas convocatorias, tenía un calendario muy apretado de actos litúrgicos, que a veces se solapaban y debían provocar problemas de organización y protocolo.

También sorprende el alto número de procesiones que tenían lugar entre las distintas iglesias y monasterios. En los documentos se indica desde qué templo salía la comitiva y cuál era su lugar de destino. Varias de estas procesiones eran, en realidad, romerías a otras localidades, que incluían el desplazamiento de los miembros del cabildo a algunos de los santuarios de mayor devoción de la comarca, como San Román del Valle, Cimanes de la Vega o San Adrián. Sin embargo, es la iglesia de Santa María del Azogue, sede habitual de las reuniones del cabildo, la que se configura como teatro principal de toda la representación religiosa de la villa.

Aportamos ahora un interesante documento que describe una procesión solemne que se celebraba en torno a la festividad de la Asunción ("que cae a quince días andados del mes agosto"). Se fundó en 1566 a instancias del VI conde, “por la deboçión que tengo en la fiesta de la Asunçión de la gloriosa Virgen Santa María, madre del Nuestro Señor Redentor Jesuchristo, a la qual yo siempre e tenido e tengo por señora abogada”. La procesión, como tal, ya existía con anterioridad, pero ahora se le da mayor empaque y solemnidad.

La víspera de esta festividad, los miembros de la cofradía del Hospital de la Piedad, acompañados por el regimiento de la villa, y el abad y clérigos del cabildo, debían acompañar en procesión a una imagen de la Virgen de la Asunción desde la iglesia de San Nicolás a la de Santa María del Azogue. Esta imagen fue un encargo personal del conde: "que yo mandé hacer y está en el altar y capilla de Sançerdos de la dicha iglesia de San Nicolás". Las celebraciones incluían unas vísperas cantadas y otros oficios religiosos.

Para el sostenimiento de estos actos el conde asignó una cantidad de cinco ducados anuales, situados sobre la renta del portazgo y la leña de la villa de Benavente. Esta renta figura, efectivamente, en los libros de contabilidad entre las incorporadas al patrimonio familiar, al igual que otras anteriormente pertenecientes al realengo o al concejo. Las especificaciones incluyen otros detalles sobre la forma de hacer efectivo el pago de estas cantidades y su reparto correspondiente entre los miembros del cabildo.


APÉNDICE DOCUMENTAL



1566, febrero, 15. Benavente.

Escritura de fundación y dotación otorgada por Antonio Alfonso Pimentel de Herrera, conde de Benavente, a favor del abad y cabildo de la villa de Benavente, relativa a la celebración de la fiesta de la Asunción con una procesión, portando una imagen de dicha Virgen, que vaya de la iglesia de San Nicolás a la de Santa María del Azogue, y una vigilia.

Archivo Histórico de la Nobleza, Osuna, C. 426, D. 137.

Sepan quantos esta carta de dotación vieren como yo, don Antonio Alfonso Pemintel e de Herrera, conde de Benavente, etc., digo que por quanto yo e tenido e tengo propósito y boluntad de hacer la dotación, óbito e proçesión, de yuso contenida, por la deboçión que tengo en la fiesta de la Asunçión de la gloriosa Virgen Santa María, madre del Nuestro Señor Redentor Jesuchristo, a la qual yo siempre e tenido e tengo por señora abogada, e ansy efecutando y compliendo lo suso dicho, conozco y otorgo por esta carta que como mejor puedo e devo doto e fundo el óbito siguiente con el abad e clérigos del Cabildo Maior desta mi villa de Benavente, para quel dicho abad e cabildo, desde agora para siempre jamás, en la proçesión que haze en cada un año, víspera de Nuestra Señora de Agosto, por el regimiento desta villa, desde la iglesia de señor San Nicolás hasta la iglesia de Nuestra Señora del Azogue desta mi villa de Benavente, ayan de llevar e lleven en la dicha proçesión los cofrades del mi ospital de Nuestra Señora de la Piedad la imagen de la Asunçión de Nuestra Señora, que yo mandé hacer y está en el altar y capilla de Sançerdos de la dicha iglesia de San Nicolás, y llegado al dicho cabildo a la dicha iglesia de Nuestra Señora del Açogue con la dicha proçesión e imagen, ayan de decir y digan todos juntos los clérigos del dicho cabildo que allí se hallaren, y el cura e capellanes de la dicha iglesia, unas bísperas cantadas por mí, e dichas las dichas bísperas se aya de quedar y quede la dicha imagen de Nuestra Señora en la dicha iglesia de Nuestra Señora del Azogue hasta el primero domingo siguiente, que el dicho domingo siguiente después de la dicha fiesta de Nuestra Señora se ayan de juntar y junten el dicho abad e clérigos del dicho cabildo en la dicha iglesia de Nuestra Señora del Azogue a tornar a llevar e lleven los cofrades del dicho ospital la dicha imagen, con su proçesión, a la dicha imagen con su proçesión a la dicha iglesia de San Nicolás, y llegados a ella ayan de decir e digan en ella el dicho abad y cabildo unas vegilias cantadas de la festividad de la Asunción, e acabadas las dichas vegilias, digan la Salve Regina, lo qual todo sean obligados a hacer el dicho abad e cabildo desde agora para siempre jamás, sin que en ello aya falta alguna, e por raçón de las dichas proçesiones, vísperas e begilias cantadas yo, por el tenor de la presente, quedo y me obligo por mis bienes, juros e rentas presentes e futuras de dar e de pagar e que daré e pagaré al dicho abad e clérigos del dicho cabildo, o a quien su poder ubiere, en cada un año para siempre jamás cinco ducados de la suma e valor de mil e ochoçientos e setenta e cinco maravedís, pagados por el mesmo día de la Asunçión de cada un año, los quales dichos cinco ducados ayan de ganar y ganen los clérigos que se hallaren en las dichas festividades en esta manera: los que se hallaren a la proçesión y vísperas de la vigilia de Nuestra Señora ganen los tres ducados, y los que se hallaren a la vuelta y proçesión de la imagen e begilia de domingo siguiente ganen los otros dos ducados restantes. De lo qual todo el dicho abad e cabildo aya de haçer y haga escritura de açetaçión y obligación en forma de lo asy hacer y cumplir, los quales dichos cinco ducados sytúo y señalo al dicho cabildo sobre la mi renta de portadgo y leña desta mi villa de Benavente, y mando a los arrendadores, fyeles e coxedores de la dicha renta del dicho portadgo y leña que son e adelante fueren, que de aquí adelante para siempre jamás acudan e recudan al dicho abad e cabildo a quenta de lo que a mí me an de pagar de la dicha renta, con los dichos cinco ducados en cada un año por el dicho día de la Asunçión de Nuestra Señora, que cae a quince días andados del mes agosto de cada un año, syn esperar para ello otro recaudo ny librança alguna mía, ni de mis contadores que dándoselos e pagándoselos, yo los doy por bien dados e pagados, e mando a mis contadores se les reçiban e pasen en quenta a los dichos arrendadores, fieles, coxedores con sola su carta de pago, del dicho cabildo, e no queriendo los pagar sean executados por ellos como por obligación garantixa  hasta haçerse pago del prençipal e costas, e por esta mando a las justiçias e jueçes desta mi villa de Benavente ansy lo cumplan y guarden y executen breve y sumariamente, e para el cumplimiento y pago dello obligo los dichos mis bienes, juros y rentas por especial y por la dicha renta del portadgo desta villa sobre que pongo e fundo e cargo los dichos cinco ducados en cada un año, de lo asy tener y guardar y cumplir e pagar según dicho es, llanamente y sin pleito alguno, so pena del doblo, costa e daños que sobre ello se recresçieren y la dicha pena pagada o no que todavía lo cumpla y pague según dicho es, y no lo cumpliendo ansy por esta carta doy poder cumplido a todas y qualesquier justiçias e juçes que sean ante quien esta carta pareçiere y della fuere pedido execusión e cumplimieno de justicia, a cuya jurisdicción e señorío me someto e obligo, e renunciando mi propio fuero, domicilio e jusrisdiçión para que asy me lo hagan cumplir realmente e con efeto bien asy como sy asy fuese sentençiado y dado por sentencia de juez competente por mi pedida e consentida e pasada en cosa juzgada, sobre lo qual y en lo qual renuncio todas las quales quier fuerzas e derechos de que me pueda aprovechar, en especial la ley que diçe que general renuncia de leis non vala en firmeza.
De lo qual otorgué esta carta ante el escrivano público e testigos de yuso escritos, que fue fecha y otorgada esta carta en la mi villa de Benavente a quince días del mes de hebrero, año del Señor de mil e quinientos e sesenta e seis años.
Testigos que fueron presentes a lo que dicho es: el contador Bernaldo Garçía de Villagómez, vezino e regidor desta villa, e Francisco de Pantigoso e Martino Gonçález, criados de su señoría, e el dicho ilustrísimo señor conde de Benavente, otorgante que yo el presente escrivano doy fe que conozco lo firmó de su nombre en el registro de esta carta. El conde de Benavente.
Pasó ante mí, Luis de Carvajal, escrivano.

domingo, 14 de abril de 2024

“Por parar pleitos e contiendas” – Los herederos de Sitrama de Tera en 1333

Acuerdo del Concejo de Benavente sobre los herederos de Sitrama de Tera. Año 1333. (Archivo Municipal de Benavente)

1333, junio, [12].

