Iglesia / advocación: San Juan Evangelista.
Otras denominaciones: "Santibáñez", "San Juan del Reloj", "San Juan del Concejo", "San Juan de los Caballeros".
Categoría: Parroquia.
Localización: A la altura de los números 16-20 de la calle de Santo Domingo.
Patronos / presentación: Presentación de los condes de Benavente por cesión del derecho de los feligreses.
Fundación: Sin datos.
Primera mención documental: 1339.
Desaparición: Hacia 1825.
Cofradías y capellanías: Cofradías del Santísimo Sacramento y San Bartolomé.
La iglesia de San Juan del Reloj, sede de la parroquia benaventana del mismo nombre, ha sido considerada tradicionalmente como una de las más antiguas e importantes de la villa. No obstante, su identificación y localización concretas han traído consigo frecuentes equívocos. A ello han contribuido las diversas denominaciones utilizadas en los diplomas para referirse a la misma: "San Juan del Relox o del Reloj", "San Juan de los Caballeros", "San Juan del Concejo", "San Juan Evangelista" y "Santibáñez". Esta última variante fue la que hizo mayor fortuna durante los siglos XIV y XV, así como la de San Juan del Reloj.
Categoría: Parroquia.
Localización: A la altura de los números 16-20 de la calle de Santo Domingo.
Patronos / presentación: Presentación de los condes de Benavente por cesión del derecho de los feligreses.
Fundación: Sin datos.
Primera mención documental: 1339.
Desaparición: Hacia 1825.
Cofradías y capellanías: Cofradías del Santísimo Sacramento y San Bartolomé.
La iglesia de San Juan del Reloj, sede de la parroquia benaventana del mismo nombre, ha sido considerada tradicionalmente como una de las más antiguas e importantes de la villa. No obstante, su identificación y localización concretas han traído consigo frecuentes equívocos. A ello han contribuido las diversas denominaciones utilizadas en los diplomas para referirse a la misma: "San Juan del Relox o del Reloj", "San Juan de los Caballeros", "San Juan del Concejo", "San Juan Evangelista" y "Santibáñez". Esta última variante fue la que hizo mayor fortuna durante los siglos XIV y XV, así como la de San Juan del Reloj.
La existencia de otra parroquia homónima, bajo la advocación de San Juan Bautista, ha añadido mayor confusión si cabe, por cuanto en los documentos más antiguos se habla simplemente de Sancti Iohannis o San Juan, sin especificar más detalles. Lo cierto es que a pesar de su supuesta antigüedad no contamos con noticias concretas sobre su origen o fundación, y los datos sobre su trayectoria histórica anteriores al siglo XV son muy escasos. Las primeras noticias seguras sobre su existencia datan de mediados del siglo XIV.
La historia de esta iglesia estará para siempre unida al famoso reloj que albergaba en su torre, y que adquirió notoriedad en el refranero popular. Las primeras referencias a este artilugio mecánico son de la segunda mitad del siglo XV, cuando en los libros del Concejo se asientan varias partidas para el pago del salario del "reloxero". Según Fernández Brime, esta fama se debía a "oírse, según dicen, en el radio de algunas leguas". En fecha no determinada el reloj fue trasladado a la iglesia de Santa María del Azogue, donde su mantendrá hasta su incendio de 1738. A partir de entonces, como relata Juan Carlos de la Mata, fueron varias las recomposiciones y arreglos documentados, así como su destrucción por un rayo en 1877.
La iglesia de San Juan del Reloj fue utilizada tradicionalmente como sede de las reuniones del concejo, así como también ocurrió habitualmente con las dependencias próximas del propio monasterio de Santo Domingo. Esta costumbre secular debe ponerse en relación con la existencia en sus proximidades de una construcción conocida como el “castillo del concejo”, lo que parece delimitar un espacio urbano de profundo carácter concejil.
La proximidad de esta parroquia con este "castillo" se comprueba por un documento de 1339 del monasterio de Santa Clara en el que se deslindan unas casas junto a la calle del Barrero y el “castillo de Santibáñez”. El Barrero, lugar de donde se surtían los vecinos para obtener el barro para tapiales y adobes en sus construcciones tradicionales, se identifica por la documentación municipal con el entorno de San Juan del Reloj. Próximas a la iglesia, y por tanto al "castillo", se menciona también en un documento de 1397, un postigo o puerta, una torre y un lienzo de muralla que recibe el nombre de "çerca vieja". Este resto de una muralla primitiva se encontraba, a juzgar por los deslindes de una casa en este mismo diploma, en lo que fue conocido tradicionalmente como “espaldas” o “espaldones” del monasterio de Santo Domingo, es decir en la actual Ronda Madrid, próximo ya a su intersección con la costanilla de Valladolid.
