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jueves, 16 de diciembre de 2010

La mirada del hombre alado - Mateo en la portada sur de San Juan del Mercado de Benavente

Mateo evangelista en San Juan del Mercado de Benavente

No siempre resulta fácil explicar por qué una obra de arte es particularmente querida o merece un tratamiento privilegiado desde la óptica del crítico o el historiador. Quizás sea una simple valoración subjetiva, fruto de una primera impresión, de la formación previa recibida o de las vivencias personales que acaban lastrando al espectador. En cualquier caso, es muy recomendable, de vez en cuando, comentar una obra apartando a un lado los academicismos y dejándose llevar por el puro goce estético.

Con este espíritu se propone ahora un acercamiento a una de las esculturas que adornan la portada sur de la iglesia de San Juan del Mercado de Benavente, concretamente la imagen del evangelista Mateo. Se encuentra en la mocheta derecha que soporta el dintel de la puerta y el tímpano. Sin duda, la figura mejor resuelta, desde el punto de vista plástico y técnico, de todo el conjunto escultórico de la Adoración de los Reyes.

Cuando nos enfrentamos con una obra románica, siempre concebida en clave religiosa, no sólo debemos desentrañar su iconografía y adoptar el punto de vista de su artífice. También es preciso situarse en el escenario de un espectador de los siglos XI al XIII.

Como ya advirtió San Bernardo en su célebre “Apología a Guillermo de Saint Thierry”, a través de las imágenes se podía aleccionar a los ignorantes y conseguir una mayor devoción de los feligreses. Pero a pesar de esta condición de la portadas románicas de “Biblias en piedra”, no siempre contamos con todas las claves para descifrar el mensaje que se quiere transmitir, seguramente porque se suelen entremezclar los textos canónicos, con las hagiografías, los Evangelios apócrifos, otras tradiciones de la Iglesia e incluso relatos profanos.

Comparece aquí nuestro evangelista Mateo bajo una de las apariencias más socorridas de su iconografía al uso: la del hombre alado. Fue San Jerónimo quien fijó con precisión el simbolismo particular de cada uno de los evangelistas, asignando a Mateo el ángel que tenía el rostro de hombre, símbolo de la inteligencia, en alusión a que en el comienzo de su evangelio reconstruye la genealogía humana de Cristo.

Mateo es identificado en los evangelios sinópticos como Leví, hijo de Alfeo, publicano y recaudador de impuestos en Cafarnaúm (Mateo 9:9, Marcos 2:14, Lucas 5:27-29). Según el testimonio del propio evangelista “Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: ‘Sígueme’. Mateo se levantó y lo siguió…” (Mt. 9, 9). Así en la representación del tetramorfos del Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela, Mateo, en lugar de escribir su evangelio apoyándose en su símbolo parlante, como hacen sus tres compañeros, lo hace aparentemente sobre un cofre, en alusión probablemente a su antiguo oficio.




Como uno de los evangelistas, San Mateo es representado de manera genérica con túnica y portando un libro o un rollo escrito. Pero en la interpretación literal de la visión de Ezequiel su símbolo específico es el hombre, un mero rostro humano, no un ángel: “El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando”. (Ez. 1.5-10; 10.14). Así en el Pórtico del Paraíso de la sede orensana encontramos la estatua-columna de Mateo bajo su apariencia específícamente humana, con su evangelio abierto, pero sin alas. En cambio, el Mateo del tetramorfos de la puerta sur de Santa María del Azogue de Benavente despliega sus alas aparatosamente.

La escultura de la portada de San Juan presenta un aceptable estado de conservación. Se aprecian algunas pérdidas en la nariz, que está rota, los labios, y ciertos dedos, tanto de la mano derecha como de la mano izquierda. En cualquier caso, su aspecto es mucho más saludable, desde luego, que otras figuras peor tratadas por el tiempo, como la serie estatuaria que puebla los derrames de las jambas.

Los últimos trabajos de restauración han permito recuperar algunos restos de la policromía y la reparación o reposición de los morteros de rejuntado. Los colores son perceptibles, por ejemplo, en el iris del ojo izquierdo, las manos, las alas y la propia mocheta. Los tonos empleados fueron el rojo, azul, verde claro y amarillo, pero es el rojo el más identificable en la actualidad. Es evidente que el Sol del Mediodía es el principal responsable de la perdida de la pigmentación, pues las zonas más protegidas de la luz y la intemperie han ralentizado notablemente el deterioro natural de la piedra.