El concejo de Benavente, para evitar nuevas contiendas con los herederos y moradores de Sitrama de Tera, aldea de dicho concejo, les concede la merced de "tres a un fuero", por lo que a partir de ahora solo han de contribuir con la tercera parte de los pechos, según los bienes que tuviera cada uno.

Archivo Municipal de Benavente, leg. 106-1. Carta de merced. Orig. Perg., 234 x 284 mm. + 20 de plica; gótica cursiva, tres orificios practicados en la plica donde se conservan las cintas de cáñamo de las que pendería el sello de cera del concejo de Benavente, mencionado en el texto; buen estado de conservación, aunque con algunos rotos.

ED. P. MARTÍNEZ SOPENA, V. AGUADO SEISDEDOS y R. GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, Privilegios reales de la villa de Benavente (Siglos XII-XIV), Salamanca, 1996, pp. 37-38; Mª C. RODRÍGUEZ LÓPEZ; “Un documento inédito del Archivo histórico municipal de Benavente (Zamora): AHMB, Leg. 106-1”, Brigecio, 6 (1996), pp. 179-185.

Sepant quantos esta carta vieren commo nos, el conçeio de Benauente, por parar pleitos e contiendas que acaesçieren fasta aquí e podrían acaesçer desde oy día en delantre contra nos e nuestros cogedores que por nos cogan e recabden los nuestros pechos e derechos con los herederos de Sietrama de Riba de Tera, nuestra aldea, e con los moradores del dicho llugar de Sietrama. Por que contendieron algunas vezes connosco fasta aquí, deziendo que non auían derecho por que fazer las nuestras fazenderas, por que dizen que fueron sienpre de cavallería e de sennoríos. E agora nos por lle fazer bien e gracia e por rruego de Gil Ferrandez de la Carrera e de Lop Sánchez de Çurbano e de Fernand Alfonso, fío de Alfonso Pérez, nuestros vezinos, e de Orraca Llópez, por nombre de sy e de María Llópez, su hermana, herederos en el dicho llugar de Sietrama, reçebimos a todos los que moran en el dicho llugar de Sietrama ho moraren de aquí adelantre a tres a vn fuero, en tal manera que en todos los nuestros pechos que acaesçieren de aquí adelantre entre nos, que echarnos en nuestro conçeio, que se ayan de coger e de sacar en qual manera quier por nuestros cogedores, que los que moraren en el dicho llugar de Sietrama que non paguen mays de la terçera parte de la cánama que lles fuer echada, segund las valías que ovieren cada vnos dellos, tanto tres dellos commo vn pechero de entre nos. E defendemos e cotamos que ningunt cogedor nin sobrecogedor nin arrendador, nin otro ninguno que ayan de auer o de rrecabdar los nuestros pechos e derechos daquí adelantre, non sean osados de tomar nin prendar nin demandar a los moradores del dicho llugar de Sietrama mays de la terçera parte de la cánama que lles fuer echada, segund las valías que ovieren. E se lles a mays quesieren pasar o los por esta rrazón quisieren prendar que gelo non consientan, [e] que lles dolgan las prendas sin pena e sin calopnia ninguna, e se y pena o calopnia ovier nos gela quitamos e nos paramos a ella. E [no]s los dichos Gil Ferrández e Lop Sánchez e Fernand Alfonso e Orraca Llópez en nombre de mí e de la dicha María Llópez, mía hermana, herede[ro]s que somos en el dicho llugar de Sietrama, por esta merçed e bien que vos el dicho conçeio nos fagades para los del dicho [lu]gar de Sietrama obligámosnos por todos nuestros bienes mobles e rrayzes, ganados e por ganar, de fazer a los nuestros vasallos e a todos los [dich]os moradores del dicho llugar de Sietrama que fagan la vezindat e todas las fazenderas e pechos e derechos a Benauente en la manera [que] dicho es para siempre jamás, e que se non chamen a otro sennorío nin a otra boz.
E por que esto sea firme e non venga en dubda mandemos desto fazer dos cartas en vn tenor, la vna que tengamos nos el dicho conçejo e la otra que tengan los del dicho llugar de Sietrama, e mandamos las seellen con nuestro seello de çera colgado. E por mayor firmedumbre rrogamos a Garçía [Y]uánez, escusador por Fernand Pérez repostero de la cama (sic) de nuestro sennor el rrey e su notario público en Benauente, que les mandase asy [mesmo] escreuir e los signase de so signo. Testigos: Alfonso Pérez, Alfonso Felípez, Iohán Gonçález, Áluar Alfonso, alcalldes, Gonçalo Miguélez e Pinos Garçía criado, Diego Pérez Vara, Fernand González, fijo de Pedro Iohannes, e otros. Fecha [doz]e días de junio era de mill e treçientos e setenta e vn annos (signo).
Yo Garçía Yuánnez ya dicho fuy presente a esto que dicho es e al dicho rruego mandé escriuir desto dos cartas en vn tenor e fiz en cada una dellas mío signo que es tal (signo) en testimonio.


jueves, 4 de abril de 2024

Descripción histórica de la villa de Benavente – Un manuscrito del Archivo de Osuna de 1772

Fotografía aérea de Benavente en el año 1991

El fondo de Osuna del Archivo Histórico de la Nobleza (Toledo) conserva un curioso manuscrito del siglo XVIII bajo el título “Descripción de la villa de Benavente”. En el catálogo del Archivo se registra como “Descripción histórica de la fundación de la villa de Benavente (Zamora), concedida por real privilegio de Enrique III, rey de Castilla, a favor de Juan Alfonso Pimentel, I conde de Benavente, en 1386”.

Se trata de un cuadernillo en papel de 17 hojas, con una portadilla en la que brevemente se da cuenta de los asuntos principales de su contenido. No tiene firma, ni consta su autor en ninguna parte del texto. Parece ser una copia simple de un breve tratado histórico del que no conocemos los motivos, ni las circunstancias de su elaboración. Se fecha en Benavente, el 1 de abril de 1772. La única referencia al trabajo del autor la encontramos en el último folio, a modo de epílogo: “Esto es quanto por ahora puede manifestar el que ha hecho este trabajo”.

Pocas certezas se pueden ofrecer sobre la posible autoría. A tenor del estilo y de la terminología manejada, podemos asignar el opúsculo a algún miembro destacado del estamento eclesiástico en el área de Benavente. Tiene acceso a una selecta representación de los historiadores ilustrados de la España del siglo XVIII, así como a otra bibliografía más antigua. Entre las obras citadas, carga en varias ocasiones contra un “Memorial del duque de Arcos”, que podemos identificar con el “Memorial dado por el Duque de Arcos a nro. Rey Felipe V cuando al principio de su reinado quiso establecer que los grandes de España tuviesen en Francia el tratamiento de Duques y Pares y estos en España los honores de Grandes”. Su autor es Joaquín Ponce de León Lencastre y Cárdenas, Duque de Arcos (1693-1729).

Por otra parte, parece conocer bien las tierras asturianas, tanto geográfica como históricamente, en particular, la genealogía de los monarcas astures, la catedral y las iglesias de su entorno. Todo ello, nos lleva a situar a nuestro posible autor en la comunidad de clérigos benaventana, en una época en la que la villa pertenecía a la diócesis ovetense, y su obispo, Agustín González Pisador, pasaba largas temporadas en su Palacio de la Vicaría de San Millán, en la Rúa. Aquí murió el obispo en 1791, siendo enterrado en la iglesia de Santa María del Azogue. La presencia de esta copia en el Archivo de Osuna habría que relacionarla con las inquietudes culturales de María Josefa Pimentel, XV Condesa de Benavente (1763-1834), patrocinadora de multitud de iniciativas literarias y artísticas a lo largo de su larga trayectoria vital.