En el libro de actas del Concejo de 1434, San Juan del Reloj figura como una de las diez parroquias benaventanas que contribuyen al segundo y tercer repartimientos del pedido real del año 1433. Se menciona aquí como Santibáñez: "Santivannis 1.317 mrs". Como San Juan del "Relox" es citada en 1459 en una de las reuniones del concejo: "Este dicho dia estando en la eglesia de Sant Juan del Relox de la dicha villa en conçeio por canpana tannida, segunt que lo han de vso e de costumbre de se ayuntar al dicho conçeio".
José Almoína Mateos consideró esta iglesia de orígenes templarios y la sitúo “en la antigua calle de su nombre -hoy de Julián Besteiro- no lejos del lugar que ocupa actualmente la Casa del Pueblo”. El Diccionario de Madoz alude a sus escombros al sur del corrillo de San Nicolás, “hacia el centro de la población”. Efectivamente, parece que su localización exacta debe situarse a la altura de los números 16-20 de la actual calle de Santo Domingo. Hasta hace no hace muchos años se conservaban unos gruesos muros de mampuesto de cuarcita en la parte trasera de estas viviendas, ya en la calle Costanilla de Santo Domingo, que podrían corresponder con restos de dicha parroquia. Varias calles de su entorno han perpetuado su memoria en el callejero tradicional y oficial como la "Costanilla alta" y la "Costanilla Baja" de San Juan del Reloj. El templo fue sede de las cofradías del Santísimo Sacramento y de San Bartolomé.
Como otras iglesias benaventanas, los condes de Benavente disfrutaron del patronato de San Juan del Reloj por la cesión del derecho de sus feligreses. Según la documentación condal: "presenta, así mismo Su Excelencia el beneficio curado de la parroquial de San Juan de los Caballeros, por cesión que de él hicieron el cura y feligreses, como consta de la escritura del margen. (Al margen) Escritura otorgada en Benavente, 28 de noviembre de 1656 por ante Alonso González, escrivano de su número".
En los libros de fábrica hay referencia de obras durante el siglo XVIII para renovar el solado del templo. La transcripción es de José Muñoz Miñambres:
“Propuso José Rodríguez que tiene muchas veces reconocido el piso de esta iglesia y que está indecente, por ser piedra de guijarro y morrillo, que regularmente sin poderse remediar se está desempedrando y los fieles que concurren a orar están con bastante penalidad arrodillados y las gradas del altar mayor son de madera indecentes. También están sin tarimas proporcionales los dos altares de Nuestra Señora y San Bartolomé. Y que por ser mucho el amor y cariño que tiene a esta iglesia tiene voluntad de solarla de piedra de Brime y Quintanilla en conformidad a como acaba de enlosar la de Renueva”.
En 1764 tenemos noticia de la entrega de una parte de las alhajas y ornamentos litúrgicos del oratorio de la Fortaleza a la iglesia de San Juan del Reloj. Por aquel entonces ya no era posible la celebración de misas en el Castillo, al haber cesado los motivos por los que se concedieron, según un breve del Papa de 1760. La entrega fue hecha por la condesa-duquesa de Benavente, María Josefa Pimentel, como consecuencia de una instancia del cura párroco, Pedro Escobar de Castro, en la que manifestaba la pobreza y necesidad de ornamentos de dicha parroquia, por entonces bajo el patronato de los condes.
Todos estos objetos habían sido inventariados por los contadores y entregados por Tomás Calvo Piornedo, capellán que fue del oratorio de la Fortaleza, y depositados en la Cantaduría condal, trasladada desde la Fortaleza hasta el Palacio de San Nicolás. De estos datos se deduce que el Castillo se encontraba en un momento de clara decadencia, y había perdido gran parte de sus funciones residenciales y administrativas.
En julio de 1770, Don Pedro Escobar de Castro aparece en las Respuestas Generales al Catastro de Ensenada de 1752 como preceptor de gramática de la villa y en 1768 como cura de la parroquia de San Juan del Reloj. Este clérigo envió un informe a Madrid con los datos relativos a la capital condal y a su arcedianato para el "Diccionario geográfico" de Tomás López. En su descripción, San Juan del Reloj es una de las 10 parroquias de Benavente.