En la restauración del templo por Ferrant se modificó la cubierta de la portada y se hizo un recrecido del paramento en la zona superior del arco ojival. Estas modificaciones han permitido subsanar las posibles filtraciones del agua de lluvia desde la cubierta. La degradación principal ha consistido en la pérdida de la policromía y en la rotura de la piedra por laminación, con la acumulación de depósitos blancos tanto en su interior como en el exterior.

La figura aparece de medio cuerpo, surgiendo de entre las nubes. Su cabeza es redondeada, bien proporcionada en relación al cuerpo y de largo cuello. El rostro joven, imberbe, de ojos prominentes, mentón saliente, cejas marcadas y nariz recta. Su pelo, de bucles acaracolados, resulta algo sofisticado, pero está primorosamente trabajado con el cincel. La forma de resolver la cabellera recuerda notablemente a la del Profeta Daniel de la catedral compostelana.

La boca insinúa una media sonrisa, apenas perceptible, y parcialmente velada por los desperfectos de la piedra. La posición altiva de su cabeza, ligeramente girada hacia su izquierda, enfatiza el efecto de mirar fijamente al espectador y le otorga un aire sereno, pero grato y amable.

El gesto del hombre alado es natural y dinámico, con una lograda sensación de movimiento, muy alejado del hieratismo y la frontalidad de otros personajes de esta misma portada. Logra zafarse de las rigideces del limitado marco arquitectónico y sugiere el diálogo con el observador.

Por el contrario, el tratamiento de las alas es absolutamente simétrico y denota arcaísmo. Los detalles de las plumas están resueltos con un motivo decorativo de retícula geométrica. Viste túnica de pliegues gruesos, paralelos y volumétricos. La caída natural de las telas proporciona elegantes efectos de luces y sombras. La indumentaria muestra amplias mangas, que caen bajo la muñeca describiendo anillos concéntricos y formas cónicas. La forma de perfilar el escote recuerda a los característicos escotes de embudo de frente plano, presentes en la serie estatuaria del Pórtico de la Gloria.

Las manos son grandes, de dedos largos y desgarbados, pero muy expresivos. Sostiene con su mano izquierda, por bajo, su principal atributo: el libro abierto, mientras con el dedo índice de la mano derecha muestra al espectador su nombre y las primeras palabras de su evangelio:

MATEVSLIB[ER]
GEN[ER]ACIONIS


La genealogía de Jesús ocupa los primeros versículos del primer capítulo del evangelio de San Mateo, de hecho, es este precisamente su inicio: “Liber generationis Jesu Christi filii David, filii Abraham”. (Libro de la Generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham). Mateo afronta el relato de la vida de Jesús presentando su linaje familiar.

Dado que la llegada de un Mesías había sido un tema recurrente de diversas profecías formuladas en el Antiguo testamento, nuestro evangelista pretende demostrar que Jesús de Nazaret fue, efectivamente, aquel de quien Moisés y los profetas dieron testimonio. Como el Mesías tenía que proceder necesariamente de la descendencia de Abrahán (Gén. 22:18; Gál. 3:16), el padre de la nación judía, y de David, fundador del linaje real (Isa. 9:6-7; 11:1; Hech. 2:29-30), Mateo cree demostrar con su genealogía que Jesús es descendiente de tan ilustres personajes.

Los antiguos exégetas de los textos bíblicos, como Agustín de Hipona, creyeron tradicionalmente que este libro fue el primero en escribirse de los Evangelios sinópticos y, por eso, siempre se antepuso a los otros tres en las ediciones del Nuevo Testamento. Sostenían que Mateo escribió el Evangelio en Palestina poco antes de la destrucción del Templo de Jerusalén, en el 70 d.C., y lo habría hecho en hebreo o arameo en atención a los judíos convertidos al cristianismo. Hoy en día la mayoría de los expertos no sólo dudan de estos asertos, sino que cuestionan la autoría del propio Mateo.

En definitiva, por la factura técnica y el ritmo compositivo estamos ante la pieza más recomendable de toda la portada. Revela el virtuosismo de un maestro, pero también el respaldo de un taller. Son notables las diferencias de calidad y estilo observables entre las distintas figuras de esta portada, sin duda consecuencia de la participación de varias manos, pero también, posiblemente, reflejo de varios momentos de realización.