En la mencionada portadilla encontramos el siguiente resumen del texto: “Fue edificada 276 años antes de la humana Redención. Compreende su fundación y timbres, por quién fue conquistada, y señores que la dominaron. Fue dada por el señor don Enrrique III y su mujer a don Juan Alfonso Pimentel en Alvalarrica, a 18 de mayo de 1386, con la dignidad de conde. Expresa también al folio 9 algunos de sus sucesores, con otras noticias curiosas, y citas de algunos historiadores que lo testifican. Caxón 1, número 5”. 

En este extracto se deslizan, como en todo el texto, manifiestos errores cronológicos. Como es bien sabido, el albalá de donación de Enrique III de la villa de Benavente al noble portugués Juan Alfonso Pimentel está fechado en Tordesillas el 17 de mayo de 1398. Esta donación fue ratificada a través de un privilegio rodado otorgado en Alcalá de Henares el día 13 de diciembre de este mismo año. 

Nuestro anónimo autor hace un relato un tanto descompensado y falto de orden de la historia benaventana. Poco se acomoda el título del manuscrito a lo que en realidad ofrece su contenido. Al igual que hiciera Ledo del Pozo, inicia su discurso remontándose al supuesto pasado romano de la villa, entroncando con otras interpretaciones que la identifican, erróneamente, con la "Interamnia" y la "Legio Urbica" de las fuentes clásicas. Muy poco aprovechable se puede extraer de toda esta parte inicial.

Muy curiosa es su argumentación sobre el origen del nombre de Benavente. Por una parte, hace alusión a los “buenos vientos”, y en este sentido se acomoda con toda la tradición histórica que destaca lo “saludable de sus vientos, sus montes y riberas, por lo que es fecunda de pan, vino, frutas, carnes, pesca y caza, y de una hermosa vista por la situación en que está edificada”. Pero, por otra, señala a la provincia y arzobispado de “Benevento”, en Italia. De esta remota región precederían “los que de aquella tierra vinieron a poblarla, viéndose constituidos en igual clima la pusieron el nombre de su patria, para tener a esta más presente”.

A continuación, se adentra el texto en la etapa de los primero reyes astures y leoneses, donde parece más preocupado por rebatir ciertas cronologías y las afirmaciones de otros autores, que por ofrecer datos concretos sobre el pasado de estas tierras. Es a partir del reinado de Fernando II, y la repoblación de la villa, cuando se vuelve a retomar una visión benaventana de los acontecimientos. Muy destacable es su aportación sobre la historia de la Fortaleza, y la descripción de las estancias del edificio.

Al tratar sobre los orígenes de la familia Pimentel y el condado de Benavente el texto se recrea, como ya hicieron otros autores antiguos, en todo aquello que tiene que ver con la ascendencia remota y legendaria del linaje. Aquí encontramos muchas similitudes con los datos aportados en los “Derechos de los condes de Benavente a la grandeza de primera classe”, monografía sobre los Pimentel publicada por Berdum de Espinosa en 1753.

Se dedica la parte final del manuscrito a tratar la particular vinculación de los Pimentel con la figura y el culto del apóstol Santiago. Se aporta, para ello, un gran número de pruebas y testimonios a lo largo de la historia familiar. Especial objeto de atención tiene para el autor la figura de un Santiago ecuestre, en actitud de presentar batalla al enemigo, que presidía la puerta principal del castillo de Benavente.


Descripción de la villa de Benavente. Año 1772. (Archivo Histórico de la Nobleza)


TRANSCRIPCIÓN



1772, abril, 1. Benavente.

Descripción histórica de la villa de Benavente.

Archivo Histórico de la Nobleza, Osuna, c. 415, d. 6.
Manuscrito de 17 hojas. Copia simple, sin firma o autoría.

 “Fue edificada y poblada esta villa de griegos, celtas, phenicios, idumeos y caldeos 276 años antes de la humana Redempción. En el terreno alto en que se halla, distante de la ciudad de Numancia (que es Zamora), treinta millas, o diez leguas, en territorio de Campos, por ser el más saludable de todo él, sin embargo, de circundarla dos ríos caudalosos. Permaneció en poder y dominio de estas gentes, hasta el que tuvo de España Aníbal entonces Interacmina, que vale tanto como pueblo entre dos ríos.

En el tiempo que regentaban los exércitos romanos en África, Francia y España, el valiente mancebo Scipión, llamado el Africano, después de aver destruido a Cartago, fundada y edificada por la reyna Dido, y echas sus cortes en esta vencida tierra, se retiró a Roma, y a su llegada se tuvo la noticia de que los moradores de la citada Numancia y su comarca havían tomado las armas contra el senado romano. Éste le mandó pasase a España y recuperase las poblaciones que pretendían evadirse de su dominio.

Presentose en estos reynos Scipión, sujetó y destruió a Zamora y demás pueblos de sus contornos, y restituido a su corte romana la embidia de los magnates le preparó por premio la muerte, valiéndose estos de Sampronia su mujer, natural de Gracia, quien a dos días de su llegada y descanso lo hizo amanecer muerto en su cama.

En este intermedio, Lúcullo, capitán famoso y cónsul romano, la conquistó y subiugó a su imperio a los 127 años de haverla fundado los griegos y celtas, y a los 149 antes de la venida de Jesuchristo, y a los 243 de la población de Roma, la que fue en 21 días del mes de abril edificada, y por esta causa quando se trata de los años de Roma, se hallará la voz “a parilibus”, y esta denota su edificación en dicho día 21, al qual llaman los gentiles “parilia” o “palilia”, derivado de las fiestas que en tal día hazían los pastores a la diosa Palis.

Quedó Benavente sujeta por Lúcullo a poder de los romanos, pero a estos les movió guerra en España el gran Sertorio, natural de Mariana en África, y por haverle vencido, vino a ella Mamilio, procónsul de Francia, y para su defensa truxo tres legiones (que quiere decir lo mismo que tres compañías de hombres), y mil quinientos caballos o cavalleros. Entró en Cataluña, siguió Pompeyo sus pisadas y huestes, y al pasar el río Segre (vengador este y su ciudad de Lérida de los deleites de Herodes Antipa, de Herodias y sus hijas, pues en él pagó danzando en su helada tabla la impía muerte que dio y fue causa a San Juan Bautista, quedando su cabeza separada de su impúdico cuerpo, saltando en yelo dio fin a sus habilidades mundanas), alcanzó a Mamilio, presentole batalla y saliendo vencedor Pompeyo, dirigió su marcha hacia Bardulia, o Castilla, llegó a Palancia, hoy Palencia, y proporcionó dar función campal a sus enemigos, y fue junto a la ciudad de Lanzón, quiere decir pueblo de muchas aguas, la qual ganó y destruió y quedó baxo del romano juzgo como Benavente, como lo acreditan las descripciones del margen, de que esta villa fue dominada de aquel, y por consiguiente Lanzón y sus pueblos comarcanos hecho un valle desierto, el qual hoy llaman de Valdeburón.

Quando Pompeyo entró en España traya 300 infantes y 800 cavallos contra las tres legiones de Mamilio, que cada una se compone de 6.666 hombres, y con su gente se introduxeron en esta península los sydones, persas, sármatas, masagetes, geleones, bocios, thetanos, celenas, syrios, tiros y otros de la India oriental, Asia y Europa. Por las introducciones de tan varias naciones en España, llegó a ser dominada y habitada Benavente de muchas de estas, que unos la destruían y otros la reedificaban, y por lo mismo se halla que se llamó igualmente Legio Úrbica, tomado este nombre de la voz “legión” y del río Órbigo que bañava sus murallas, y a semejanza de la ciudad de León su capital que se intituló “Legio Séptima Félix”, y por las mismas causas se apellidó “Interacmina Flavia” en la dominación de los godos, que principió en el quinto siglo, y a los 416 años del nacimiento de nuestro redentor Jesuchristo.

