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miércoles, 15 de noviembre de 2023

Victoriano González Noriega (1873-1962) - Ilustrador, delineante, cartógrafo, artista

Victoriano González Noriega en 1956

Victoriano Valentín González Noriega nació el 14 de febrero de 1873 en Fresno de la Ribera, pequeña localidad zamorana muy próxima a Toro. Hijo de Perfecto y de Francisca, fue el mayor de seis hermanos: Perfecto, Buenaventura Jacinto, Francisca, Carmen y Socorro. Con muy corta edad, se trasladó con su familia a vivir a la dehesa de Morales de las Cuevas (Fuentes de Ropel), donde su padre trabajó durante años como administrador en la finca. En Morales nacerían el resto de sus hermanos. Sus primeros estudios fueron en la escuela de Castrogonzalo, y de allí pasó al Seminario de Valderas, dependiente del obispado de León.

Desde muy joven mostró un gran talento para el dibujo y la pintura, por lo que sus padres, con gran esfuerzo para una familia humilde, decidieron enviarlo a Madrid. En 1892 obtiene el título de Bachillerato en el Instituto de San Isidro. A partir de 1897 completa su formación en la Facultad de Ciencias de la Universidad y, a continuación, en la Facultad de Derecho. En 1907 ingresó en el Cuerpo de Delineantes de Obras Públicas, dependiente entonces del Ministerio de Fomento. Después de varios destinos, desempeñó labores profesionales en el Instituto Geográfico y Estadístico de Madrid.

En 1919 publica Luis Olbés y Zuloaga la tercera edición de unas “Lecciones elementales de Física”. Victoriano colabora como dibujante en las numerosas ilustraciones y grabados intercalados en el texto. Al año siguiente, participa con sus pinturas en el Salón de Otoño, celebrado en el Palacio de Cristal de Madrid. En 1928 realiza una exposición de su obra en el Círculo de Bellas Artes. La muestra se hace en compañía de Florencio Vidal. Ambos son, en este momento, unos modestos artistas que dedican su actividad al mundo de la ilustración del libro y de la revista gráfica. González Noriega expone fundamentalmente dibujos a pluma y al lápiz, predominando el desnudo femenino. Gran parte de los trabajos habían sido ejecutados durante las sesiones docentes del Círculo de Bellas Artes.

Victoriano vivió plenamente el ambiente cultural y bohemio del Madrid de los años 30. Fue creando una pequeña biblioteca privada, acudía a las actividades del Círculo de Bellas Artes, participaba en exposiciones, se relacionaba con escritores, poetas y artistas, e incluso parece que llegó a entablar cierta amistad con Valle-Inclán, pues el ilustre escritor gallego frecuentaba su domicilio.

En 1933 Noriega es adjudicatario de un concurso para la reproducción de los mapas-tipo provinciales, escala 1:200.000. En 1934 era ya Delineante Cartográfico Primero, Jefe de Negociado de tercera clase, dependiente de la Dirección General del Instituto Geográfico, Catastral y de Estadística de la Presidencia del Consejo de Ministros.

La Guerra Civil significó para Victoriano un vuelco en su brillante carrera, con la pérdida de su puesto de trabajo y la separación del servicio activo a partir de 1939. En el pliego de cargos de su expediente de depuración, se le supone perteneciente a Izquierda Republicana, haber sido destinado a la Dirección General del Cuerpo de Carabineros y “haber contribuido a la suscripción Pro Konsomol en 1937”. Entre 1939 y 1940 estuvo en prisión, en total un año y cinco meses, pasando por diferentes establecimientos penitenciaros: Cárcel de Barcelona, Campo de Horta, Campo M. Unamuno, Salesas y en la Cárcel de Yeserías.

Victoriano intentó recuperar su puesto en la Administración y realizó diversas gestiones para ello. En 1941 se deniega su solicitud para reingresar en el Cuerpo de Delineantes “en vista de su destacada actuación en el Cuerpo de Carabineros rojo durante la guerra”. En 1943 el expediente se resuelve, con fecha 12 de marzo, disponiendo “que sea reincorporado en el servicio activo de su empleo, reingresando en el Cuerpo de Delineantes Cartográficos, en la categoría de Jefe de Administración civil de tercera clase, con el sueldo anual de 12.000 pesetas”. En la práctica, no volvería a desempeñar responsabilidad alguna pues en esos mismos días se le declara jubilado al cumplir la edad reglamentaria de setenta años.

Sus primeros años de jubilación coinciden con la etapa más dura de la posguerra, con grandes penurias y estrecheces en aquel Madrid de las cartillas de racionamiento y el estraperlo. Su residencia familiar se encontraba en el número 29 de la Avenida Menéndez Pelayo, donde disfrutaba de una coqueta terraza con vistas privilegiadas del parque del Retiro. Allí vivía en compañía de su mujer, Dolores Tomé Rimbau, y de su sobrina, Dolores Fernández González. Fueron también años de una gran labor creativa como dibujante y artista, y de diversas colaboraciones para la editorial Aguilar. De esta época, nos han llegado bocetos de diversos trabajos centrados en la mitología clásica, todos ellos relacionadas con proyectores editoriales que, salvo alguna destacada excepción, nunca llegaron a cuajar.

En 1944 elabora una serie de materiales para un libreto que debía llamarse “Los pintores y la mitología”. Se trata de una serie de dibujos y textos en los que se trata sobre el desnudo a través de la obra de los grandes pintores universales.