Nada sabemos sobre la autoría, ni de las circunstancias históricas que rodearon su confección. La identificación que se ha hecho alguna vez con el “Magister Giraldo” del fuero de Benavente de 1167, o con el epitafio de cierto “Giral Aime” existente en esta misma portada, no pasa de ser una sugerente hipótesis.

Por su naturalismo, su riqueza formal, el alargamiento de los cánones, la levísima sonrisa y los pliegues cuidados, nuestro hombre alado se aproxima a las formas protogóticas del último cuarto del siglo XII y comienzos de la centuria siguiente.

Es el llamado arte del 1200, un estilo de notable proyección en los territorios de Galicia y León, que en el aspecto escultórico tantas veces se ha relacionado con la escuela del maestro Mateo y todas sus secuelas repartidas por el noroeste de la Península. Sus fuentes de inspiración y los paralelos existentes son muy variados. Se ha destacado su ascendiente borgoñón, de Saint-Denis y Chartres; influencias de Italia, probablemente, de Provenza, de Saint Gilles-du-Gard, así como destellos del arte islámico y e hispanocristiano.

Pero el maestro Mateo -de quien en todo caso existen muy pocas certezas- no es más que la cabeza visible de una generación de escultores y arquitectos de gran calidad. Son los protagonistas de una notable renovación de las concepciones estilísticas e iconográficas del arte románico, bien sea para ornar construcciones de nueva planta, bien sea para embellecer otras heredadas de épocas anteriores.

Establecer las filiaciones estilísticas y cronológicas entre los principales centros de producción artística del Reino de León y los centros secundarios de ámbito más rural es tarea ardua y compleja. Que las obras consideradas más sublimes y modélicas, aquellas incorporadas a la edilicia más representativa del reino, influyeron en los canteros y escultores de los talleres locales es evidente. Pero identificar con precisión dónde se encuentra el original y dónde comienza la copia, o la imitación, es una empresa tan arriesgada como estéril, entre otras cosas porque nos faltan piezas del puzle y obras estilísticamente similares pueden ser ramas de un tronco común.

En Benavente es esta una época de notable impulso constructivo y de sugerentes iniciativas artísticas. Se corresponde con los reinados de Fernando II (1157-1188) y Alfonso IX (1188-1230). Dos reyes leoneses, padre e hijo, que tanto influyeron en la repoblación de la nueva villa, en la configuración urbana y en la proyección sobre su alfoz. En el corto período que abarca los años 1181-1230 tenemos noticias de la edificación de un buen número de parroquias en la villa, pero de todas ellas solamente han llegado a nuestros días dos: Santa María del Azogue y San Juan del Mercado.

Las dos únicas referencias cronológicas seguras sobre la edificación de la iglesia de San Juan del Mercado proceden de los años 1181 y 1182. Se trata, por un lado, de un documento por el que doña Aldonza, hija del conde Osorio y la condesa Teresa, cede a la Orden de San Juan los derechos sobre la iglesia en construcción y, por otro, una breve inscripción grabada en el zócalo del pasillo que comunica la Capilla Mayor con el ábside norte: ERA MCCXX KALS A. (Era 1220, calendas de abril o agosto).

Por estos mismos años la suscripción en alguna carta benaventana de cierto “Fernandus Martini presbiter Sancti Ihoannis” podría indicar que la iglesia estaba ya en uso. Más tardía y problemática, con respecto a la situación real del templo, es la noticia de un documento fechado en Benavente en 1211 "in atrio domus Hospitalis de Benavento".



lunes, 13 de diciembre de 2010

De Babia a Sierra Morena - Un viaje ancestral por la Cañada Real de la Vizana o de la Plata

Portada del libro

El Blog "Más Vale Volando" quiere hacerse eco de la reciente publicación de la obra: "De Babia a Sierra Morena. Un viaje ancestral por la Cañada Real de la Vizana o de la Plata y otras vías pecuarias". Los textos son de Manuel Rodríguez Pascual, buen conocedor de todo aquello relacionado con la trashumancia en tierras de León, mientras que las fotografías son obra de Fernando Fernández. Se trata de una edición muy cuidada, de gran formato, con una  excelente maquetación y una selección de fotografías muy acertada.