Esta villa de Benavente tiene la gloria de a ver regado sus calles con la sangre de quatro hijos suyos que padecieron martirio por la fee de Jesuchristo, y fueron los santos Procul, Dommina, Flavia Domicila y Theodora; pero también padece la ingratitud de no aver dado culto a ninguno.

Tubo en la dominación de los romanos el nombre que hoy goza, no solo derivado de los vientos que la baten, sino de la provincia y arzobispado de Benevento, de los que de aquella tierra vinieron a poblarla, viéndose constituidos en igual clima la pusieron el nombre de su patria, para tener a esta más presente, como por lo saludable de sus vientos, sus montes y riberas, por lo que es fecunda de pan, vino, frutas, carnes, pesca y caza, y de una hermosa vista por la situación en que está edificada.

Permaneció su primera población hasta después de la introducción de los sarrazenos, que fue en el año de 714, los que la dominaron hasta el reynado de don Alfonso I, llamado el Católico, que ganó a Simancas en el de 753, y no en el de 755, como refieren los autores del gran “Diccionario Histórico”, en cuyo tiempo se llamava esta villa Gunaba, que significa pueblo fuerte. Respecto a que en dicho año de 755 era ya muerto el citado rey y reinava don Froila, o Fruela, en toda la Tierra de Campos, Flavia, Numancia, La Rioja, hasta los Pirineos, con toda la Bardulia, que es quanto pertenece a castilla la Vieja, sin otros pueblos que se omiten, cuyo rey durante su reynado exterminó el arrianismo de todos sus dominios y murió felizmente, y lleno de victorias y virtudes, y su cuerpo está enterrado en la villa de Cangas, con su mujer doña Hermisenda en su iglesia de Santa María. Por la conquista que hizo dicho rey restauró Benavente y sus moradores la fe católica, y vivieron amparados baxo su protección.

En tiempo de Alfonso II, el Casto, que entro a reynar en el año de 791 (del tiempo que reynó este rey se saca un argumento y prueba fuerte contra el Memorial del duque de Arcos”, salieron del poder y dominio de los mahometanos varias ciudades, villas y lugares, por a ver sido el mayor guerrero conocido hasta entonces, al paso que piadoso; desbarató las fuerzas de Ixeca Miramamolín, gobernador de Córdova, que fue el sarraceno más rico de aquellos tiempos, pues con quinto que le tocó, de lo que su exército robó y quitó a los cautivos que esclavizó del Languedoc Narbona y el Rosellón, que importó 453 doblas de oro, concluyó la mezquita de dicha ciudad de Córdova, que es hoy su catedral. E hizo otra en el alcázar y fabricó su fuerte y hermoso puente, y el citado rey, con lo que le conquistó a este gobernador y gene principió a fabricar el famoso templo y catedral de San Salvador de Oviedo, con sus 12 altares, a devoción y culto de los Santos Apóstoles, una capilla a Nuestra Señora, otra a San Tirso, y otra a San Miguel, y cuya obra fue en el año 792. Gozando este piadoso rey y teniendo la felicidad de que se le apareciesen dos ángeles y le hiziesen saber que eran argentarios y lapidarios, por cuyo medio logró el christiano deseo que tenía de mandar fabricar con las preciosas piedras y oro que guardaba , la celestial cruz, que es la misma que en dicha Santa Iglesia existe, en la que también se hallan los sagrados ornamentos que María santísima puso a su capellán y arzobispo de Toledo, San Yldephonso, que el rey don Pelayo y el arzobispo don Urbán sacaron de esta ciudad, quando los moros la ganaron, y pasaron a las Asturias con tan soberanas reliquias, y el arca en que están custodiadas fue fabricada en Jesusalem.

Este mismo piadoso rey fue el que mereció la gloria de que en su reinado permitiese la Divina Magestad se descubriese el sepulcro y cuerpo del apóstol Santiago, que por más de siete siglos estuvo oculto, después que aportó este celestial tesoro, por la voluntad de Dios Nuestro Señor, al Padrón, viose sobre su mausoleo un paraíso de celestes luzes que brillaban como estrellas, y por esto le pusieron el nombre de Campus Stelle, que el tiempo le corrompió en Compostela. En este sitio le mando edificar un templo para veneración de su sagrado cuerpo.

En este tiempo, Carlomagno desterró de la Francia gótica a los mahometanos y se delcaró por patrón de España y de toda la tierra que conquistaran los reyes de León al apóstol Santiago, cuyo patronato se mereció este el sol que peleó ayudando a desterrar de esta península las tinieblas que en ella obscurecían la fee católica, iluminando a sus vivientes con las prodigiosas maravillas, no solo vistas en el descubrimiento del sepulcro, sino en las de dexarse ver visiblemente en distintas batallas dadas contra los sarrazenos, venciendo a estos por su auxilio, e impelidos del esfuerzo y ánimo que a los cristianos les infundía el oyr las vozes, de Dios ayuda y Santiago y a ellos. Y así se verifica que habiendo alzado por rey, los altos hombres de Asturias y León a don Ramiro primero, en la era de 859 que es el año de 821, en el de 822 dio este la famosa batalla de Clavijo en los campos de Albelda, mató 600 o 700 moros, restauró a estas villa y a la ciudad de Calahorra, asistido de apóstol Santiago, a quien los cathólicos vieron pelear valerosamente sobre su caballo blanco y espada en mano de color vermejo, por cuya victoria el citado rey acordó con sus altos homes conceder, como concedió, a la Santa Apostólica Iglesia de Santiago, el que de quantas juntas de bueyes hubiese en su reyno que de christianos fuesen, le diesen de cada junta una ochava de pan, e del moyo de vino una medida perpetua y anualmente. (Este reynado produce un cargamento con prueba deficiente, contra lo que pretende el Memorial del Duque de Arcos). Este rey vivía en el tiempo que reynava en Francia Carlos II, y en el que governava la nave de Nuestra Santa Cathólica Yglesia el papa Eugenio II. El mismo Ramiro I fue el que prendió al conde Nepociano de Asturias, por haberse levantado contra él, por lo que le mandó sacar los ojos y poner en perpetua prisión, suplicio de aquellos tiempos, y fue en el primer año de su coronación, y murió en el de 850, y está enterrado en Oviedo. Unos le dan por mujer a Urraca y otros a Paterna.

Lo mismo se justifica de la asistencia del Santo Apóstol en las funciones campales, pues en el año de 931 en que entró a reinar don Ramiro II, se dio por este la gran batalla de Simancas, cuya villa mandó poblar en de 904 el rey Alfonso III el Magno, en la que murieron 700 moros, ayudándole el cielo con sus tropas, pues en el exército christiano se vieron pelear dos cavalleros en el ayre, sobre dos caballos blancos, los quales tuvieron los cristianos por Santiago y San Millán de la Cogulla, y por esta victoria llegó con sus huestes el dicho rey hasta la villa de Madrid, la conquistó y mandó demoler sus murallas.

En el reynado de don Alfonso III floreció Diego Porzelos, hijo del primer conde de Castilla don Rodrigo, el qual Porzelos tuvo una hija que se llamó Sulla Bella, la que casó con Nuño Belchides, alemán de nación, el qual vino a España a visitar el cuerpo del santo apóstol Santiago, y con este motivo trató las nupcias con Sulla, y este y Porzelos fundaron a Burgos, dándole este nombre movidos de a ver unido su población distintas aldeas, que aldea en alemán se denomina “Bourg”, y añadido el “os” de Porzelos, quedo Burgos. 

En el año que don Sancho I, llamado el gordo, volvió de Córdova, donde fue a curar su crasitud, y se contaba el de 960 en el que restauró su trono que le usurpó don Ordoño III, hijo de Alfonso IV que reynava en Navarra; acaeció la famosa y feliz batalla que dio a los moros junto a Piedrahita el conde de Castilla Fernán González, y duró el combate de ella por espacio de tres días, y fenecidos estos en el quarto consiguió la victoria con asistencia visible de Santiago; y venció también al rey de Navarra, y a don Sancho le presentó y le mandó poner preso en fuerte castillo de Luna, en el que estuvo 19 días, y luego le dio libertad.

