Bernardo Alonso Villarejo, "Geometría" |
Bajo el título "En los límites de las sombras" se organizó hace unos meses (2008) en León una exposición sobre la trayectoria fotográfica de Bernardo Alonso Villarejo. La muestra, promovida por el Instituto Leonés de Cultura, se desarrolló entre el 23 de noviembre de 2007 y el 23 de enero de 2008, y contó con exposiciones itinerantes en Ponferrada, Bembibre, Villablino y Fabero.
La figura del berciano Bernardo Alonso Villarejo (1906-1998) es ciertamente atípica dentro del panorama de la fotografía española. Nacido en Bembibre en el seno de una familia de industriales acomodada, sus ocupaciones laborales fueron siempre por otros derroteros, centrados en administrar sus negocios: los conocidos "Almacenes Villarejo" de Bembibre y una tienda abierta en Ponferrada.
Su desahogada posición social y económica le permitió cultivar con entusiasmo sus variadas aficiones, adquirir una vasta cultura y viajar por diversas capitales europeas, así como por gran parte de la geografía española, donde dio rienda suelta a sus inquietudes artísticas.
La fotografía fue en realidad para él, más que una afición, su pasión y su devoción. Armado con la legendaria Leica M3 y una Rolleiflex, emprendió un camino fructífero que le ha llevado a ser uno de los fotógrafos leoneses más recomendables del pasado siglo. Sin embargo, la mayor parte de su prolífica obra ha pasado inadvertida durante décadas, arrinconada entre los recuerdos familiares y el archivo personal. Como ha ocurrido con otros muchos creadores, ha sido tras su fallecimiento cuando se ha podido sacar a la luz y valorar toda una vida de sensibilidad, de persecución incansable, casi clandestina, de la belleza detrás de una cámara.
Villarejo es, ante todo, un autodidacta, que desarrolla su arte desde una completa libertad creativa. No está lastrado por el academicismo y los rigores de la ortodoxia, como ocurre con muchos fotógrafos profesionales. Ello no es óbice para que sus composiciones estén perfectamente estudiadas y calculadas hasta en los más mínimos detalles, forzando el encuadre, eligiendo con clarividencia la composición más adecuada y buscando siempre la hora y el instante apropiados. Al autor le fascina el efecto de la luz sobre paisajes y figuras, la proyección de los rayos solares en ocasos y amaneceres, y los reflejos del agua.
Viene a este Blog una bella fotografía presentada en el catálogo bajo el título "Geometría", pero que en realidad es una evocadora imagen tomada, con toda seguridad, en Benavente a mediados de los años 50. Probablemente sea próxima en el tiempo a otros positivos del Lago de Sanabria fechados en 1955 y 1957.
Reproduce la instantánea una intimista escena ambientada en los Jardines de la Mota, junto al antiguo depósito de aguas. Una delicada figura femenina, completamente vestida de blanco y tocada con pañuelo, se acerca a la fuente y con su mano izquierda aprieta el surtidor para hacer brotar un chorro de agua. Nuestro fotógrafo eligió premeditadamente para tan inquietante asunto las primeras horas de una mañana de Primavera o de Verano. Consiguió así acercarse a otro de los temas recurrentes de su privada afición: el contraluz. Por que Villarejo se deja atrapar por el efecto volumétrico de la luz solar sobre los espacios arquitectónicos. En este caso, consigue crear un sugerente juego rítmico de volúmenes a partir de los pilares de hormigón armado de nuestro viejo depósito, resaltando así la gradación de la luz y modulando las texturas.
Luces y sombras, estratégicamente alineadas, se proyectan geométricamente sobre figura y paisaje. Una tímida transparencia se deja sentir en el atuendo de la dama. El agua de la fuente emite un pálido y fugaz reflejo. El suelo se cubre de destellos y manchas de oscuridad. Paisaje con figura bajo el sol de la mañana. Una visión onírica desde una mirada lúcida. Un retazo de poesía impresionada sobre celuloide. Reflejos y penumbras despuntan al alba en el Benavente de los cincuenta.
Reproduce la instantánea una intimista escena ambientada en los Jardines de la Mota, junto al antiguo depósito de aguas. Una delicada figura femenina, completamente vestida de blanco y tocada con pañuelo, se acerca a la fuente y con su mano izquierda aprieta el surtidor para hacer brotar un chorro de agua. Nuestro fotógrafo eligió premeditadamente para tan inquietante asunto las primeras horas de una mañana de Primavera o de Verano. Consiguió así acercarse a otro de los temas recurrentes de su privada afición: el contraluz. Por que Villarejo se deja atrapar por el efecto volumétrico de la luz solar sobre los espacios arquitectónicos. En este caso, consigue crear un sugerente juego rítmico de volúmenes a partir de los pilares de hormigón armado de nuestro viejo depósito, resaltando así la gradación de la luz y modulando las texturas.
Luces y sombras, estratégicamente alineadas, se proyectan geométricamente sobre figura y paisaje. Una tímida transparencia se deja sentir en el atuendo de la dama. El agua de la fuente emite un pálido y fugaz reflejo. El suelo se cubre de destellos y manchas de oscuridad. Paisaje con figura bajo el sol de la mañana. Una visión onírica desde una mirada lúcida. Un retazo de poesía impresionada sobre celuloide. Reflejos y penumbras despuntan al alba en el Benavente de los cincuenta.
Depósito de aguas y fuente en los Jardines de la Mota de Benavente (Zamora) (2009) |
Catálogo de "En los límites de las sombras" (2007) |
Bernardo Alonso Villarejo, "Lago de Sanabria" (1957) |
Me gustaría tener la imagen original, ¿sería posible?
ResponderEliminarLas fotografías de este artículo proceden del catálogo de B. ALONSO VILLAREJO, En los límites de las sombras, León. 2007. La fotografía del depósito y la fuente de los Jardines de la Mota fue realizada por el autor de este Blog en el año 2009.
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