En este libro se describe un largo viaje de más de 700 km por la Cañada Real de la Vizana o de la Plata y otras vías pecuarias que desde la Babia leonesa nos acercan hasta el mismo corazón de Sierra Morena occidental, a través de las provincias de León, Zamora, Salamanca, Cáceres y Badajoz.

A lo largo del recorrido, en que textos y fotografías guardan una ejemplar imbricación, se conjugan perfectamente las propias experiencias de los autores con los paisajes y la arquitectura de pueblos y ciudades (algunas Patrimonio de la Humanidad), los miliarios y puentes romanos con los chozos pastoriles, las montañas del norte se hermanan con las dehesas del sur, el cereal con la vid y el olivo, y el mundo urbano con la soledad de una naturaleza viva.

En la España desconocida del oeste, se enhebran constantemente los lugares singulares con numerosos espacios naturales protegidos, labrados por el paso de muchas civilizaciones y culturas que han dejado su huella específica. Sin duda, estamos ante un itinerario natural y cultural de primer orden que los pastores trashumantes han recorrido durante más de siete siglos en sus migraciones anuales.

Se ofrece a continuación un extracto del capítulo dedicado al paso de las rutas ganaderas por las tierras de Benavente:

“La Cañada de la Vizana o de la Plata, una vez atravesado el puente sobre el río Órbigo, se despide de León y entra en tierras de Zamora. Después de dejar a mano derecha el Teso Grande, cruza el pueblo de Maire de Castroponce por su ancha calle Real. En el centro del pueblo, sobre el viejo descansadero pecuario, han construido las escuelas, el ayuntamiento y hasta un polideportivo con jardines. A la salida de Maire, La Vizana cruza el puente sobre el arroyo de la Cañada, discurre por un camino de concentración asfaltado hasta Villabrázaro, y después atraviesa el pueblo también por su larga y ancha calle Real, donde destaca la iglesia de Santa María Magdalena, del siglo XVIII. Enseguida, comienza a ascender hacia el Monte de Mosteruelo, poblado de encinas [...]

Rebaño de ovejas en la Eras de Arriba de Castrogonzalo

La Vía de la Plata en Castrotorafe

La Cañada de la Vizana, Real Berciana o Zamorana, como también se la denomina en este tramo, entra en Benavente por la denominada carretera de Alcubilla o Camino de Manganeses, que desemboca en la moderna y empinada avenida bautizada como Cañada de la Vizana, bordeando la villa por el Norte. Al final de la misma, en la parte más alta, junto a una plaza donde hoy se sitúa un Colegio Nacional, se encontraban las eras de San Antón, antiguo descansadero de ganado. Al lado, se localiza la plaza Virgen de la Vega, donde confluye La Vizana con la Vereda de los Maragatos, actualmente Avenida de Maragatos, que se acerca a la ciudad por las inmediaciones de la vieja N-VI.
Desde este altozano, La Vizana desciende por la calle Cuesta del Hospital, pasando junto a la fachada trasera del viejo Hospital de Nuestra Señora de la Piedad. La cañada alcanza después la Plaza de la Soledad, donde confluyen la Vereda de Bribe, que posteriormente con el nombre de Cañada Zamorana llega a Gordoncillo y Mayorga de Campos; y también, el Cordel del Tera, que viene de los pastos de Porto y Puebla de Sanabria por las inmediaciones de la N-525. De éste último, se desgajan en el mismo Benavente:

La Vereda de Cuatro Caminos, en el Ferial, la Vereda de Milles, la Vereda Zamorana y la Colada del Vado de Santiago.

La Vizana se aleja de Benavente por la Avenida de Federico Silva Muñoz y en las afueras, más allá de los confines de la vieja NVI, se pierde el rastro de esta cañada durante algunos kilómetros. Queda convertida en un estrecho camino, entre un nudo de carreteras y autopistas.

En Benavente es preciso detenerse y subir al altozano donde se localiza la ciudad vieja, sobre un primitivo cerro fortificado, que se asoma sobre una amplia vega regada por el río Esta y sus afluentes: el río Cea por el Este y el Órbigo, Eria y Tera por el Oeste.

La situación estratégica de Benavente ha hecho que, desde siempre, haya sido una encrucijada de grandes vías de comunicación de la Península, como es la Vía de la Plata, o las carreteras nacionales que desde Madrid o Extremadura se dirigen hacia Galicia o Asturias. Pero también, como hemos señalado anteriormente, es un importante nudo de caminos pastoriles, articulados alrededor de la Cañada de la Vizana y de otros cordeles y veredas que aquí confluyen por los que los rebaños trashumantes transitaban desde las montañas del norte y oeste de León y Zamora, hacia Extremadura. Esto hizo, que durante largas temporadas se asentaran en esta ciudad la corte de los reyes leoneses [...].