En el año de 982 entró a reynar en León y Galicia don Bermudo II el gotoso, hijo de Ordoño III y de doña Elvira, que admitió por mujer a causa de haverle quitado a Urraca su suegro el conde Fernán González por menospreciarle y ultrajarle. En este año se fundó en monasterio de Nuestra Señora la Vieja, junto a Tábara, que se mudó luego, por disposición de San Froylán y San Atilano, al sitio donde hoy permanece, con el título de Santiago de Moreruela Orden de San Bernardo, y fue su traslación el año de 985; y en el de 983 salió de Andalucía Almanzor, gobernador de Córdoba, y general de los sarrazenos, y pasando los puertos de Muradal y Guadarrama, se enfrentó delante de Simancas, la que sitió y ganó, y demolida su población por a ver vuelto las espaldas el exército christiano le siguió, conquistó a Zamora, Benavente, Astorga, que se llamó antes Ramá en tiempo de la gentilidad y población de judíos, cuyo nombre le dieron estos para tener presente a la que hoy aún existe en Judea, León, sus valles, oprimió a Oviedo, e hizo lo mismo hacia la ciudad de Santiago de Galicia. Esta desgraciada suerte se atribuye a la infeliz vida que dicho rey llevaba con las dos concubinas que le arrastraban su corazón e voluntad a lo que a ellas les acomodava, y a lo que le sucedió; bien que la Divina Magestad al propio tiempo favorecía a Garci Fernández, conde de Castilla, el qual con su exército reforzado le ganó una completa victoria en Calatañazor, junto a Osma, y cuesta que llaman de los Buytres, en las qual murieron 700 moros a manos de los cristianos, y aunque los sarrazenos habían ganado hasta Barcelona en este año, con todo el rey de Navarra Sancho Garcés III y Garci Fernández obligaron al gobernador Almanzor a que se retirase a toda prisa a Córdova, y llevase menos 700 moros, como queda dicho.

Por esta venida de Almanzor quedó Benavente (como otras ciudades, villas y lugares) destruida y arrasada su población, sus judíos fugitivos, su geto o synagoga demolida, los quales la habían disfrutado por muchos siglos con grandes ventajas, como sus hermanos de Astorga y León; pero la divina misericordia conmovida de mirar ultrajados sus templos y lugares sagrados, y a ruegos de sus mártires, como es creyble, inspiró y movió los ánimos del rey don Fernando Segundo de León, que entró a reynar en el año de 1157, para que luego que se apoderó de toda la Tierra de Campos por la temprana muerte de su hermano el rey don Sancho de Castilla, y de la menor edad de su sobrino don Alonso I, mandase poblar a Benavente en el año de 1169, habiendo estado desierta, y sin más que las ruinas de su primer castillo y dos torres por espacio de 186 años, y lo mismo ordenó para con Villalpando, Coyanza, hoy Valencia de Don Juan, donde se celebró un concilio, Ledesma, Ciudad Rodrigo, Granada, junto a Coria, Mansiella, en el día Mansilla de las Mulas, Mayorga, y Castrotorafe. El qual rey don Fernando II, viniendo de visitar el apostólico templo del señor Santiago de Galicia, y restituido a su villa de Benavente, dio su alma a Dios en ella, habiendo dispuesto que su cadáver fuese llevado a enterrar a la expresada apostólica iglesia, y que fuese inmediato a los sepulcros donde descasavan los cuerpos del conde don Ramón de Borgoña, su abuelo, y de la emperatriz doña Berenguela, su madre.

Esta villa tiene por su escudo de armas un puente con dos torres y encima de él la inexpugnable de la imagen de María Santísima.

Hallándose ya bien poblada esta villa, adornada de doce parrochias, con cuatro monasterios de ambos sexos, en los que diariamente se dava culto a nuestro Creador, y ennoblecida con ilustres familias, el rey don Henrrique II hizo donación de ella, su tierra y castillo a su hijo don Fadrique, adornándola con la dignidad ducal, y este fue el primer duque y señor que la dominó, fuera de sus soberanos, con el goze de todas las rentas que a su amado padre le pertenecían y sus vasallos  le tributaban. Este primer duque procuró de edificar y ampliar el castillo y fortaleza, para que en ella pudiesen aposentarse, no solo los infantes, sino los soberanos.

Mantúvose el duque don Fadrique señor de ella por todo el reynado de su padre, y el de su hermano don Juan I, hasta que don Henrrique III, su sobrino, le mandó prender en Burgos. Em este intermedio en que pasaron más de treinta años mandó hazer el duque varias obras en esta fortaleza, fuera del primer castillo, y torres que tuvo en su última población, de modo que vivió en ella, y luego la habitó la reyna doña Cathalina de Alencaster, muger de dicho don Henrrique III, sobrino del citado primer duque. El referido Rey don Juan I en el año de 1387 estableció el que siempre que las personas reales encontrasen a Santísima Magestad en las calles, la acompañasen.

El referido don Henrrique III, la reyna su mujer, con beneplácito del ynfante de Antequera don Fernando, su tío, que fue señor de Lara, duque de Peñafiel, conde de Mayorga, y después rey de Aragón, con el nombre de Fernando I, e hijo de Juan I de Castilla, de doña Leonor, hermana de don Martín y don Juan I, y que casó con doña Leonor de Alburquerque de la sangre de los reyes de Castilla, donaron esta villa de Benavente a don Juan Alfonso Pimentel  (de el reynado este sale un argumento contra el Memorial del duque de Arcos), señor a la sazón era de Berganza y Viñaes en Portugal, como consta del real previlegio, su data en Abalarica 18 de mayo de 1424, que es año de 1386, y cuñado del rey don Ferrando, que entró a gobernar el dicho reyno en 1367, con la dignidad de conde, por juro de heredad a ley de mayorazgo, pare él y sus hijos y descendientes, como consta de los previlegios y de la carta de seguro y expreso consentimiento del señor infante don Fernando, por cuyos instrumentos resulta la gracia y donación de dicha villa, su castillo, aldeas y términos, pechos, derechos, con la jurisdicción alta, baxa, civil y criminal, con el mero, mixto imperio, y con todas las otras cosas que le pertenecen, y pertenecer deben, en cualquier manera, según mejor y más cumplidamente la goza y tiene la reyna doña Cathalina mi señora, muger, etc., como y también de que a los doze años de que el rey don Juan de Portugal le hizo señor de Berganza, vino a España y a Castilla a ser conde de Benavente, y tomó la posesión de esta villa en el día 8 de julio de 1398, y le fue dada en el convento de San Francisco de Asís de la misma, por sus alcaldes y regidores sin contradicción.

Luego que este señor conde don Juan Alfonso Pimentel tomó la dicha posesión, se apoderó de la fortaleza y castillo, y se entró a vivir en ella; lo mismo hizo su hijo don Rodrigo, su nieto don Alonso, y su segundo nieto don Rodrigo, que fue el IV conde, y el que acabó de perfeccionar y concluir la fortaleza; y en el espacio de uno o dos años, meses y días se finalizó aquella, y esta permanece, menos el primer castillo, que solo resultan sus primeros fundamentos y la llanura de su Plaza de Armas, y puerta por donde tomaban el agua del río Órbigo.

Esta fortaleza se compone de una hermosa galería al poniente que da vista a dicho río, a un hermoso valle, a la casa del Bosque y recreo de dichos señores, y montes de la Servilla; de un capazísimo salón llamado de los Linajes, e hadornado de bellas tallas doradas, en el qual y sus cornisas detallan pendientes de ellas cinquenta escudos o tarjetas de armas, pertenecientes a las primeras familias de la clase de España, con diferentes figuras de hombres, perros, ciervos, leones, aves, etc., y de capaces habitaciones con sus techumbres de talla dorada; de un oratorio de hermosas y antiguas pinturas, de una Armería, patio, algibe, corredores, y de quanto se juzgava y era necesario en aquellos tiempos a la comodidad y defensa de sus personas y ofensa de sus enemigos.

A la salida de esta fortaleza es una de sus puertas y la que mira al mediodía, encima de ella está el apóstol Santiago con la espada en la mano montando a cavallo, como a defensor de esta Casa y antiquísima familia. Que los señores de este estado han tenido al glorioso apóstol por patrono suyo, y en él han fundado, después de Dios nuestro Señor, sus mayores felicidades; se justifica con evidente prueva, y es que haviendo establecido el señor Carlos V en el año de 1516, antes de haver adquirido el Imperio, y creado la Orden del Toysón, queriendo darla mayor recomendación y quanta cupiese en los términos de su poder, procuró da y conceder el collar de esta orden a príncipes soberanos y a los primeros vasallos de sus coronas, y en la úñtima junta que tuvo el César, de cavalleros y de la ynsigne milicia del Toysón de Oro de Borgoña, en la que fueron gratificados muchos príncipes con el collar de oro de ella, le embió al rey don Juan III de Portugal el dicho collar embutido de piedras preciosas y de gran precio, a fin de que este nobilísimo orden, al que principalmente se dedicó fuese honrrado con el uso de ser llevado por la real dignidad de los reyes; y habiendo sido embiado uno al conde de Benavente, reusó el aceptarle, diciendo que jamás usaría de otro símbolo, o señal militar, que de la cruz roja y verde con las que por sus antepasados parientes habían sido atemorizados y derrotados los moros.