También en Madrid, en 1945, realiza “Los escultores y la mitología”, siguiendo el mismo patrón de la empresa anterior. En el preámbulo se dice que estos dibujos procedían de un proyecto de libro llamado “Dioses y hombres”, hecho en colaboración con José Corzo Cisneros, y que nunca se llegaría a publicar. Los dibujos son copias fotográficas en papel “Ozalid”, coloreadas y retocadas por el propio González Noriega. Parece ser que los originales ya no estaban en su poder, aunque sabemos que estaban realizados en papel vegetal. “Ozalid” era la marca registrada de un tipo de papel que se utilizaba para las pruebas de impresión en el procedimiento ófset monocromo. Este papel permitía reproducir la imagen de una fotolitografía original en blanco y negro (o "negativo"), de un papel vegetal u otro tipo de soporte transparente.

“Las Hazañas de Hércules” están fechadas también en Madrid en este mismo año de 1945. A diferencia de los trabajos anteriores, se han conservado todos los dibujos y bocetos originales. En total son 23 ilustraciones, si bien algunas de ellas solamente están esbozadas y no llegaron a ser coloreadas.

Es esta una obra ciertamente desenfadada, iconoclasta, irreverente y llena de sentido del humor. Con el argumento del desnudo, y de los mitos clásicos, se adentra el autor en los terrenos del erotismo, con imágenes muy explícitas y provocativas para la época. Todo ello, acompañado de unos textos satíricos, en los que hay guiños a la actualidad de la España de los años cuarenta, cierta crítica política y social, y alusiones a personajes de la época.

Un trabajo como este nunca hubiera pasado los filtros de la censura franquista. Esto resulta evidente por muchos motivos, y sugiere que en realidad Victoriano elaboró un libro pensado para ser distribuido en un único ejemplar entre su círculo de amistades. Por ello, se tomó la molestia de encuadernarlo y maquetarlo de forma casera, y darle una apariencia de libro facsímil.

Los dibujos de Noriega para esta obra están centrados en los doce trabajos de Hércules y son, como se ha dicho, “originales”. No están basados en las pinturas y esculturas de los grandes maestros de la Historia del Arte. El propio autor nos va desvelando en la introducción y en sus textos su interés por esta temática y su particular visión de las epopeyas del héroe:

“Aunque de una manera sucinta, y un tanto desordenada, quisiera relatar los hechos más sobresalientes, pero me temo dejar en el tintero muchas gestas del héroe que en toda clase de luchas batió el récord, como campeón máximo de todas las categorías y pesos. No sé si en los dibujos seré más afortunado interprete de tan maravillosas aventuras que, tratadas por más doctos lápices o plumas, serían superiores, sin duda, a la Ilíada y al Quijote”.

La lectura y la contemplación de “Las hazañas de Hércules” nos permiten conocer algunas de las virtudes principales del artista. Es un excelente calígrafo y dibujante a la plumilla, de hecho, parece que no cultivó demasiado la pintura. Exhibe una paciencia infinita para elaborar orlas, iniciales, detalles decorativos, marcos, etc., hasta el punto de que reproduce casi fotográficamente documentos y cartas. Otra de sus inquietudes es la poesía, con una particular especialización en la composición de sonetos.

En 1949 ilustra con diversos dibujos la novela "Agarista de Mantinea", compuesta por su gran amigo, el poeta y escritor Antonio Montoro. Se trata de una curiosa novela de "reconstrucción helénica" o "reconstrucción arqueológica",  inspirada en la cultura clásica y en los grandes personajes de la antigua Grecia.

Sus últimos años como dibujante y cartógrafo están muy vinculados a la editorial Aguilar y sus proyectos editoriales. Manuel Aguilar Muñoz fue el fundador de esta empresa en 1923 y el iniciador del primer gran Atlas Universal que se hizo en España. Se editó en un volumen de 41 x 32,5 cms., encuadernado en tela, y artística sobrecubierta. El atlas se vendía en 1956 al precio de 1.725 pesetas. Aguilar tenía entonces su central en la madrileña calle Juan Bravo número 38, y dos librerías en las calles Serrano y Goya.

El 14 de febrero de 1956 Victoriano recibió un emotivo homenaje en el Departamento Cartográfico de la editorial Aguilar. En aquel acto recibió un pergamino de recuerdo firmado por todos sus compañeros y por los directivos de la empresa. En 1958 la editorial Aguilar publicó la segunda edición “corregida y muy aumentada” del “Ensayo de un diccionario mitológico universal”. Su autor era Federico Carlos Sainz de Robles, pero nuestro artista ilustraba el texto con 553 dibujos interpretativos.

Victoriano González Noriega murió un día de San Fermín, 7 de julio de 1962. Tenía 89 años.

Psique en el baño (según Rafael Sanzio)

Día

Noche

Urano

Hércules (según Rafael Sanzio)

Ninfas sorprendidas por sátiros (según Rubens)

Leda y el cisne (según Miguel Ángel)

Apolo y Marsias (según Guercino)

Galatea y Polifemo (según Maratti)

Juno dando de mamar a Hércules (según Rubens)

Metopa de los jinetes (Partenón de Atenas)

Leda y el cisne (Museo Arqueológico de Venecia)

El donoso y grande escrutinio en la librería del Quijote

Europa

Dánae recibiendo la lluvia de oro (según Tiziano)

Plutón en su carro entra en el inframundo (según Giulio Romano)

Laoconte y sus hijos (Museos Vaticanos)

El Toro Farnesio (Museo Arqueológico de Nápoles)

Apolo sauróctono (según Praxiteles)

Apolo Belvedere (Museos Vaticanos)

El rapto de las Sabinas (según Rubens)

Aqueloo y Hércules (según G. Reni)

Los doce trabajos de Hércules

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