Después de abandonar Benavente, a la entrada del puente de Santa Marina de Castrogonzalo, lugar donde se celebraron ferias ganaderas, se incorpora a La Vizana por la izquierda el Cordel de León, que desde la capital viene por la vega del río Esla. Ya unidos, atraviesan el largo puente de Castrogonzalo, donde se cobraba el correspondiente pontazgo o derecho de paso. A su lado se sitúan Los Paradores de Castrogonzalo, antiguas ventas de parada obligada para caminantes y arrieros, pues era un lugar estratégico entre la meseta, León, Asturias y Galicia. Según las crónicas, el mismo Napoleón pernoctó en la villa de Castrogonzalo, camino de Astorga.

Después de rebasar Los Paradores, La Vizana hace un brusco giro en ángulo recto hacia el mediodía. Pero antes, un ramal de la cañada -denominada en este tramo Cañada de Madrid o de la Coruña- continúa recto por la inmediaciones de la N-VI hacia Medina del Campo. Tras el giro anterior emite otro cordel a la izquierda hacia Castronuevo y Toro, que discurre por la Reserva Natural de las lagunas o salinas de Villafáfila, donde se acumulan en invierno miles de ánsares, garzas, grullas y otras aves europeas [...]

Continúa La Vizana y pasa por la orilla de Castropepe por una calle que lleva el nombre de Vereda Zamorana. Se aproxima a la N-630 (Gijón-Sevilla) y por ella atraviesa la localidad de Barcial del Barco -quizás hubo una barca para vadear el Esla con personas y ganados- donde en la iglesia de Santa Marina, del siglo XVIII, destaca su curiosa torre con cuerpo de planta cuadrada y rematada en forma octogonal, para continuar por Villaveza del Agua y Santovenia del Esla. Al paso por dichos términos, la cañada queda convertida, en la mayoría de los casos, en un camino de concentración. En un escalón más bajo, se abre a la derecha del viajero la amplia y fértil vega sobre el río Esla".

Texto de Manuel Rodríguez Pascual

Puente de Castrogonzalo

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Un hogar para doña Juana - El linaje Pimentel y la Casa de las Conchas de Salamanca

Vista general de la Casa de las Conchas de Salamanca

Juana Pimentel y Enríquez fue la tercera de las hijas de Pedro Pimentel y Quiñones, hermano de Rodrigo Alfonso Pimentel, IV conde de Benavente (1461-1499) y padre del que sería, desde 1541, I Marqués de Tábara: Bernardino Pimentel. Su madre fue la segunda esposa de don Pedro: Inés Enríquez de Guzmán, hija de Enrique Enríquez, I Conde de Alba de Aliste, y de María Teresa de Guzmán. De todo ello resultaría que Juana Pimentel, que ejerció algún tiempo como dama de honor de la Reina Católica, era prima carnal de Alonso Pimentel, V conde de Benavente (1499-1530).

El inicio de la construcción de Casa de las Conchas de Salamanca se debe a la iniciativa del doctor don Rodrigo Maldonado de Talavera, regidor de Salamanca, catedrático, embajador de los Reyes Católicos y fundador de la capilla de Talavera de la catedral vieja. A tal efecto, don Rodrigo adquirió al cabildo un grupo de casas en uno de los entornos más pujantes de la villa salmantina: en la plazuela de Santa Catalina, con fachadas a la Rúa de los Mercaderes o de San Martín y calle de Sordolodo, hoy calle Compañía, con vistas a la calle Meléndez.

Pero el edificio fue notablemente reformado y redecorado precisamente con motivo del matrimonio de Arias Maldonado, hijo del fundador de la Casa, con doña Juana Pimentel. De hecho, el motivo repetido de las veneras de su fachada, que ha hecho mundialmente famoso este edificio, estaría relacionado, según precisa Julián Álvarez Villar, con el escudo familiar de los Pimentel, más que con la Orden Militar de Santiago. Desde esta época, las armas de ambos linajes, Maldonados y Pimenteles, engalanan repetidamente diversos ambientes de la fachada y el patio. Igualmente, el tercer tramo de la escalera monumental se abre con un pináculo sobre el balaustre con la unión de los blasones de los Pimentel y los Maldonado, símbolo de la alianza entre las dos familias.