De lo expresado se infiere que el apóstol Santiago ha sido y es patrón de estos excelentísimos condes, y en quien han fundado sus mayores esperanzas, y como a tal mandaron poner encima de la puerta avanzada de su fortaleza, luego que fueron dueños de ella, la imagen del santo apóstol para que la defendiese.

Entre las varias tarjetas que ven en dicha Fortaleza, está el escudo de armas que como suyo llevan los señores Pimenteles. El qual es de sinople, y de los quatro quarteles de que se compone, en del alto, y lado derecho, y en el de baxo y contrario extremo, se miran por timbre cinco veneras de plata en gamitor, y campo verde, y en los otros dos quarteles, tres fajas rojas, colocadas en el primero y último quartel, en campo de oro. Los descendientes del solar de Novaes, que son los señores Pimenteles, acrecentaron después la orla de castillos y leones, por sus méritos y nuevas alianzas, y los añadieron a sus escudos y reposteros.

El origen de las bandas, o fajas, unos quieren que provenga de una bandera llena de sangre que tomó un Pimentel de los moros de las fronteras de su primer solar, y casa fuerte. Otros reconocen mayor antigüedad en esta divisa, y con ella pruevan la descendencia de los condes de Benavente de la Real Casa Gótica. Prruévase que son descendientes de los godos reyes por los versos, que en alabanza de esta antiquísima familia de Novaes y Pimenteles se hallan escritos en idioma portugués, los quales lo acreditan, y por los mismo, pondré algunos que lo demuestren, y son los siguientes: 

A yllustre á alta á eminente
real, prosapia sempre fiel
a seos reis, de Pimentel
dos godos é descendente.
Que ven do conde hay noticia
Jehudo da sangre e real
dos godos, ó principal
emor senor de Galicia,
foí aquel varon de ley
que con sua gente soa
restituía a coroa
de Castilla o casto rey.
Casou sua sucesion
cos Pimentes galicianos
dos Pimentarios romanos
ylustre generacion.

De los citados versos, y de lo que está escrito en distintos autores, se califica que la casa Pimentel (aunque se llamó de Novaes) proviene de Acio Pimentario, el qual vino a España con el empleo de perfrecto del primer tercio de los españoles y lusitanos, y habiendo sentado su solar sobre el río Sil en Galicia, al que tomó le puso el nombre Acio, para perpetua memoria en lo posible, y por esta razón en los confines de dicho reyno y el de Portugal existió la espresada población de este nombre. Lo qual se lee en las Historias de Génova ser cierto y lo testifican por la lápida que los genoveses sacaron de la ciudad de Atilia desmontando sus ruinas, y con ella lo pruevan. 

Los historiadores confiesan que el solar primitivo y originario del linaje de Novaes y Pimenteles fue en el reyno de Galicia. Como que el sobrenombre antes había sido de Novaes teniendo estos el señorío de la torre o fortaleza de Novaes en tierra de Quiroga sobre el río Sil, que en el día es encomienda de San Juan, con el nombre de Pimenteles, fue su solar Somelle donde existe la quinta y retiro que hizo Fray Agustín de Castro, para dar a los religiosos del monasterio del Pópulo, que fundó en la ciudad de Braga, al tiempo que era arzobispo de ella, adonde hay un vínculo de Pimenteles  de más de 360 años de antigüedad.

La población que fundó Acio Pefecto, y le puso su nombre, es la misma Novaes en la que volvieron a morar los Pimenteles o Pimentarios descendientes de aquel, cuya población está en las riberas del río Sil inmediato al monasterio de monjes de San Estevan. Pruébase lo expresado con la lápida de bronce que se sacó de la iglesia de Novaes que cubría el enterramiento de los Pimentarios y está custodiada y sus caracteres lo testifican.

Que Galicia fue poblada de griegos y que de estos fue caudillo el celebrado Hércules Alceo, el qual entró en España, año de la creación del Mundo 2740, que es antes del nacimiento de Christo nuestro redentor 1228, lo testifican muchos autores, como el que dicho caudillo griego, y de Cayo Calígula emperador de romanos, descendió Alceo Berial, que fue el que mató en las lagunas de la ciudad de Veria, donde se daba adoración al ídolo Ball, la famosa serpiente, a quien llamavan Saavedra, de cuyo echo resultó tomar este apellido. Confírmase lo expresado en el Memorial del Marqués de Ribas, y en el de la Casa de Saavedra dados a S. M.

En el año de 718 casó María Lucida de Riba Dencira con Sirvio Arias Fernández, capitán que fue del glorioso rey don Pelayo, Esta señora era de la prosapia y descendencia de Loba y de Lobesio Rivano, su marido, de nación romanos, régulos, que eran de Galicia, por línea de su hijo Rivano, que fue el que recibió el agua del sagrado bautismo, quando allí llego el cuerpo de nuestro divino patrón Santiago, año de Christo de 55, y viendo este infante Rivano milagrosamente en el cielo una cruz, de la misma echura que la del margen, la tomó por armas, la qual era roxa perfilada de oro, con cinco veneras, sobre verde abaxo una ribera de aguas azules y plata, y tres pezes, arriba unas espadañas verdes, en campo de plata, como testifican varios autores. 

Lucido Arias de Saavedra, que sirvió al rey don Alonso I, llamado el Católico, año de 740, casó con Jurama Ferrández de Témez, linaje que precedió de Ferrando Regulo de Galicia, a quien convirtió a la fe en su palacio de los Arcos Dasma, en tierra de Chantada, el glorioso apóstol Santiago. 

De este Fernando Regulo, y de Rivano, hijo de Lobesio Rivano y de Loba, son legítimos descendientes los Novaes y Pimenteles, y por esta razón traen en su escudo las tres fajas rojas y las cinco veneras o conchas, que son las mismas que tenía la cruz con sus brazos que baxó del cielo, como lo contestan todos los libros y escritores, y así mismo provienen de la antiquísima e ilustre familia de Támez, señores que fueron de Chantada, que llenos de gloria florecían en el año de setecientos sesenta y siete, acreditando todos el feliz origen de los excelentísimos condes de Benavente, y que descienden de la casa solar de Témez.

Que predicó el apóstol Santiago en España y provincia de Galicia, a los 11 o 12 años que Jesuchristo subió a los cielos, y que convirtió a varios gentiles, y a los régulos de Galicia lo expresa un Sumo Pontífice y otros escritores, como el que uno de estos convertidos tomó por escudo de armas las conchas o veneras, en vista del milagro que con él obró la divina acagenad quando se arrojó a las aguas del mar y salió él y su caballo lleno de aquellas, y como los condes de Benavente descienden de estos, las continuaron siempre en el suyo, teniendo siempre presente los mucho que deben al santo apóstol Santiago.

Las otras cinco veneras o conchas que añadieron al otro quartel de su escudo las adquirieron sus ascendientes de los que hoy viven en la formal batalla que el rey don Alfonso V de Portugal, llamado el grande, dio a los moros en el año 1065, en el qual se apareció el apóstol Santiago al obispo Estéfano, y le previno  asíjase al rey sería vencedor, por cuya noticia la dio y logró conquistar a Lamego, Viseo y Coymbra, y esta es la quarta visible aparición del santo apóstol, y como en los reales de este rey se halló en defensa de nuestra santa fe Hernán Alfonso de Novaes, hijo de Alfonso o Alonso de Novaes, tomó por vencimiento de los cinco reyes moros las cinco veneras o conchas por trofeo de su fatigas militares, y las añadió al quartel de su escudo.

Por lo expresado resulta el que la excelentísima e antiquísima familia de Novaes y Pimenteles haya tenido en tanto aprecio la cruz roja que forma la espada de Santiago, y los continuados favores que ha merecido al santo apóstol, y por lo mismo está coronada por dentro la fortaleza de conchas y veneras, no solo en las tarjetas y escudos que en ella se ven, sino sueltas por adorno de sus galerías, corredores y patios, y en otros distintos sitios de sus obras, las que mandaron poner, de luego a luego, que se reconocieron señores y dueños de ella.

