sábado, 14 de septiembre de 2019

El patrimonio del VI Conde de Benavente en San Cristóbal de Entreviñas - La heredad de Las Cañamonas

Portada de la venta de Las Cañamonas en 1570. Archivo de la Nobleza de Toledo

El pago de Las Cañamonas es el yacimiento arqueológico más importante y mejor documentado del término municipal de San Cristóbal de Entreviñas. Se encuentra al sureste del casco urbano, muy próximo a la margen derecha del río Esla, y limitado por otros pagos de aprovechamiento fundamentalmente agrícola como La Huerga, Los Quiñones, Tarafillas, Los Terrazales o Las Parcelas.

En 1985 se excavaron en este yacimiento unas cuarenta fosas-basureros que depararon un volumen notable y variado de materiales: morillos, ídolos cilíndricos, hoces, cuchillos y puntas flecha de sílex, pesas de telar, crisoles, hachas pulidas, espátulas y punzones de hueso, hogares de barro y restos cerámicos. Todo ello apunta a un asentamiento calcolítico datable en la segunda mitad del III Milenio a.C. Sobre esta ocupación hay evidencias de otra posterior romana correspondiente, quizás, a una "villa" o un "vicus" de época bajoimperial. De ello dan fiel testimonio los restos de una necrópolis, y los numerosos hallazgos en superficie, como tégulas, numerario, objetos de bronce y restos constructivos. Este asentamiento romano debe ponerse en relación con la dehesa de Morales de las Cuevas, al otro lado del río y en término de Fuentes de Ropel, donde la historiografía suele localizar la mansión o ciudad romana de "Brigecio".

En el mapa 1:50.000 del Instituto Geográfico y Catastral, correspondiente al año 1941, encontramos el pago de Las Cañamonas atravesado por el arroyo del Salado, por la cañada del Plantío y por el camino de Mediavega. Los trabajos derivados de la concentración parcelaria, así como las labores de aterrazamiento y nivelación han alterado notablemente el paisaje antiguo de esta zona. Se ha diseñado una nueva red de caminos y dos acequias: la de Santa Marina y la del Salado, canalizan el sistema de regadío.

Durante el siglo XVI Las Cañamonas, o "Los Cañamones", aparece en la documentación como una heredad de cierta entidad dentro del término de San Cristóbal, aldea perteneciente al concejo de Benavente y al señorío de los condes de la villa.

En el Archivo de la Nobleza de Toledo, en el fondo de la Casa de Osuna, existen diversos documentos relacionados con este pago. Así, de 1570 son unos autos relativos a la venta y remate hecho en pública almoneda a favor de Álvaro Hernández Montero, vecino del término de San Cristóbal, de una heredad llamada "Los Cañamones", situada en dicho término, y de otros bienes pertenecientes a Juana y Catalina de Argüelles, nietas del médico Bernáldez.

Al parecer, las mencionadas Juana y Catalina de Argüelles eran menores de edad y habían perdido a sus padres: el licenciado Argüelles y Beatriz Bernáldez. Las dos huérfanas vivían entonces en Cáceres, en compañía de su abuelo el doctor Bernáldez. Los bienes pertenecientes a esta familia en la comarca de Benavente fueron puestos en pública almoneda, para que fuesen adjudicados al mejor postor. El lote se componía de las siguientes partes:

"Primeramente, unas casas que son en esta villa de Benavente, en la calle de la Viga (hoy calle de Cervantes), donde al presente vive Catalina López, viuda, que tienen ocho cubas, e un cubeto e dos silos.

Item más, se venden cuatro cargas e una fanega e un celemín y medio de pan mediado trigo y centeno que los dichos menores han de haber y tienen sobre el concejo del lugar de San Cristóbal de fuero.

Item más, se vende una carga de trigo que los dichos menores tienen y han de haber de Cristóbal Contero, vecino del dicho lugar de San Cristóbal sobre la tierra que el sobredicho trae en renta que llaman la tierra de Los Cañamones, que las dichas menores tienen en el dicho lugar.

Item más, en el lugar de Valdescorriel cuatro cargas e dos heminas de pan mediado de renta cada un año que hace de sembradura seis cargas, e a luego pagarse se vende de pedimento del sobredicho.

Item más, se vende en San Miguel del Valle otra heredad que renta dos heminas de pan que han de haber los dichos menores e les pertenece en el dicho lugar".

El proceso de la venta de "Los Cañamones", y el resto de bienes de Juana y Catalina de Argüelles en pública almoneda, se hizo siguiendo los trámites y procedimientos acostumbrados. En primer lugar, hubo un anunció público en el Corrillo de San Nicolás de Benavente a través del pregonero de la villa:

"Rodrigo González, pregonero público de esta villa dio primero pregón de los dichos bienes de suso en el Corrillo que llaman de esta villa junto a Señor San Nicolás de ella, donde suelen y acostumbran hacer semejantes cosas y diligencias, pregonando lo sobredicho cada una cosa por si en altas e inteligibles voces, diciendo cualquiera persona que quisiere poner en precio los dichos bienes".

Hasta en cinco ocasiones se pregonó el anuncio en el Corrillo de San Nicolás y, a continuación, se produjo la postura u oferta de varias personas. Entre ellas estaba Pedro de Padierna, cuchillero de Benavente, que ofreció 48.000 maravedís. Finalmente, los bienes situados en San Cristóbal fueron adjudicados a Álvaro Hernández Montero, vecino de dicho lugar, que había ofrecido 60.000 maravedís conjuntamente por la heredad de "Los Cañamones" y las cuatro cargas, una fanega y un celemín y medio sobre el concejo de San Cristóbal.

Hemos dicho anteriormente que esta documentación se encuentra en el fondo Osuna del Archivo de la Nobleza de Toledo, y esto es debido a que estas heredades acabaron en manos del VI Conde de Benavente, Antonio Alfonso Pimentel. En 1571 se formalizó una escritura de cesión por la que el conde se hizo con la propiedad de "Los Cañamones" y el resto de heredades en San Cristóbal. El resumen del contenido del documento, según figura en la portadilla del mismo, es el siguiente:

"Una escritura de cesión, que de la venta y remate hecha a favor de Álvaro Hernández Montero, vecino del lugar de San Cristóbal, de las cuatro cargas, una fanega y celemín y medio de pan mediado trigo y centeno e cada un año, que las dichas doña Juana y doña Catalina Argüelles tenían de renta sobre el concejo y vecinos de dicho lugar de San Cristóbal, con la paja y todo lo demás del dicho fuero perteneciente; la heredad de los Cañamones que poseían en término de él, y rentaba una carga de trigo cada año, otorgó dicho Álvaro Hernández Montero, a favor del Señor Conde Don Antonio Pimentel, sexto de la casa, por los dichos 60.000 maravedís en que le fueron rematados dichos bienes, con cesión del derecho y acción que a lo susodicho tenía y le podía pertenecer a lo susodicho por razón de él. En la villa de Benavente a 12 de mayo de 1571. Ante dicho José de Atienza, escribano público y de su número sobredicho”.

El pago de Las Cañamonas en el mapa 1:50.000 del año 1941
El pago de Las Cañamonas en el mapa 1:25.000 del año 1996

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