El matrimonio fue concertado en 1494 entre los progenitores de ambas familias. Siguiendo los usos nobiliarios de la época, se firmó un acuerdo por escrito en el que se detallaban las condiciones económicas. El monto final de la dote ascendía a la astronómica cifra de dos millones y medio de maravedís, cantidad perfectamente justificada por el estado de los ascendientes y por la presencia del IV conde de Benavente como fiador.

El texto de las capitulaciones matrimoniales y escritura de dote fue publicado en 1748 por Antonio Caetano de Sousa en sus Provas da historia genealogica da Casa Real Portugueza. Su tenor es el siguiente:

Sepan quantos esta carta de obligación e hipoteca vieren como nos Don Pedro Pimentel e Doña Inés Enriques con su licencia la qual dicha licencia la dicha Señora Doña Inés en presencia de mí el escrivano y testigos deviso escriptos demandó al dicho Señor Don Pedro Pimentel y el se la dio e otorgó para lo que deviso en esta carta de obligación será contenido decimos que por quanto mediante nuestro Señor está tratado y asentado casamiento entrel Señor Arias Maldonado Comendador Destriana hijo del Señor Doctor Rodrigo Maldonado del Consejo del Rey e de la Reyna nuestros Señores e la Señora D. Juana Pimentel nuestra hija sobre lo cual está lecha cierta capitulación que está firmada del magnífico Señor Conde de Benavente e de los dichos Don Pedro Pimentel e Doctor Rodrigo Maldonado en lo qual entre otras cosas se contiene que nos ayamos de dar y demos en dote e en casamiento al dicho Comendador Arias Maldonado dos quentos de maravedís de más y allende de otras 500U m. y vistuario quel dicho Señor Conde ha de dar a la dicha Doña Juana Pimentel y de más del axuar que nosotros habernos de dar a la dicha Doña Juana nuestra hija lo qual todo se le ha de dar y pagar a ciertos plazos e en cierta forma e con cierta seguridad.

E por quanto agora es asentado e concordado que los dichos Señores Comendador Arias Maldonado e Doña Juana Pimentel se ayan de desposar luego por palabras de presente hacientes matrimonio segund orden de la Madre Santa Iglesia de Roma por esta presente carta otorgamos y conoscemos y prometemos y nos obligamos que daremos e pagaremos realmente e con efeto al dicho Señor Comendador Arias Maldonado o a quien su poder oviere en Dote e Casamiento con la dicha Señora Doña Juana Pimentel nuestra hija los dichos dos cuentos de maravedís en dinero contado pagados en tres pagas conviene a saber: el un cuento de maravedís trinta dias antes que se casen e celebraren sus bodas los dichos Arias Maldonado, e Doña Juana Pimentel e las 500U m. dende fasta un año primero siguiente e las otras 500U m. restantes dende fasta en fin de otro año luego siguiente por manera que en fin de los dichos dos años contados desdel día que así fueren casados e ovieren celebrado sus bodas sea pagado el dicho Señor Arias Maldonado de los dichos dos cuentos de maravedís.

Armas de los Pimentel en la pilastra superior de la escalera

Para lo qual obligamos a nos y a nuestros bienes muebles y raíces havidos y por haver do quier e en qualquier logar que los ayamos y especialmentc hipotecamos e obligamos para ello el nuestro Logar de Gordonzillo con sus vasallos e Juridicion cevil y criminal e con todas sus rentas e heredamientos e pecho e derechos. E prometemos y nos obligamos de dar e entregar realmente y con efecto al dicho Señor Arias Maldonado o a quien su poder oviere la posision del dicho Lugar e con su Juridicion e con todo lo que dicho es 15 dias antes que casen y celebren sus bodas para que lo tenga e posea e lo pueda vender segund e por la forma contenida en la dicha Capitulación. E damos poder cumplido a todas y qualesquier Justicias asi de la Casa e Corte del Rey e de la Reyna nuestros Señores como de qualesquier otras Cibdades y Villas y Logares destos sus Reynos e Señoríos donde esta carta paresciere e fuere pedido complimiento della, que nos la.hagan tener y guardar y complir en todo e por todo segund que en ella y en la dicha Capitulación se contiene e fagan entrega e execucion en nuestros bienes de nos e de cada uno de nos muebles y raices e los vendan e rematen en publica almoneda o fuera della y de su valor entreguen y fagan pago a vos el dicho Comendador Arias Maldonado o a quien vuestro poder oviere de los dichos dos cuentos de maravedís o de la parte que del los estoviere por pagar e complir.