Confírmase el amor, gratitud y reconocimiento que han tenido los excelentísimos condes de Benavente al glorioso apóstol Santiago, heredado de sus progenitores en sus pristísimos corazones, de la respuesta que dio uno de dichos señores al señor emperador Carlos V, y I de España, quando con el mayor honor se escusó de recibir de Su Majestad Cesárea el collar del militar Orden del Toysón de oro, alegando y manifestando que sus antepasados habían adquirido sus glorias con solas las cruzes rojas y verdes, y que así no pretendía más insignias que las usadas y llevadas por sus ascendientes.

Esta fue una declaración que acredita la protección merecida por esta familia al santo apóstol Santiago, que le quieren, estiman y veneran por su patrón, abogado y defensor, y como a tal mandaron poner su imagen encima de la puerta principal de su fortaleza de esta villa, donde en el día permanece.

Para prueva de las apariciones visibles de santo apóstol Santiago en las batallas, acúdase a la Iglesia, que con título de Hospital de los Españoles se le edificó en Roma, y se verá que el santo denota por su imagen estar asistiendo a ellas, y con especial a la de Clavijo, y su altar está adornado de los trofeos militares que se quitaron a los sarracenos, y pues en una corte romana se permite que así se note e ve, admita cada qual el porqué así se formó e permitió poner la talla e insignias militares que el retablo ostenta.  

Esto es quanto por haora puede manifestar el que ha hecho este trabajo, el que lleva acreditado con los autores y escritos citados en los márgenes del presente escrito; bien que no duda hay un archivo particular en la Corte en el que le consta existen diferentes  impresos y manuscritos que siempre tendrán las mayores y más antiguas noticias acaecidas desde la primera población de toda la Galicia, a donde se puede acudir por la que importe, y el trascurso del tiempo y mutación de manos en el manejo de él, no la haya extraviado del citado archivo.

Benavente, 1 de abril de 1772”.

miércoles, 27 de marzo de 2024

“Según feziéramos a la bienfetría de Fuentes de Ropel” - Las behetrías del concejo de Benavente

Carta de Sancho IV sobre la Behetría de Fuentes de Ropel (1293)

En el mes de mayo de 1293 el rey Sancho IV de Castilla reunió cortes en Valladolid. Sería la última ocasión en la que se convocaba solemnemente a los representantes de sus reinos, pues moriría dos años más tarde, dejando un sucesor de apenas nueve años de edad, una tutoría en manos de su mujer, María de Molina, y una herencia de disputas y rivalidades con los infantes de la Cerda y sus partidarios.

La reunión de Valladolid dio origen a dos distintos ordenamientos, el uno para los concejos de Castilla, y el otro para los del reino de León. Como era costumbre, concurrieron los prelados y maestres de las órdenes, los ricos hombres o infanzones, y los caballeros y hombres buenos en representación de las ciudades y villas. Tal y como se registra en el preámbulo de los cuadernos, el monarca se mostró dispuesto a atender las demandas y quejas de los procuradores, consciente de los esfuerzos y sacrificios asumidos por el reino con motivo de las campañas militares en Andalucía.

A petición de los representantes leoneses, se establecieron reglamentaciones para una mejor gestión del cobro de los tributos, poner coto a los abusos de los recaudadores, y asegurar la protección del realengo y del patrimonio de las villas. El concejo de Benavente también envió sus procuradores, y fruto de sus gestiones obtuvieron un interesante privilegio real que se conserva actualmente en el Archivo Municipal.

El contenido de este pergamino nos acerca a una realidad poco conocida de las tierras que conformaban el alfoz de Benavente, como es la existencia de heredades de behetría. Los hombres de behetría tenían la peculiar capacidad de poder elegir libremente a su señor, con la facultad de romper en cualquier momento su vinculación al mismo, y nombrar como tal a quien les hiciera más bien: “bene facere”. En los textos latinos encontramos esta institución bajo el vocablo “benefactoria”, y en romance variantes como “benefetría” o “bienfetría”. Se trata, por tanto, de una modalidad de heredad que se aparta, en sus aspectos principales, de las otras tres formas de señorío características de la época medieval: el realengo, el abadengo y el solariego.

Ya en el fuero de León, en época de Alfonso V, se incluye algún precepto relativo a este tipo de campesinos: "Mandamos todavía que el hombre que es de behetría vaya libre adonde quiera con todos sus bienes y heredades". En las Partidas de Alfonso X, la behetría aparece claramente diferenciada y definida de la siguiente manera: "Et Behetría tanto quiere decir como heredamiento que es suyo quito de aquel que vive en él, et puede rescebir en él por señor a quien quisiere que mejor le faga". (Partida IV, Título 25, Ley 3).

Respecto a las tierras de Benavente, es probable que existieran hombres de behetría al menos desde la época de la repoblación. En el fuero de Llanes, otorgado por Alfonso IX, y "sacado e concertado por el mi fuero de Benavente" leemos: "Mandamos y firmemente establecemos que ningún vecino de Llanes que por aldeas o de behetrías non sea vasallo de ninguno sino del rey, e si quisiere haber señor donde se ayude, tomen por señor al que en Llanes hoviere mayor casa". En cualquier caso, las primeras noticias sobre behetrías se remontan, como veremos, al reinado de Fernando III.

En nuestro diploma, el rey Sancho hace, en la exposición de motivos, un relato muy revelador a este respecto. Los procuradores benaventanos le informaron de que en los términos del concejo había aldeas que eran behetrías. En varios casos, sus habitantes, acogiéndose a su derecho de elegir señor, se habían hecho vasallos de los reyes en época de Fernando III y Alfonso X. Otras behetrías también siguieron su camino, pero pidieron poder gozar de los mismos derechos y ventajas fiscales, en especial de las mercedes con que contaban en Fuentes de Ropel, aldea entonces del concejo.

Sin embargo, los arrendadores de los tributos reales en la sacada de Benavente no respetaron las exenciones recogidas en las cartas otorgadas por el rey. Por el contrario, dieron a estos hombres de behetría el mismo tratamiento que al resto de los vecinos del concejo, y les embargaban sus bienes por ello. El resultado fue que estos hombres acabaron dejando la vecindad, y se tornaron a otros señoríos más ventajosos. Según este relato, estas aldeas corrían el riego de despoblarse, con gran perjuicio para los derechos del rey y del propio concejo.

Con esta carta, el rey restaura la legalidad anterior, y otorga a los vecinos de behetría que había en las aldeas del concejo de Benavente, los mismos privilegios y exenciones fiscales que tenían los moradores de la behetría de Fuentes de Ropel. En la parte final del documento se nos aclara cuál era la principal exención fiscal con que contaban en la behetría de esta aldea: "e nos los reçebimos quatro a un fuero", es decir, solamente contribuían con la cuarta parte de los tributos reales.

Alguna noticia adicional podemos aportar sobre estas behetrías del norte de Zamora. Parece ser que en torno a Fuentes de Ropel existieron, efectivamente, otras poblaciones con estas características. La aldea de Piquillos también fue de behetría, según se recordaba en el siglo XV en los documentos por los que fue adquirida por los condes de Benavente. Se sitúa actualmente la dehesa de este nombre en el término municipal de Fuentes, próximo a Castrogonzalo y a la confluencia de los ríos Cea y Esla. En 1431 Teresa Fernández, vecina de Zamora, con intermediación de su hermana María, vecina de Castrogonzalo, vendió por 950 maravedís la heredad de pan de Piquillos, de la que se exceptúa la tierra que antes había dejado a la iglesia de Santa María Magdalena de Zamora. Alguna aclaración sobre esta venta encontramos en el libro Becerro del III conde de Benavente, Alonso Pimentel, fechado en 1448. En él se incluye la siguiente reseña de Piquillos:

"Este lugar era de behetría, de tres hermanos, de los quales ovieron çiertas personas çiertas cosas e tierras de pan levar, de lo qual los más de ellos e Leonor Ferrándes, muger de Alvar Ferrández de Piquillos, que quedó a la postre en posesyón del dicho lugar, vendió al señor conde las casas e tierras que ende avía, por lo qual quedó el señor conde por señor del dicho lugar".