San Juan del Reloj debió ser derribada en las primeras décadas del siglo XIX. Tenemos noticia de la concesión su beneficio curado en 1815 al presbítero Manuel Fernández de las Omañas, por muerte de su anterior titular José Daria Valcarce. En 1825 su feligresía fue agregada a la parroquia de San Andrés, "cuya iglesia, hacia algunos años se había derruido”, en palabras de Fernández Brime. Todavía en 1856 las autoridades municipales aluden a “la arruinada iglesia de San Juan de los Caballeros”, con ocasión de la concesión de un terreno a un particular para construir un lagar.
Según Ledo del Pozo, esta denominación "de los Caballeros" se debe a que en los primeros tiempos la mayor parte de los caballeros de la Villa pertenecían a esta parroquia. Este mismo autor nos informa de que aquí tomó las aguas del bautismo el príncipe de Anglona, hijo de Pedro Alcántara Téllez-Girón, duque de Osuna, y María Josefa Pimentel, XV condesa de Benavente.
Se trata, por tanto, de Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pimentel (1786-1851), que fue un destacado militar durante la Guerra de la Independencia y director del Museo del Prado. Cuenta Francisco Fernández de Bethencourt que, estando de paso su madre María Josefa, nació en Quiruelas de Vidriales el 15 de octubre de 1786 y fue bautizado en esta iglesia benaventana el mismo día por Agustín González Pisador, obispo de Oviedo. Su padrino fue Fray Francisco Vélez Cosío, caballero de la orden de San Juan y cura de San Juan del Mercado. En el cuadro de Goya "Los duques de Osuna y sus hijos" (1788), el futuro príncipe de Anglona aparece sentado en un cojín a los pies de su madre tirando, mediante un cordón, de una calesa de juguete.
"Los duques de Osuna y sus hijos", por Francisco de Goya (1788) Museo del Prado |
Transcribimos a continuación la adjudicación de su beneficio curado en 1815.
"Ángel Álbarez Quijano, notario mayor de asiento de esta Audiencia y Tribunal Eclesiástico de la Vicaría de San Millán y sus partidos, en el obispado de Oviedo, sede vacante.
"Ángel Álbarez Quijano, notario mayor de asiento de esta Audiencia y Tribunal Eclesiástico de la Vicaría de San Millán y sus partidos, en el obispado de Oviedo, sede vacante.
Certifico y doy fe, que haviendo vacado por fin y muerte de don Josef Daira Balcarce presbítero el beneficio curado de San Juan de los Caballeros de esta villa de Benavente, su último y pacífico poseedor, se opuso en este tribunal con presentación a su favor estendida por la excelentísima señora doña María Josefa Alfonso Pimentel, condesa duquesa de Benavente, mi señora, don Manuel Fernández de las Omañas, presbítero, actual párroco del lugar de Lobeznos en el obispado de Astorga, a quien se hubo por tal opuesto; y después de haverse oído en la causa la oposición, que con presentación de los feligreses hizo don Joaquín Chamorro presbítero, vecino de esta villa y al fiscal eclesiástico, quanto expuso sobre el estado de la yglesia, puesta en el perfecto de conclusión y citadas las partes, se dio sentencia que a la letra dice así:
En el pleito y causa beneficios que en este tribunal eclesiástico de la Vicaría de San Millán ha pendido y está sustanciada sobre la provisión y adjudicación del beneficio curado de la parroquial de San Juan de los Caballeros de esta villa, entre partes, de la una don Manuel Fernández de las Omañas, párroco del lugar de Lobeznos, don Joaquín Chamorro, presbítero vecino de esta villa, Antonio garcía del Pozal, y Miguel Paniagua, procuradores en sus respectibos nombres, y de otra por la separación de dicho don Joaquín, el fiscal eclesiástico de esta Vicaría, por el derecho ordinario. Vistos. Fallo atento a los autos y méritos del proceso a que en lo necesario me refiero, que por lo que de ellos resulta, debo declarar y declaro haber bacado y estar al presente bacado dicho beneficio curado de San Juan de los Caballeros, por fin y muerte de don Josef Daira Balcarce, su último y pacífico posehedor, ser de patronato laical y de una sola boz, que reside en los excelentísimos señores condes duques de Benavente a motibos de la cesión hecha por los vecinos y parroquianos de la parroquia citada de San Juan, y por quanto en la presente bacante, la excelentísima señora condesa duquesa doña María Josefa Alfonso Pimentel, en tiempo y forma debida, dio su voz, voto y presentación de dicho beneficio curado a el expresado don Manuel Fernández de las Omañas, quien la califico con su clericato [...]".
No hay comentarios:
Publicar un comentario