Sobre lo qual renunciamos e partimos de nos e de nuestro favor e aiuda todas e qualesquier leis e fueros e derechos asi en general como particular que nos pudiese o pueda aprovechar para ir o venir contra este dicho contrato o contra qualquier cosa y parte dello e todas ferias , e pan y vino coger e todos los otros remedios qualesquier generales o especiales. E yo la dicha Doña Inés seiendo como soi certificada del auxilio e beneficio quel Veliano e los otros direchos dan a las mugeres los renuscio y parto de mi y de mi favor e aiuda en todo y por todo segund que en ella se contiene. E renusciamos nuestro propio fuero e Juridicion y nos sometemos a las dichas Justicias e a cada una dellas e renusciamos los derechos e leyes que dan facultad para poder declinar las Juridiciones e todas otras qualesquier leyes e fueros e derechos e ordenamientos que en contrario desto sean o ser puedan y obligamos a nos, e a nuestros bienes muebles y raices do quier e en qualquier lugar que los aiamos.

Armas de los Maldonado y Pimentel en uno de los antepechos de la fachada

Escudo de los Pimentel, sobre venera, en el piso superior del patio

Armas de los Maldonado y Pimentel en uno de los antepechos de la fachada

Escudo laureado de los Pimentel en el piso superior del patio

E especialmente hipotecamos el dicho nuestro Lugar de Gordoncillo con su Justicia e Juridicion cevil e creminal segund e como en la dicha Capitulación deviso encorporada se contiene. Su tenor de la qual es este que se sigue.

Por quanto entre el muy Magnifico Señor Don Rodrigo Alonso Pimentel Conde de Benavente e el Señor Don Pedro Pimentel su hermano de la una parte e el Señor Doctor Rodrigo Maldonado del Consejo del Rey y de la Reyna nuestros Señores de la otra parte está contratado e concertado que mediante Dios nuestro Señor Arias Maldonado Comendador Destriana hijo del dicho Señor Doctor aya de casar e case con Doña Juana Pimentel hija del dicho Señor Don Pedro Pimentel e sobrina del dicho Señor Conde de Benavente. Y porquel dicho matrimonio se haga e aya efeto son concertados en la iguala y concordia siguiente.

Primeramente que porque a la Reyna nuestra Señora plaze que la dicha Doña Juana Pimentel se traía a su casa para la recevir por suia e para que allí se haga el dicho casamiento quel dicho Señor Don Pedro Pimentel la aya de traer y traiga al Palacio de S. A. fata veinte dias primeros siguientes e que después de traida dentro de sesenta dias el dicho Arias Maldonado se despoze con la dicha D. Juana Pimentel por palabras de presente facientes matrimonio segund que la Santa Madre Iglesia manda.
Otro si quel dicho Señor D. Pedro Pimentel aya de dar y dé en dote y casamiento al dicho Arias Maldonado con la dicha D. Juana su hija 2. q. 500U maravedís pagados en esta manera: La meitad dello que son I. q. 250U m. treinta dias antes que casen e consuman matrimonio. E las 625U m. dentro de un año primero siguiente desde el dia que se casen e consumiaren el dicho matrimonio. Y las otras 625U m. fincables dentro de otro año primero siguiente.

Otro si que para seguridad desto el dicho Señor Conde de Benavente dé fiansas de mercaderes llanos y abonados en la Villa de Valladolid para complir y pagar 500U m. de la dicha contia del dicho dote al dicho Arias Maldonado al dicho plazo primero que es treinta dias antes que case con la dicha Doña Juana e que por los dichos dos quentos fincables e para los complir y pagar a los dichos plazos conviene a saber: a las 750 U m. a complimiento del dicho 1. q. 250U m. treinta dias antes que casen los dichos Arias Maldonado y Doña Juana: e los otros 1. q. 250U m. restantes en los dichos dos plazos el dicho Señor Don Pedro hipoteque e obligue al dicho Arias Maldonado el su Lugar de Gordonzillo con su Juridicion e pechos y direchos e de 15 dias antes que case se lo dé y entregue para que lo pueda tener y tenga en prenda del dicho 1. q. 250U m. que le restare por pagar por quanto al dicho tiempo ya le ha de ser pagado el dicho 1. q. 250U m. segund dicho es y para que pasados los dichos plazos si el dicho Señor Don Pedro non cumpliere con el lo pueda vender e venda e se entregue de lo que se le debiere e de lo restante al dicho Señor Don Pedro.

