Ruinas de la ermita de San Lázaro en los años 90 |
Iglesia / advocación: San Lázaro.
Otras denominaciones: Sin datos.
Categoría: Ermita, hospital y "convento".
Localización: En el camino del Calvario, junto al Centro de Transportes.
Patronato / presentación: Patronato de Antonio Charro y, más tarde, de Antonio Alfonso Pimentel Vigil de Quiñones, conde de Luna.
Fundación: Sin datos.
Primera mención documental: 1380.
Desaparición: Siglo XIX.
Cofradías y capellanías: Sin datos.
En los años 90 se conservaban aún restos de sus muros perimetrales levantados con tapiales y ladrillo en algunos tramos. La espadaña, en cambio, fue construida en piedra, con sillares regulares reforzando los vanos y encofrado de cal y canto en el resto. Sobre el arco apuntado de entrada se aprecia claramente el hueco dejado por el escudo de los administradores del patronato.
En la documentación consultada, San Lázaro aparece indistintamente como "ermita", "hospital", e incluso como "convento". En torno a la ermita se configuraba un pequeño núcleo de población, a modo de uno de los arrabales de la villa. A él se alude en 1434 en las Ordenanzas del viñedo plantado cerca del río Salado: "como de los vesinos e moradores en los lugares de Briue e San Lasaro e Villanueva de Asoague".
Otras denominaciones: Sin datos.
Categoría: Ermita, hospital y "convento".
Localización: En el camino del Calvario, junto al Centro de Transportes.
Patronato / presentación: Patronato de Antonio Charro y, más tarde, de Antonio Alfonso Pimentel Vigil de Quiñones, conde de Luna.
Fundación: Sin datos.
Primera mención documental: 1380.
Desaparición: Siglo XIX.
Cofradías y capellanías: Sin datos.
La ermita de San Lázaro se encontraba extramuros, en el camino del Calvario, junto al actual Centro de Transportes. Todavía hoy se mantiene su puerta principal, con su espadaña, en la glorieta del Centro de Transportes, en el mismo lugar donde siempre estuvo. Por una confusión inexplicable, y mantenida en el tiempo, este entorno fue bautizado en los últimos años como “ermita de San Lorenzo”.
En los años 90 se conservaban aún restos de sus muros perimetrales levantados con tapiales y ladrillo en algunos tramos. La espadaña, en cambio, fue construida en piedra, con sillares regulares reforzando los vanos y encofrado de cal y canto en el resto. Sobre el arco apuntado de entrada se aprecia claramente el hueco dejado por el escudo de los administradores del patronato.
Sus orígenes parecen ser bajomedievales, relacionados con la asistencia a determinados enfermos y el interés por atenderlos fuera de los muros de la villa. Parece ser aquí existía un "lazareto" u hospital especializado en la atención a personas afectadas por enfermedades contagiosas, como la lepra. Su primera mención la encontramos en 1380, cuando en el testamento de Rodrigo Álvarez Osorio se deja un maravedí para su mantenimiento.
En la documentación consultada, San Lázaro aparece indistintamente como "ermita", "hospital", e incluso como "convento". En torno a la ermita se configuraba un pequeño núcleo de población, a modo de uno de los arrabales de la villa. A él se alude en 1434 en las Ordenanzas del viñedo plantado cerca del río Salado: "como de los vesinos e moradores en los lugares de Briue e San Lasaro e Villanueva de Asoague".
En las Ordenanzas concejiles del vino se prohíbe meter vino "en esta dicha villa de Benavente o en sus arrabales de fuera parte o en San Lázaro". En los aranceles del portazgo y castillaje, del siglo XV, se toma la ermita como uno de los puntos de referencia para la vigilancia del pago del impuesto: "El capitulo del descaminado, se entienda si el mercader pasare de noche o de día con cargas de San Lázaro adelante sin pagar portazgo".
La institución de la ermita y el hospital era administrada por una comunidad que atendía a los enfermos y gestionaba sus bienes. Durante los siglos XVI y XVII se constata la existencia de un patronato en manos de diferentes familias nobiliarias.
En la Sala de Hijosdalgo del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (Caja 667,29) se conserva un pleito de hidalguía de Don Isidro Charro de Lorenzana, vecino de Villalobos, correspondiente al año 1664. Según la interesante información proporcionada por José Ignacio del Amo sobre este expediente, el bisabuelo de Don Isidro, Don Francisco Charro, era natural del lugar de Genestacio de la Vega, donde poseyó hacia 1571 una heredad cabeza de mayorazgo de los Charro, con su aniversario.
Hijo de Don Francisco fue Álvaro Charro, abuelo del pleiteante, que falleció en Villanueva de Valdejamuz, muy próximo a Genestacio. Su hijo Antonio Charro, fue el padre de Don Isidro: “Después Antonio vino a vivir a Benavente, que está a tres leguas cortas, donde tuvo un mayorazgo que yo heredé con el patronato del hospital de San Lázaro extramuros, donde está las armas de los Charro, que es el mismo que está en la portada de la carta ejecutoria (la de 1571), con derecho a devengar 500 sueldos, según el fuero de España [...] y en la iglesia mayor de Benavente (Santa María del Azogue) tenemos sepulcro en la Capilla Mayor, al subir la primera grada del altar al lado del evangelio donde están las mismas armas y rótulo”.
A principios del siglo XVII la ermita forma parte de un patronato administrado por la familia de los condes de Benavente. En 1612 Antonio Alfonso Pimentel Vigil de Quiñones (1574-1633), conde de Luna, otorgaba poder a favor de Rodrigo Díaz y Pedro Ardid Osorio, contadores de Juan Alfonso Pimentel de Herrera, conde-duque de Benavente, su padre, para que administren en su nombre los bienes de "la iglesia y patronazgo de la ermita de San Lázaro, extramuros de la villa de Benavente".
Posteriormente tenemos noticias que vinculan nuestra ermita con el convento de los Jerónimos, extramuros de la villa. En 1659 se da curso a una ejecutoria para restituir a Nuestra Señor de la Piedad de la ermita de San Lázaro al convento.
En el interior de la ermita existía una imagen de Nuestra Señora de la Piedad que era objeto de una especial devoción. En el testamento de Manuel de Vega Cabeza de Vaca, caballero de la Orden de Santiago, declara en 1607 que su hermana, Ana de Vega, cuando murió "mandó a la imagen de Nuestra Señora de la Piedad questá en la ermita de Señor San Lázaro desta dicha villa de Benavente, una saya de las suyas, de mi hermana, lo cual hasta ahora no se ha cumplido". Por ello manda que se compre terciopelo para una delantera de basquiña para dicha imagen.
Hacia 1833 la arruinada sirve de cementerio municipal provisional, a la espera de la construcción de uno nuevo definitivo. Para ello se reconstruyen algunos de sus tapiales, como documenta Eduardo Fuentes Ganzo.
Según Madoz a mediados del siglo XIX los restos de San Lázaro servía de cementerio para el Hospital de la Piedad. Aquí se celebraba en esta época una comida o merienda campestre de gran tradición en toda la comarca: "Generalmente se observa en el país tener las familias una tarde de campo el domingo de Pasión para comer unas tortillas de escabeche de besugo y no de otra cosa, sin punto determinado donde celebrar esta francachela, a no ser en Benavente que se guarda con rigidez se celebre en torno a la ermita de San Lázaro".
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