El Hospital de la Piedad a principios del siglo XX |
I
Muy Sr. mío y estimado dueño:
He llegado aquí después de haber sufrido muchos trabajos y dos años de destierro, y habiendo sabido que Vuestra Merced existe ahí, lo he celebrado infinito.
Encontré el Hospital en esqueletos, ni más ni menos, que yo me lo figuraba desde mi retiro; porque lo han hecho cuartel, y como tal le han puesto; pero quedó en pie, lo que no ha sucedido con ningún otro edificio visible del pueblo, que todos se arruinaron enteramente.
Yo estoy hospedado en casa de un amigo, porque el Hospital está inhabitable, y me da miedo el considerar que además de los grandes reparos que necesita en su fábrica material, hay que proveerle de nuevo de cuantos efectos son precisos para el servicio de un hospital, que son muchos y de gran tamaño, a lo que se agrega el ningún auxilio que advierto en este pueblo, y el haber mudado los enfermos al Hospital de San Juan, dejando este otro para cuartel, me da que pensar, máxime cuando tratando yo de reclamar los efectos que han sacado de él, se oye con frialdad, nada se determina, y me obliga a quedarme por ahora en observación, atendiendo a las circunstancias del día, que no exigen otra cosa. Hoy mismo escribo a su Excelencia dándole una idea del estado en que se halla para su inteligencia, y no lo hice antes porque estaba incierto de su paradero.
Celebraré que Vuestra Merced continúe sin novedad, y que sabiendo que yo he vuelto aquí, se sirva mandarme cuanto guste, seguro del afecto con que deseo complacerle, y ruego a Nuestro Señor guarde su vida muchos años.
Benavente, 10 de octubre de 1812
Besa la mano de Vuestra Merced su más atento servidor y capellán:
Josef Pérez.
II
Muy Señor mío:
Ignorando los apoderados de Su Excelencia cuál fuese la residencia de Vuestra Merced, y seguros de que Don Francisco de Uña ha permanecido y existe en Benavente, nos dirigimos a él, y le encargamos que nos informase de cuanto hubiese ocurrido en el Hospital de Santa María de la Piedad, su actual estado, y demás conducente, cuyo informe aguardamos.
Esto en nada se opone a que Vuestra Merced, por consecuencia de su regreso a esa villa, nos manifieste cuanto considere oportuno, observando el orden anterior de no tratar dos asuntos diversos en una carta.
Celebro haber sabido la existencia y salud de Vuestra Merced, en cuyos trabajos de creer que le hemos acompañado todos los habitantes de esta villa, donde todavía sufrimos, sin que pueda evitarse por ahora el de la carestía de subsistencias.
Nuestro Señor guarde a Vuestra Merced muchos años.
Madrid, 17 de octubre de 1812.
Besa la mano de Vuestra Merced su más atento servidor:
Manuel de Ascargorta:
Señor Don Josef Pérez
Rector administrador del Hospital de Santa María de la Piedad de la villa de Benavente.
Benavente