Escudo de los Pimentel en piso inferior del patio

Otro si que de mas de los dichos dos quentos e medio el dicho Señor Don Pedro e la Señora Doña Inés Enriques su muger den a la dicha Doña Juana su hija el axuar que a ellos paresciere e quel dicho Señor Conde de Benavente le mande dar e dé el vistuario de brocado e seda que a Su Señoría pluguiere.

Otro si quel dicho Señor Doctor Rodrigo Maldonado aya de dar , e dé por el dicho Arias Maldonado su hijo a la dicha Doña Juana y le asigne y constituia en arras 1U Castellanos de oro para que ella aya las dichas arras y sean conoscidas por su propio patrimonio segund que las Leyes destos Reynos disponen.

Otro si que para seguridad del dicho dote y casamiento e de las dichas arras para que se aya de dar e restituir a la dicha Doña Juana o a sus herederos e como e quando los derechos disponen el dicho Señor Doctor aya de obligar e hipotecar y hipoteque y obligue señaladamente a la dicha D. Juana el su Lugar de Avedillo y el su Lugar y heredamiento de Verzimuelle que es en tierra de Avila.
Otro si que asi cerca del dicho dote como cerca de las dichas arras ambas las dichas partes ayan de hacer y otorgar todos los recabdos y escripturas que para validación dello e de todo lo suso dicho convengan de se hazer, y otorgar el dicho Señor Don Pedro por lo que a su parte cabe y incumbe de complir e el dicho Señor Doctor Rodrigo Maldonado y el dicho Arias Maldonado su hijo por lo que cabe y incumbe de complir a su parte non mudando la sustancia desta Capitulación. E por seguridad de lo suso dicho nos los dichos Don Rodrigo Alonso Pimentel Conde de Benavente e Don Pedro Pimentel, e Doctor Rodrigo Maldonado prometemos e aseguramos a buena fe e sin mal engaño de tener y guardar e complir realmente e con efeto todo lo contenido en esta escriptura cada uno de nos lo que incumbe de hacer e complir. De lo qual firmamos dos escripturas de un tenor para cada una de nos las dichas partes la suia. Que fueron fechas en la Villa de Tordesillas a 3 dias del mes de Junio año del nascimiento de nuestro Señor Jesu Christo 1494. años. El Conde Don Pedro. El Doctor Rodrigo Maldonado.

E porque lo suso dicho sea cierto y firme y no venga en dubda otorgamos esta carta de obligación antel escrivano y testigos viso escriptos ques fecha y otorgada en la muy noble Cibdad de Segovia estando ende El Rey y la Reyna nuestros Señores a 16 dias del mes de Jullio año del nascimiento de nuestro Señor Jesu Christo de 1494. años. Testigos que fueron presentes a lo que dicho es Don Luis Manrique fijo del Señor Marques de Aguilar e Christoval de Prado y Pedro de Varca y Ferrando de Riva de Neyra vecino de Valladolid. Y yo Luis del Castillo Escrivano de Cámara del Rey, y de la Reyna nuestros Señores y su Escrivano y Notario publico en la su Corte y en todos los sus Reynos y Señoríos a todo lo que dicho es en uno con los dichos testigos presente fui y de ruego y otorgamiento de los dichos Señores Don Pedro Pimentel y Doña Inés su muger esta escritura fis escrevir e por ende fize aqui este mió signo a tal. En testimonio de verdade Luis del Castillo.

Reja plateresca en una de las ventanas de la fachada

Detalle del motivo decorativo de las conchas

Vista general del patio de la Casa de las Conchas

Otro de los escudos de los Pimentel en el cuerpo inferior del patio

Detalle de una de las gárgolas de la Casa de las Conchas

Figura de perro custodiando el escudo de los Enríquez en el arranque de la escalera

Escudo de las familias Maldonado y Pimentel en la Capilla Talavera de la catedral de Salamanca

Escudo de los Maldonado en el patio de la Casa de la Conchas de Salamanca