Respecto a Fuente de Ropel, en el “Becerro de presentaciones” de la catedral de León, un parroquial de los siglos XIII-XIV, se menciona de la siguiente manera la iglesia de San Pedro de Fuentes de Ropel:

“Et Sanct Pedro. De herederos de Benfectría. Da I maravedí en procuraçión; e terçia al prestamero. E tiénelas el arçediano don Adam; e da cada una IIII sueldos en carnero”.

José A. Fernández Flórez considera que buena parte de la información recogida en el "Becerro" se puede situar a mediados del siglo XIII, lo cual nos proporciona una información muy precisa sobre la situación concreta de las iglesias mencionadas en el mismo.

Fuentes de Ropel, después de varias vicisitudes, acabaría por abandonar el alfoz del concejo de Benavente para integrarse en los dominios de los Osorio, señores de Villalobos y posteriormente, a partir de 1465, marqueses de Astorga.

Ya en 1285, el mismo Sancho IV había donado a Álvar Rodríguez Osorio, que fue adelantado o merino mayor de León, "todos los derechos e las rentas e todas las otras cosas que nos auemos e deuemos auer en Fuentes de Ropel, que los aya libres e quitos por iuro de heredat pora siempre iamás él e sus fijos e sus nietos e quantos dél uinieren que lo suyo ouieren [...] Et retenemos para nos en este logar sobredicho moneda forera e iustiçia si la él non hiziere". Según se justifica en el diploma, la donación se hace "por seruiçio que nos fizo e faze e porque uiemos una carta quel nos diemos en esta razón quando éramos infante".

En 1300 Fernando IV concede a Juan Álvarez Osorio y a su mujer María Fernández, hija de Fernán Ruiz, amo del infante don Felipe, "todo quanto nos abemos en Fuentes de Ropel, con todos los vasallos que y habemos, con todos los pechos e fueros e derechos que nos y avemos e aver debemos en qual manera quier [...] et retenemos en este lugar para nos e para los reyes que regnaren después de nos en Castilla e en León yantar e monera e mineras de oro o de plata, si las y oviere, e justicia, si la ellos non ficieren".

En 10 de febrero de 1430, el rey Juan II, desde Roa, otorgó una escritura de aprobación y confirmación del mayorazgo que hizo en su testamento de 1417 Juan Álvarez Osorio en Pedro Álvarez Osorio, su hijo, comprendiendo las villas de Villalobos, Castroverde, Valdescorriel, Fuentes de Ropel y otras: "me hizisteis relacion que al tiempo que Juan Álvarez Ossorio vuestro padre passó desta presente vida [...] vos dexara por mayorazgo las villas de Villalobos y Valderas y Castroverde e Valdescurriel, e Fuentes de Ropel, e Villamañán [...] e acatando todo lo sobredicho e los grandes e buenos servizios que el dicho Juan Álvarez, vuestro padre, e Álvaro Pérez Ossorio, vuestro abuelo fizieron al Rey Don Juan mi abuelo e al Rey Don Enrique mi padre [...] por esta mi carta vos confirmo e apruebo para agora e siempre jamás el dicho mayorazgo".


APÉNDICE DOCUMENTAL


1293, mayo, 12. Valladolid.

Sancho IV, a petición de los procuradores de Benavente, otorga a los vecinos de behetrías que había en las aldeas de dicho concejo, los mismos privilegios y exenciones fiscales que tenían los moradores de la behetría de Fuentes de Ropel, aldea de Benavente, que se habían hechos vasallos anteriormente de Fernando III y Alfonso X.

Archivo Municipal de Benavente, Pergaminos, 1-6. Carta abierta, Orig. Perg., 260 x 270 mm. + 35 de plica; gótica cursiva, sello de cera pendiente, incompleto y partido; mal estado de conservación, con dobleces, manchas y rotos.

ED. Mª. D. GUERRERO LA FUENTE, Historia de la ciudad de Benavente en la Edad Media, Benavente, 1983, p. 434; P. MARTÍNEZ SOPENA, V. AGUADO SEISDEDOS y R. GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, Privilegios reales de la villa de Benavente (Siglos XII-XIV), Salamanca, 1996, pp. 26-27; CIT. J. LEDO DEL POZO, Historia de la nobilísima villa de Benavente, Zamora, 1853, p. 200.

Don Sancho por la gracia de Dios rey de Castiella, de León, de Toledo, de Gallizia, de Seuilla, de Córdoua, de Murçia, de Jahén et del Algarbe, [al conçeio] e a los alcalles de Benauente, salut e gracia.
Sepades que los uuestros procuradores que enbiastes a nos a estas cortes que agora faziemos en Valladolit nos dixieron que ay aldeas [en uuestro] término que eran bien fetrías e que muchos dellos se tornaron vasallos del rey don Fernando, nuestro auuelo, et del rey don Alfonso, nuestro padre, e nuestros e uuestros vezinos. Et [agora] de otras bien fetrías e de otros sennoríos que se querían tornar nuestros vasallos et uuestros vezinos se lles feziésemos merçed en los nuestros pechos, según que la feziéramos a la [bien] fetria de Fuentes de Ropel, aldea de y de Benauente, e que lles dieron sus cartas que pechasen quantías ciertas, las cuales cartas nos confirmamos. Et agora, que los cogedores que cogen los seruiçios e los otros nuestros pechos en esa sacada de Benauente, que les peyndrauan que pechasen entregamientre los seruiçios et los otros nuestros pechos, commo los otros uuestros vezinos, e que lles passauan contra las cartas sobredichas. Et por esta razón que layxauan la vezindat, e se tornauan a otros sennoríos, e se ermauan las aldeas e perdíamos nos ende los nuestros derechos e uos los uuestros. Et que nos enbiáuades pedir por merçed que quitasemos a los que moran en las bien fetrías sobredichas, e a los otros de las otras bien fetrías e de los otros sennoríos que se querían tornar nuestros vassallos e uuestros uezinos, que non pechasen en los seruiçios nin en los otros pechos que a nos ouiesen a dar, si non la quantía cierta que diz en las cartas que ellos tienen de los reyes sobredichos e de nos, e que an de uos, el conçeio, en esta razón. Et nos tenémoslo por bien, por que mandamos e defendemos firmemientre que ningún cogedor, nin sobrecogedor, nin arrendador, nin pesquisidor de los seruiçios, nin de los otros nuestros pechos desa sacada de Benauente non sean osados de lles demandar, nin de los peyndrar, nin de leuar dellos por razón de los nuestros pechos, nin de los seruiçios, más de aquella quantía que dizen las cartas del rey don Ferrando, nuestro auuelo, et del rey don Alfonso, nuestro padre, e las nuestras que ellos tienen en esta razón. Et si alguna cosa les tienen peyndrado por ello, que gelo [entreguen...]. Et si [otros] logares de bien fetrías, o de otros sennoríos, y ouieren que se quieran tornar nuestros vasallos e uuestros vezinos de aquellas bien fetrías, que lo puedan fazer, e nos los reçebimos quatro a vn fuero, que pechen en todos los nuestros pechos e seruiçios que a nos ouieren a dar, así como reçebimos la bien fetría de Fuentes de Ropel, aldea sobredicha. Et mandamos a los cogedores e a los otros sobredichos que aquellos que fueren así reçebidos, e mostraren nuestras cartas seelladas con nuestro seello, e con el seello de Iohán Rodrígues de la Rocha, nuestro alcalle, que lles non passen contra ellas en ninguna manera. Et si contra esto todo que sobredicho es, o en alguna cosa les quisieren pasar mandamos a uos, el conçeio e a los alcaldes sobredichos, que gelo non consintades e los anparedes e les defendades con las libertades sobredichas. Et non lo dexedes de fazer por otras nuestras cartas que uos muestren los cogedores, nin los sobredichos, nin otro ninguno, en que diga que ninguno non sea escusado por carta, nin por priuilegio, que de nos tengan de pechar los seruiçios e los nuestros pechos entregamientre. Et uos nin ellos non fagades ende al por ninguna manera, si non a uos e a lo que ouiesemos nos tornariemos por ello.
Dada en Valladoliz, doze días de mayo, era de mill e trezientos e treynta e vn annos. Yo, Françisco Núnnez, la fiz escriuir por mandado del Rey.
Johán Rodríguez.- Marcos Pérez.- Gomes Yánnez vista.- Alfonso Godínez.- García Ferrández.